Aportacion de: Ben Ayala
Cuando era pequeño, me encantaba visitar los pocos edificios con múltiple niveles en Zamora, Michoacán [la ciudad vecina], ya ahí tomaba “paseos” en los elevadores una y otra vez siempre aparentando a los conserjes tener “algo” importante que hacer ahí, y asegurándome de no hacerlo muchas veces en el mismo edificio en un mismo día. Cuanto más alto subía, más podía ver. De vez en cuando, en busca de una mejor vista, iba de ver a través de las ventanas a lograr tener acceso al el limite extremo que son las azoteas, sin considerar el riesgo que conlleva dicha actividad.Por supuesto, mis días de los “paseos” en elevador ya pasaron. Supongo que no es demasiado seguro en estos días de intenso escrutinio.
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"Dios Es Amor" [ Audio ]
Por: "En Espíritu y en Verdad"
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Jesús pasaba por la ciudad, y él quería verlo.
Sin embargo, «no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura» (Lucas 19:3).
Felizmente, eso no le impidió ver al Señor, e incluso, hablar con Él. ¡Su plan funcionó!
Y, cuando se encontró con Él, su vida cambió para siempre. «Hoy ha venido la salvación a esta casa», dijo el Señor (v. 9).
Nosotros también podemos tener impedimentos para ver a Jesús.
Nosotros también podemos tener impedimentos para ver a Jesús.
El orgullo puede evitar que lo veamos como el admirable Consejero.
La ansiedad no nos deja conocerlo como el Príncipe de Paz (Isaías 9:6).
El hambre de poder y de cosas materiales puede evitar que lo veamos como la verdadera fuente de satisfacción, el Pan de Vida (Juan 6:48).
¿Qué estás dispuesto a hacer para ver mejor a Jesús?
Cualquier esfuerzo sincero por acercarte a Él dará su fruto.
Dios recompensa a los que lo buscan de corazón
(Hebreos 11:6).
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