Aportacion de: Ben Ayala
Has sido
creyente casi toda la vida, pero tu manera de actuar te decepciona;
¿Podrá ser permanentemente?
¿Por qué parece que sigo haciendo siempre lo que no quiero y nunca hago lo que
sé que debo hacer?
¿Dios se está cansando de mí?
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Invita a los cercanos y a los no cercanos
a escuchar
la respuesta:
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Esta es una
lucha habitual que aun el apóstol Pablo experimentaba: «Porque lo que hago, no
lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago»
(Romanos 7:15).
Pero hay buenas noticias: No tenemos que seguir en esa trampa
del desánimo. Parafraseando lo que Pablo escribe en Romanos 8, "La clave" es: dejar de ocuparnos de la ley y empezar a concentrarnos en Jesús.
No podemos
solucionar nuestra condición de pecadores
con acciones personales.
La respuesta
no es «esforzarse para cumplir las normas», sino enfocarse en Aquel que nos
muestra su misericordia y colaborar con el Espíritu que nos transforma.
Concentrarnos
en la ley nos recuerda permanentemente que no podemos ser suficientemente buenos
para merecer la gracia de Dios.
Cuando llenamos nuestra mente de Cristo,
nos
parecemos cada vez más a Él.
Oremos:
"Señor,
ayúdame a depender de tu gracia
para que me transformes."
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