Aportacion de: Ben Ayala
Como padre
de hijas e hijos de variadas edades, suelo, como es lógico, ser susceptible al pánico.
Al estar
alejado geográficamente y separado emocionalmente de todas y todos, cuento con
la bendición del Todopoderoso de que su Madre se encuentre en cercana proximidad
geográfica, emocional y quizás espiritual.
Mi pánico se
deriva de la preocupación muy profunda que existe de que el pasado se repita
y de que todos mis hijos e hijas marchen en su vida felices y prósperos siempre
obedeciendo fielmente a Dios.
Su Madre podría
ser un gran recurso para que mi preocupación se elimine, pero, no estoy muy
seguro de que ella le sea fiel a Dios.
***
Salmo 18 (Audio)
*
Su Madre podría
ser un gran recurso, pero leer los Salmos me hace recordar con cuánta
frecuencia necesitan la clase de ayuda que ningún mortal puede brindar.
En el
Salmo 18, David corría gran peligro. Con miedo, cerca de la muerte y
angustiado, clamó al Señor.
Podía decir
«te amo, oh Señor» porque entendía que Dios era su fortaleza, roca y libertador
(vv. 1-2).
El Señor era su escudo, salvación y castillo. Tal vez no
comprendamos la alabanza de David porque no hemos experimentado la ayuda de
Dios.
Quizá buscamos primero a alguien que gravita cerca de nosotros, antes de
pedirle al Señor que nos aconseje y ayude.
Sin duda,
Dios coloca personas en nuestra vida que nos ayudan y consuelan. Pero no nos
olvidemos de orar, ya que Él nos oye.
Cantemos como David: «Él oyó mi voz desde
su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos» (v. 6). Cuando
acudimos al Señor, nos unimos al cántico del salmista y nos gozamos porque Dios
es nuestra roca, fortaleza y libertador.
La próxima
vez, antes de actuar o interactuar con el mundo, acuérdate de orar.
Oremos:
"Querido
Señor, ayúdame a recordar que tú eres mi libertador y que siempre oyes mi
clamor." ... Amen
*****
***
*
Ben Ayala |
Comentarios
Publicar un comentario