Aportacion de: Ben Ayala
En mi estado natal [Michoacán, México] puede ser muy frío en invierno. Se destaca en él un lago maravilloso ubicado a más de 2000 metros sobre el nivel del mar, en el Lago de Pátzcuaro las
nubes y la niebla cubren su superficie como un manto, y en las colinas, cerros y montañas a su alrededor las nubes atrapan el aire helado bajo capas más cálidas.
Sin embargo, se puede ir más arriba. Allí cerca, hay una carretera que sube a una montaña que supera los 2300 metros que se eleva desde ese lago encantado.
A los pocos minutos de conducir, sales de la niebla y emerges a la calidez y el resplandor de un día de sol. Puedes mirar hacia abajo y ver las nubes que envuelven al lago, y observarlo desde un punto de vista diferente.
Podemos salir de la tristeza y las penumbras; sentarnos en la ladera de la montaña y, mediante Cristo que nos fortalece (v. 13), obtener una nueva perspectiva.
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La vida es así a veces.
Las "circunstancias" parecen rodearnos
con una neblina que el sol no puede penetrar.
Sin embargo, la fe es la manera de elevarse por encima del valle; el medio por el cual «[buscamos] las cosas de arriba»
Al hacerlo, el Señor nos permite elevarnos por encima de las circunstancias y encontrar valentía y tranquilidad.
Como escribió el apóstol Pablo: «he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación» (Filipenses 4:11).
Podemos salir de la tristeza y las penumbras; sentarnos en la ladera de la montaña y, mediante Cristo que nos fortalece (v. 13), obtener una nueva perspectiva.
Hermanos y Hermanas en Cristo, oremos:
"Aunque no siempre puedo verte,
Señor, descanso en tu amor por mí."
La fe puede elevarte por encima de tus temores.
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