Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Holy Week - Day 7: Saturday in the Tomb

Posted by: Ben Ayala

Jesus' body lay in the tomb where it was guarded by Roman soldiers throughout the day on Saturday, which was the Sabbath. When the Sabbath ended at 6 p.m., Christ's body was ceremonially treated for burial with spices purchased by Nicodemus:
"He brought about seventy-five pounds of perfumed ointment made from myrrh and aloes. Following Jewish burial custom, they wrapped Jesus' body with the spices in long sheets of linen cloth." (John 19: 39-40, NLT)

Nicodemus, like Joseph of Arimathea, was a member of the Sanhedrin, the court which had condemned Jesus Christ to death. For a time, both men had lived as secret followers of Jesus, afraid to make a public profession of faith because of their prominent positions in the Jewish community.

Similarly, both were deeply affected by Christ's death. They boldly came out of hiding, risking their reputations and their lives because they now realized Jesus was, indeed, the long-awaited Messiah. Together they cared for Jesus' body and prepared it for burial.

While his physical body lay in the tomb, Jesus Christ paid the penalty for sin by offering the perfect, spotless sacrifice. He conquered death, both spiritually and physically, securing our eternal salvation:

"For you know that God paid a ransom to save you from the empty life you inherited from your ancestors. And the ransom he paid was not mere gold or silver. He paid for you with the precious lifeblood of Christ, the sinless, spotless Lamb of God." (1 Peter 1:18-19, NLT)

Read More:

Saturday's events are recorded in Matthew 27:62-66, Mark 16:1, Luke 23:56, and John 19:40.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

Con Cristo, todo el año es un año nuevo

Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. (Filipenses 3:13-14) El final del año es por lo general un momento de conmemoración, aunque no para todos. Para algunas personas pensar en el próximo año puede causar desánimo: "da igual, todos los años son iguales". No todos actúan de la misma manera ante la expectativa de un año nuevo. La mejor manera de romper con el desánimo es ser sincero con Dios. No hay nada mejor que abrir el corazón y exponer tus expectativas antes del "cambio de año". Dios es misericordioso, él nos oye, y es eso lo que desea que hagamos. Solo el Espíritu Santo es capaz de calmarnos y de confortarnos. ¡Permítele que lo haga! Sé sincero contigo y reconoce todo lo que Dios ha hecho en tu vida. Desarrollar un corazón agradeci...