Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Remordimiento de comprador.

¿Alguna vez experimentaste remordimiento de comprador? 

Yo sí. 

Justo antes de comprar algo, siento ese entusiasmo que genera adquirir algo nuevo. 

Sin embargo, después de comprarlo, a veces me aplasta una ola de remordimiento. 

¿Lo necesitaba realmente? 

¿Debería haber gastado ese dinero?

En Génesis 3, encontramos el primer registro de remordimiento de comprador. 

Todo empezó con la serpiente astuta y su capacidad para saber vender. 

Persuadió a Eva para que dudara de la Palabra de Dios (v. 1). 

Después, sembró incertidumbre en ella al hacerla dudar del carácter de su Creador (vv. 4-5). 

Le prometió que sus ojos serían «abiertos» y que se volvería «como Dios» (v. 5).

Así que, Eva comió. Adán también. 

Y el pecado entró en el mundo. 

Pero el primer hombre y la primera mujer obtuvieron más de lo que tenían previsto: sus ojos fueron indudablemente abiertos, pero no se volvieron como Dios. 

En realidad, lo primero que hicieron fue esconderse de Él (vv. 7-8).

El pecado tiene consecuencias tremendas. 

Siempre nos priva de lo mejor que Dios tiene para nosotros. 

Pero Él, en su misericordia y gracia, vistió a Adán y a Eva con ropas hechas de pieles de animales (v. 21), simbolizando lo que Jesucristo haría por nosotros al morir en la cruz por nuestros pecados. 

Su sangre fue derramada para que pudiéramos vestirnos de su justicia… ¡sin ningún remordimiento!

La cruz revela la justicia de Dios 
y ofrece esa justicia a la humanidad.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...