Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

No desprecies ni juzgues a tu hermano


Tú, entonces, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú, ¿por qué lo menosprecias? ¡Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios! Está escrito: «Tan cierto como que yo vivo —dice el Señor—, ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua confesará a Dios».

Así que cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios.
Por tanto, dejemos de juzgarnos unos a otros. Más bien, propónganse no poner tropiezos ni obstáculos al hermano.
(Romanos 14:10-13)

Este es un tema muy importante, pero desafortunadamente también es pasado por alto y descuidado por muchos cristianos. 

Parece que en todo momento nos estamos armando contra quienes no están de acuerdo con nuestras opiniones. 

Nos sentimos orgullosos de aquellos que "juzgamos" que como equivocados o débiles en la fe.

Pero Jesús nos enseña a no juzgar a nadie (Mateo 7:1) para que nosotros tampoco seamos juzgados. 

Solo hay un juez, y definitivamente no somos nosotros...

En el texto de hoy vemos que cada uno dará cuenta de sí mismo a Dios. 

Por lo tanto, no seas piedra de tropiezo para los demás. 

Nuestra libertad, convicciones y conocimientos nunca deben borrar nuestra responsabilidad de cuidar y amar a nuestros hermanos en la fe.

Ama fielmente como Cristo te amó.

Ora por tus hermanos en la fe y sé uno con ellos.
Perdona las ofensas y no tomes a mal la inmadurez de algunas personas. 

Dios conoce las intenciones de los corazones.

No condenes ni juzgues si otros cristianos tienen creencias, usos o costumbres diferentes a las tuyas. 

Ellos están sirviendo al Señor, no a ti.

Recuerda: nuestra guerra no es contra nuestros hermanos en Cristo, ni contra los incrédulos (Efesios 6:12). 

¡Viva en paz con todos!


Para orar:
Señor Dios nuestro, ayúdame a amar a mis hermanos y hermanas a pesar de las diferencias de opinión, convicción y cultura. 

Ayúdame a no juzgar ni despreciar a mi hermano que es igualmente amado por ti. 

¡Que tu amor infinito transforme nuestras vidas y nos haga uno, en el Señor! 

¡Que Cristo sea el centro de nuestra vida y el vínculo que nos une, hoy y siempre! Amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...