Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

La Verdad.....Quien la Dice?

“...y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres..”

LEA: Juan 8:31-47 

¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? 

Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? — Juan 8:46

Biblia en un año: Jeremías 27-29 Tito 3

Diciendo la Verdad o Manipulando los Hechos?

Durante las campañas presidenciales en Estados Unidos, la cobertura televisiva de los discursos y los debates solían incluir una «verificación de datos», hecha por analistas que comparaban las declaraciones de los candidatos con sus registros de la realidad.

¿Estaban diciendo la verdad o manipulando los hechos para sacar ventaja?

El apóstol Juan registró un debate entre Jesús y un grupo de personas que creían que Él declaraba cosas falsas sobre sí mismo.

El Señor les dijo: «Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres…» (Juan 8:31-32).

Le contestaron que nunca habían sido esclavos de nadie, y preguntaron: «¿Cómo dices tú: Seréis libres?» (v. 33).

El debate continuó, y Jesús siguió afirmando que estaba diciéndoles la verdad (vv. 34, 40, 45-46, 51). 

Algunos le creyeron, pero otros permanecieron enojados con Él y escépticos.

En cierto sentido, ese debate continúa en la actualidad.

Los que se oponen a Jesús buscan desacreditar sus declaraciones y distorsionarlas para que se conviertan en mentiras.

El Señor declara: «Yo les digo la verdad», y promete que nos dará una libertad que no podemos hallar en ningún otro lado. Vale la pena hacer una «verificación de datos» del registro bíblico de la vida de Jesús para determinar a quién seguiremos.

Todos tenemos una decisión que tomar. La verdad de Dios supera toda prueba. Bendiciones para el Pueblo de la Iglesia de Dios !




"Apoya a Este Ministerio"
Agradecemos a : rabclatino[dot]org 
YouTube googleplus 110213


YouTubegoogleplusfbemail

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...