Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Corren y no se fatigan, caminan y no se cansan

Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán. (Isaías 40:31)

Los desafíos de la vida son extenuantes: el trabajo, las finanzas, las relaciones, el estudio y la familia entre tantas otras cosas. 

Equilibrar nuestros compromisos puede ser una tarea agotadora. 

Basta con que vaya mal una de esas áreas para que todas las otras se vean afectadas.

Ahora bien, existe un área que puede aliviar todas las demás: nuestra vida espiritual. 

Si alimentamos bien nuestro espíritu todas las otras áreas serán administradas con seguridad. 

Los desafíos continuarán, pero aquel que busca verdaderamente a Dios verá cómo se renuevan sus fuerzas.

La Palabra de Dios nos da fuerzas para seguir adelante, de fe en fe y de gloria en gloria. 

Cuando buscamos primero a Dios, todas las otras áreas de nuestra vida son suplidas. 

Las dificultades continúan, pero con Dios se pueden superar todas las pruebas.

Pon tu confianza en Dios y sigue adelante

Esperar en el Señor es un acto de fe. 

Da tu voto de confianza a Dios, él no te decepcionará.

Recuerda que Dios es más grande que las dificultades. Ellas pasan y Dios permanece.

Si algo te impide seguir adelante, pide la ayuda de Dios. 

Él oye nuestra oración y quiere ayudarnos.

Para orar:

Mi Dios, la vida es un desafío que puede ser agotador, pero yo confío en tu poder. 

Es en medio de las dificultades que puedo percibir cuánto dependo de ti. 

Ayúdame a proseguir, renueva mi espíritu para que yo pueda continuar proclamando tu nombre a través de mi vida. Amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...