Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Págalo o devuelvelo !

¿Te debo algo?
 
Lectura bíblica: Romanos 13:6-8
 
6Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. 7Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. 8No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.



Escucha estas palabras, y fíjate si se parecen a algo que has dicho tú.

“¿Me prestas un dollar? Mañana te lo devuelvo”.
 “Gracias por hacerme este favor. Te debo una”.
“Si me ayudas a limpiar mi cuarto yo te ayudo con el tuyo la semana que viene”. ¿Me dejas comprarlo, papá? Te lo devuelvo en pagos semanales  hasta completarlo”.
“Te voy a extrañar cuando te mudes. ¡Te escribiré todas las semanas!”.
“Mamá, te prometo que limpio mi cuarto en cuanto termine este programa”.

Cuando prometes algo es como usar una tarjeta de crédito. 

No cuesta nada sacar la tarjeta y ponerla sobre el mostrador, firmar tu nombre y retirarte con algo que quieres. 

Pero en unas semanas, recibes una cuenta de la compañía de la tarjeta de crédito. 

Ha llegado el momento de pagar. 

Para entonces, quizá no quieras el Celular tanto como quieres el dinero que debes. 

Es posible que ya te hayas desencantado del Celular y quieras otro que acaba de salir en el mercado libre. 

A todo esto ya estás arrepentido de haberlo comprado.

Un secreto para andar bien en la vida es pagarle a las personas lo que les debes. 

Y no sólo el dollar que pediste prestado ayer en la escuela para comprar un dulce en la tienda. 

Pagar el dinero que debes es importante. 

Pero también lo es cumplir todas las demás promesas que les haces a tus amigos, hermanos y hermanas, padres o extraños. 

La pregunta importante es ésta: 

¿Pagas lo que debes o te olvidas de tus promesas?

Fíjate en esta palabra  maravillosa: 

Jesús siempre cumple las promesas que te hace.

Prometió dar vida “en abundancia” (Juan 10:10). 

Cumplió esa promesa de llenar tu vida de cosas buenas, 

¿no es cierto?

Dijo: “Porque… [Jesús] ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10) 

y eso es exactamente lo que hizo cuando se encarnó y murió en la cruz.

Jesús prometió: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20), 

¿dime si no es cierto que has sentido que realmente Él ha estado contigo?

Él prometió una eternidad en el cielo. 

Dijo: “Y os tomaré conmigo; para que donde yo esté, vosotros también estéis” (Juan 14:3). 

¿Es ésta una promesa que te sientes seguro de que cumplirás?

Cuando Dios nos dice que paguemos lo que debemos cumpliendo nuestras promesas, nos está pidiendo que hagamos algo que él ya ha hecho, todavía está haciendo y hará siempre.
 
PARA DIALOGAR: 

¿Para qué molestarte por cumplir tus promesas? 

¿De qué manera te inspira saber que Jesús cumple las promesas que te hace?
 
PARA ORAR: 

Señor Jesús, ayúdanos a ser fieles en cumplir las promesas que hacemos.
 
PARA HACER: 

¿Hay alguna promesa que has dejado pasar? ¡Vé y cúmplela antes de hacer cualquier otra cosa!
 
Amen!


Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...