Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

No dejes que el dinero te domine

Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré; jamás te abandonaré». (Hebreos 13:5)

El dinero es necesario para que administremos nuestra casa y nuestros compromisos.

Si somos sinceros, ¿a quién no le gustaría tener una condición financiera estable?

Pero es por causa de esa "tranquilidad" que muchos enfocan su mente en el ámbito terrenal y se olvidan de lo espiritual.

Aunque se haga por medios y motivos dignos, "correr detrás del dinero" nos puede alejar del Señor.

Cuando estamos en una búsqueda desenfrenada de mejores condiciones financieras podemos dar paso al pecado.

Además de esto, el amor al dinero nos hace ser ingratos con lo que Dios ya ha hecho por nosotros.

¡Dios nunca nos abandonará!

Tal como él cuida de los lirios del campo así cuida de cada uno de nosotros con amor.

No te preocupes por el dinero y no tengas sus frutos como el objetivo de tu vida.

Ten a Dios como tu meta y él aumentará todo lo demás en tu vida.

Puede que hasta te conceda una condición financiera más agradable.

Libres del amor al dinero

Usa tus recursos como una herramienta en la obra de Dios.

Recuerda que la condición financiera no es todo en la vida.

Enfócate en Dios, busca la santidad.

Dios no es una billetera, no trates a Dios como si fuera tu banco.

Si tus motivos de oración son mayormente sobre obtener bendición financiera, esta es una señal de que necesitas liberarte del amor al dinero.

Acude a la Biblia por ayuda y dirección para librarte del amor al dinero.


Para orar:

Señor Dios, muchas gracias por cuidar de mí.

Tú me has sostenido en medio de las dificultades.

Quiero reconocer tu favor y tu misericordia sobre mi vida.

Muchas gracias por todo, amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...