Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

No tengas miedo de los problemas, Dios es la solución


La vida está llena de problemas que pueden hacernos sentir miedo e incertidumbre. 

Pero recuerda siempre: no importa cuán grandes sean los obstáculos que enfrentes, Dios es la solución para todos ellos.

La Biblia nos dice en Isaías 41:10: «Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. 
Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con la diestra de mi justicia.» 

Estas palabras nos recuerdan que Dios está siempre a nuestro lado dispuesto a darnos fuerza y orientación.

Cuando te sientas abrumado por los problemas de la vida, ora a Dios. 

Habla con él como lo harías con un amigo y él escuchará tus preocupaciones. 

Recuerda que Dios es el creador del universo y nada está más allá de su poder.

Recuerda también que los problemas pueden ser oportunidades disfrazadas. 

Dios puede usar las dificultades que enfrentas para enseñarte, fortalecerte y moldearte de maneras que nunca imaginaste. 

Confía en su plan para tu vida.

No tengas miedo de los problemas. 

Recuerda que Dios es la solución. 

Él es tu refugio y fortaleza, una ayuda muy presente en las dificultades (Salmo 46:1). 

Confía en él, obedece Su Palabra y encontrarás paz y victoria.

Dios es la solución.

Busca constantemente a Dios a través de la oración, comparte con él tus miedos y pídele su orientación.

Memoriza versículos de la Biblia que hablen sobre el cuidado de Dios y recítalos cuando sientas algo de miedo.

Agradece a Dios por las bendiciones que ya has recibido, recordando cómo él te ha ayudado a superar los desafíos. 

Esto fortalecerá tu fe.

Para orar:
Señor, en medio de las dificultades, te pido que mantengas firme mi fe, recordando tus promesas y dándote gracias por las bendiciones que ya he recibido. 

En el nombre de Jesús, amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...