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Tránslate / Traducción

La humildad: la clave para vivir en comunión

No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. (Filipenses 2:3)

La humildad es crucial para la armonía dentro de la iglesia. 

Cuando consideramos al prójimo como superior a nosotros protegemos a nuestro hermano y nos alejamos de la altivez. 

Si todos como iglesia tienen la misma visión, unos servirán a los otros y la iglesia dará frutos saludables.

Donde hay humildad no existe el egoísmo o la competencia. 

Jesús es el mejor ejemplo a seguir. 

No estamos en el mundo para competir sino para servirnos los unos a los otros en amor. 

Cristo, aun siendo Rey, se hizo siervo y dio su propia vida a nuestro favor.

«Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás; así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.» (Mateo 20:26-28)

Ten a Jesús como tu influencia principal: ¡sé un siervo! 

Quien está dispuesto a servir no se preocupa con las posiciones o cargos ministeriales. 

Cuando actuamos con humildad generamos un ambiente lleno de armonía y libre del deseo de competir.

Cultivando un corazón humilde: Ten a Jesús como ejemplo. 

Lee el Evangelio y esfuérzate en imitar la actitud de Cristo.

Evita las comparaciones. 

Al comparar abrimos la puerta a las disputas y nos alejamos de la comunión.

No sirvas a los demás por causa de la posición social o ministerial. 

Antes, sirve a todos con amor y respeto.

Considera a los demás como superiores a ti mismo. 

Todos son importantes en el cuerpo de Cristo.


Para orar:

Señor Jesús, quiero seguir tus pasos. 

Enséñame a tener un corazón más humilde y amoroso. 

En el nombre de Jesús, amén.

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