Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

¡Cuidado con ese veneno!

... pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal. 
Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. 
De una misma boca salen bendiciones y maldiciones. Hermanos míos, esto no debe ser así. (Santiago 3:8-10)

Nos entristecemos y nos decepcionamos cuando alguien habla en mal sobre nosotros, en especial cuando es un conocido o un familiar. 

Es horrible ser víctima de los chismes, las murmurs, y más aun si viene de alguien cercano. 

Pero, ¿qué, pasa cuando somos nosotros los que lo hacemos? 

Ahí buscamos rápido alguna justificación... 

Pero allá en lo más íntimo de nuestro ser sabemos que nosotros también hablamos (y pensamos) mal de los demás.

Para algunas personas eso ya es un hábito terrible. 

La malloria de las personas, casi sin darse cuenta maldicen a otros. 

Además de eso, es un mal que muchos no notan y que corroe las relaciones y las amistades destruyendo a muchas de ellas. 

¡Todo eso por causa de nuestra lengua tan llena de veneno malicioso! 

Necesitamos que Dios nos controle y nos ayude a deshacernos de esa práctica tan mala corrigiendo urgentemente ese mal en nosotros.

Utiliza el antídoto y remedio contra el veneno:

Ora a Dios y pide perdón si tienes la manía de hablar mal de los demás.

Considera cuánto la Biblia desaprueba esa mala costumbre y decide (con la ayuda de Jesús) no maldecir más a ninguna persona.

En vez de constatar (y difundir) algo malo que haya hecho alguien, ORA por la persona.

En caso de que sea necesario advertir a alguien intenta hablar directamente con la persona y no con terceros que no podrán contribuir en nada a la situación.

Evita reunirte con personas o grupos que acostumbran hablar mal de otros. 

No les escuches. 

No te dejes influir por el mal sino que intenta incentivar a otros con la actitud correcta.

Desarrolla el dominio propio, la bondad y la mansedumbre que son el fruto del Espíritu Santo.

Lee la Biblia. 

Y Lograrás descubrir en muchos pasajes cómo vivir de forma agradable a Dios.

Bienaventurado el varón que padece con paciencia la tentación, porque cuando fuere probado, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Santiago 1:12.


Para orar:

Señor Dios, perdona cuando hablo mal de otras personas. 

Sé que no tengo ese derecho y me entristece cuando lo hacen conmigo. 

Enséñame a bendecir y no a maldecir; a edificar y no destruir; a sanar y no envenenar a nadie. 

Que yo pueda orar por los demás y por sus problemas en vez de criticar y condenar. 

Ayúdame y controla mi boca. 

Que yo cierre mis oídos al chisme y a la murmura.

En el nombre de Jesús. Amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...