Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Los buenos amigos te acercan a Dios


No te hagas amigo de gente violenta, ni te juntes con los iracundos, no sea que aprendas sus malas costumbres y tú mismo caigas en la trampa. (Proverbios 22:24-25)

Nosotros escogemos nuestras amistades y compañías. Es precisamente en ese ambiente, junto con nuestros amigos, que podemos acercarnos o alejarnos de Dios. Las amistades tienen influencia sobre nosotros y nosotros también podemos influir a nuestros amigos.

Las actitudes que glorifican a Dios atraen a las personas que lo buscan. Lo mismo sucede con las actitudes que nos alejan de Dios: nos llevan a amistades problemáticas. La boca habla de lo que hay en el corazón y nuestras amistades reflejan algo de nosotros mismos.

Llegarán situaciones delicadas, pero tenemos el derecho de asociarnos con quien queremos. Saber escoger las amistades es un signo de madurez y una iniciativa que nos traerá buenos frutos. Los buenos amigos nos conducen al camino de la gracia. Podemos edificar y somos edificados cuando tenemos las amistades correctas.

En compañía de buenos amigos

Cuando miras a tus amigos, ¿logras verte reflejado? ¿Son personas constructivas o destructivas?

Acércate a las personas por su fortaleza de carácter, no por intereses. Evita las amistades que te alejan de Dios. Si esto te es difícil, ora y pide a Dios por su dirección. Valora a las amistades que te acercan a Dios.

Para orar:

Jesús, tú eres mi mejor amigo. Quiero estar en compañía de aquellos que me acercan más a ti. Quiero ser de bendición en la vida de mis amigos, tal como ellos edifican mi vida. En tu nombre, amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...