Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Acércate a Dios y supera la tristeza


¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios! -- Salmo 43:5

¿Te encuentras triste? Hay momentos en los que realmente no nos sentimos felices.

No hay nada malo en sentirse triste, hasta Cristo pasó por momentos de aflicción (Juan 11:35). Fue en esos momentos en los que Jesús nos dejó un gran ejemplo sobre cómo soportar la tristeza: ¡aferrándonos a Dios!

Buscar la presencia de Dios es la mejor forma de superar la tristeza. Jesús entiende lo que te está pasando, no estás solo en esa lucha. Vacía tu corazón delante de Dios, clama a su nombre y él enjugará tus lágrimas (Apocalipsis 21:4).

La Palabra de Dios nos muestra la salida: la tristeza no dura para siempre, tu alegría volverá. Recuerda que no existe ninguna tempestad permanente y que después de la tempestad siempre viene la calma.

Porque solo un instante dura su enojo, pero toda una vida su bondad. Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría.

-- Salmo 30:5

La tempestad pasará

Aprovecha este momento para aferrarte más a Dios. Dedica unos minutos para acercarte a él en oración y abre tu corazón delante de él.

Haz una lectura bíblica antes de acostarte. Haz de la Palabra de Dios la fuente de tu descanso diario.

Al levantarte, da gracias a Dios por el nuevo día. Cada mañana presenta una nueva oportunidad para que Dios cambie nuestra historia.

Para orar:

Señor, abro mi corazón a ti. Derrama tu Espíritu consolador sobre mí. Creo que puedes intervenir en cualquier situación. Esta tempestad pasará y te alabaré con más gozo. En ti confío, Señor mi Dios. Amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...