¿Qué les parece? Si algún hombre tiene cien ovejas y se extravía una, ¿acaso no dejará las noventa y nueve en las montañas e irá a buscar la descarriada? Y si sucede que la encuentra, de cierto les digo que se goza más por aquella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. Así que, no es la voluntad de su Padre que está en los cielos que se pierda ni uno de estos pequeños. (Mateo 18:12-14)
La situación más desesperante por la que puede pasar una persona es perder de vista a un niño y no encontrarlo, ¡piensa lo terrible que debe ser! No puede haber peor sentimiento que perder algo tan preciado. Resulta que los hijos de Dios se descarriaron y huyeron de su presencia por causa del pecado.
Para rescatarlos, Dios pagó el precio de una vida, la vida de Jesús. Dios tiene una misión que debe ser cumplida: rescatar a sus hijos perdidos. Por esto, el Señor envió a su Hijo Jesucristo a morir en la cruz.
Cuando un hijo de Dios regresa a los brazos de su Padre Celestial, ¡los cielos cantan de alegría! Un hijo que estaba perdido ha sido encontrado. ¡Regresa al redil de Cristo! Toma tu decisión de seguirlo. Si no te has perdido, ten cuidado de no desviarte del camino correcto durante el recorrido de tu vida.
Regresa al Padre
Encuentra tu camino de regreso: la fe en Jesús te guía para volver al Padre.
Disfrutar de la presencia divina. Mantente en constante alabanza y oración.
Aprende de tu Padre, lee la Biblia constantemente.
Para orar:
Señor Dios, mi santo y amado Padre, protégeme de las tentaciones del diablo, apártame de los malos caminos. Jesús, tú eres mi Señor y guía por los siglos de los siglos, protégeme para siempre. En tu nombre, Jesús, amén.
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