Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Comienza el día con Dios


Comenzar el día con Dios es la clave para vivir una vida significativa y con propósito. Cada mañana tenemos la oportunidad de renovar nuestra relación con el Creador y fortalecer nuestra fe.

La Biblia nos recuerda en Lamentaciones 3:22-23 que “las misericordias de Dios son nuevas cada mañana”. Esto significa que cada nuevo día somos bendecidos con una nueva oportunidad de experimentar el amor, la gracia y la guía de Dios.

Comenzar el día con Dios implica dedicar tiempo a la oración y a la lectura de las Escrituras. Es un tiempo de reflexión y comunión en el que podemos entregarle nuestras inquietudes y darle gracias por sus bendiciones. Esto nos prepara para afrontar los desafíos del día con confianza y paz, sabiendo que él está con nosotros.

Además, comenzar el día con Dios nos ayuda a mantenernos enfocados en valores cristianos como el amor, el perdón y la compasión. Esto nos convierte en mejores instrumentos de su voluntad en la Tierra.

No se puede subestimar la importancia de comenzar el día con Dios. Es un recordatorio constante de que él es el centro de nuestras vidas y que con su guía podemos afrontar cualquier adversidad.

Despertémonos cada mañana con un corazón agradecido y con la voluntad de seguir sus caminos, buscando su voluntad en cada área de nuestras vidas.

Comienza bien tu día 🌞

Reserva un tiempo cada mañana para orar y leer la Biblia, fortaleciendo tu comunión con Dios.

Comienza el día dando gracias por sus bendiciones y entregándole tus preocupaciones y desafíos.

Mantén tu enfoque en Dios durante todo el día, actuando con amor, perdón y compasión en todas las situaciones.

Para orar:

Señor, cada mañana renuevo mi fe en ti. Te agradezco por tus misericordias renovadas y pido guía para vivir este día con amor, gracia y compasión. Que mi vida refleje tu voluntad. Amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...