A menudo tenemos miedo de tomar la decisión equivocada, y eso crea estrés. Tal vez estás enfrentando a una decisión sobre un tema muy importante: “¿Debo mantenerme firme o debo renunciar a....?” “¿Debo entrar o salir?” “¿Me debo casar?” “¿Debo encontrar un nuevo trabajo?” “¿Me debo cambiar de domicilio?” Cuando no puedes tomar la decisión, vas por la vida tambaleándote. De hecho, la Biblia dice que cuando somos de doble ánimo, somos inconstantes en todo lo que hacemos ( Santiago 1 ). La palabra griega para inestable literalmente significa “tambalearse como un borracho”. Pero Dios dice que hay un antídoto para nuestra indecisión. Salmo 23:3 nos dice, “Me guía por sendas correctas, y así da honra a su nombre”. Manejamos el estrés de la toma de decisiones al permitirle a Dios que nos guie. Puedes estar pensando, “¡Pero ya he intentado esto!” Le pediste a Dios que te guiara, pero entonces te confundiste más que antes. Seguiste sin poder hallarle forma. Ahora te pregunta
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