Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Salmo 91:7 - ¡A mí no me afectará!

 Podrán caer mil a tu izquierda, y diez mil a tu derecha, pero a ti no te afectará.

-- Salmo 91:7

Este potente salmo habla sobre la protección de Dios en nuestra vida. 

El salmista nos sitúa en un entorno de guerra: muertos repartidos por todos lados, un escenario desolador. 

Pero en medio de toda esa situación, Dios nos protege.

No hay días tranquilos en un entorno de guerra; hay muchas batallas y riesgos. 

Nuestra vida espiritual también es así, requiere que tengamos fe y perseverancia.

Somos testigos de la ayuda de Dios hasta aquí.

¿Reconocemos de verdad su favor? 

Admite lo que Dios ha hecho en tu vida, sé agradecido, recuerda lo que te ha dado esperanza...

Dios nos dio su armadura para la batalla. 

Vístete con la armadura espiritual y continúa. 

Él va delante siempre. «Si Dios está por nosotros, 

¿quién estará contra nosotros?» (Romanos 8:31).

Sigue dando buen testimonio, viviendo de fe en fe y de gloria en gloria. 

¡Eres más que vencedor en Cristo Jesús y nada te afectará!

Confía en Dios.

Para poder confiar en Dios necesitamos conocerle. 

Lee la Biblia, ella es la Palabra de Dios.

Crea intimidad con Dios, ora. 

La oración es eficaz y a través de ella le expresamos a él nuestros sentimientos. 

Dios quiere tener una relación verdadera con nosotros.

No estás solo. Comparte tus luchas con tus hermanos en la fe. 

Somos un gran ejército y estamos bajo el mando del Señor de los Ejércitos.

Lee este estudio sobre la armadura de Dios y su significado en la vida del creyente.


Para orar:
Señor Dios, ¡tú eres maravilloso! 

Guarda mi vida, por favor. 

Reconozco tu favor sobre mí. 

¡Muchas gracias, Padre! 

Quiero avanzar en fe en medio de los desafíos de la vida. Sé que no estoy solo, por eso confío en ti. 

Ilumina mis pasos y prepárame para la batalla. 

En el nombre de Jesús, amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...