Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Salvados para servir

Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra; adoren al Señor con regocijo. Preséntense ante él con cánticos de júbilo. (Salmo 100:1-2)

¿Es una meta en tu vida servir a Dios con alegría? 

El salmista nos exhorta en el Salmo 100 a adorar al Señor con entusiasmo y satisfacción. 

En la Biblia también se nos anima a servir a Dios con alabanzas, con temor (Salmo 2:11), de forma agradable y de buena voluntad (Efesios 6:7). Sabemos que servir a Dios no es una obligación más de nuestra lista interminable de tareas sino que es un privilegio y honor.

No servimos para ser salvos:¡servimos porque Jesús nos salvó! Esto debe cambiar nuestra actitud ante Dios y ante las personas. Algunos están siempre exigiéndole a Dios que los sirva, de la forma específica que ellos dicen, y quieren que los demás hagan todo por ellos. 

Pero debes recordar que fuiste salvo para servir.

¡El más importante es el que SIRVE (Mateo 23:11)! Jesús nos dio el ejemplo haciéndose siervo. 
Él se acercó a los impuros, lavó los pies de sus discípulos... Lavó también nuestro corazón que estaba lleno de suciedad...  

Sé más parecido a él: sirve a Dios con temor y sirve a los demás con amor. Sirviendo con amor: Dios nos dio la vida con un propósito. Mira a tu alrededor, hay mucho por hacer.

Ora y está disponible para servir. Dios tiene mucho que quiere hacer en este mundo a través de nosotros.

Todo lo que haces en casa, en el trabajo, en la escuela o en la iglesia lo debes hacer como si fuese hecho para Dios. Pon todo tu empeño en el servicio que hagas. 

¡Sé el mejor para la gloria de Dios!

Haz el bien, sé rico en buenas obras, generoso en dar y rápido para repartir (1 Timoteo 6:18). Haz lo mejor para Dios. Ora, alaba, ayuda, testifica, comparte, trabaja, anima, enseña... en fin, sé un siervo bueno y fiel.


Para orar:
Señor Dios, ayúdame a servirte con satisfacción y a servir a mi prójimo con toda generosidad. Enséñame a ser productivo en el servicio de Cristo y en las buenas obras que has preparado para mí. 
Dame siempre humildad para servirte a ti y a los demás con los dones que me has dado. Que yo pueda tener empatía y ser más parecido a Jesús, que se negó a sí mismo y nos sirvió para el engrandecimiento de tu Reino. 

Te agradezco por todo esto en el nombre de Cristo Jesús. Amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...