Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Andando sobre el agua


Señor, si eres tú —respondió Pedro—, mándame que vaya a ti sobre el agua. —Ven —dijo Jesús. Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús. (Mateo 14:28-29)

En la vida hay temporadas en las que tenemos que pasar por tempestades, esto es inevitable. Pero debemos recordar siempre que Dios está a nuestro lado aun en medio de las situaciones más difíciles. Parece ser una afirmación obvia, pero es bastante común que nos olvidemos de Dios cuando la vida se complica.

Muchas veces solo nos recordamos de Dios cuando la situación está al límite. Dios permite esas tempestades para nuestro aprendizaje y para llevarnos a un nivel más alto de fe. Los milagros suceden cuando las cosas parecen no tener solución y es ahí que nuestra fe se pone en acción.

Después de aquel milagro en medio de la tempestad, Pedro tuvo la oportunidad de experimentar algo más. En obediencia a la palabra de Jesús él puso sus pies sobre el agua y fue al encuentro de Cristo, experimentando lo sobrenatural. Cuando estamos con Jesús tenemos la oportunidad de experimentar algo más en nuestras vidas. Mientras más aprendemos con Jesús más experimentamos su poder. Nuestra fe se edifica y es así que caminamos sobre las aguas para encontrarnos con nuestro Creador.

¡Sal de la barca!

Está atento a la voz de Dios. Ora, medita en su palabra y cultiva más intimidad con él.

Aprende a identificar las situaciones en las que necesitas la ayuda de Dios. Mantén un balance entre tu autonomía y la fe. Dios quiere que maduremos en el ámbito espiritual.

Cuando estés en una situación en la que necesites poner tu fe en acción, fija tus ojos en Cristo y su palabra. Pedro anduvo sobre las aguas, pero no duró mucho porque fijó su atención en los factores externos.

Para orar:

Señor Jesús, sé que todas las cosas ayudan para el bien de los que te aman. Crea en mí un corazón que confíe más en ti y en tu palabra. Dame las condiciones necesarias para que yo pueda aprender y crecer en ti. En el nombre de Jesús, amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...