Un niño estaba de compras con su madre y su tía en el supermercado.
Mientras ambas conversaban, el niño se apartó de ellas por un momento, y a los pocos minutos regresó con un juguete en la mano.
Él le pidió a su mamá que se lo comprase, pero ella se negó.
El niño no se conformó con la repuesta y comenzó a gritar y patalear en el suelo.
La señora, avergonzada por el escándalo que hacía su hijo, al final cedió a su demanda.
Una vez que la mujer pagó por sus compras y salieron del establecimiento, el niño sacó el juguete de la bolsa y comenzó a jugar con él.
La tía, que hasta ese momento había estado observando todo en silencio, se acercó a su hermana y le dijo:
“Tu hijo sabe pedir… Pero no sabe agradecer“.
Al igual que el niño que hizo rabieta para conseguir un juguete, para algunos, la oración es solo un medio para obtener lo que se desea.
A veces, uno se enfoca tanto en pedir, que olvida ser agradecido con Dios.
En Lucas 17:11-19 hay una historia similar, en la cual Jesús sanó a diez personas enfermas de lepra, pero solo uno regresó a darle las gracias.
Filipenses 4:6, dice: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.”
Este versículo nos dice que debemos ser agradecidos, pero NO especifica que debemos serlo únicamente cuando nuestra petición es concedida.
La oración y el agradecimiento van de la mano, y ambas deben practicarse en toda circunstancia (1 Tesalonicenses 5:16-18).
Dios es un Padre amoroso con sus hijos, y lo mínimo que podemos hacer es mostrar gratitud con nuestras palabras y conducta.
Al igual que el niño que hizo rabieta para conseguir un juguete, para algunos, la oración es solo un medio para obtener lo que se desea.
A veces, uno se enfoca tanto en pedir, que olvida ser agradecido con Dios.
En Lucas 17:11-19 hay una historia similar, en la cual Jesús sanó a diez personas enfermas de lepra, pero solo uno regresó a darle las gracias.
Filipenses 4:6, dice: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.”
Este versículo nos dice que debemos ser agradecidos, pero NO especifica que debemos serlo únicamente cuando nuestra petición es concedida.
La oración y el agradecimiento van de la mano, y ambas deben practicarse en toda circunstancia (1 Tesalonicenses 5:16-18).
Dios es un Padre amoroso con sus hijos, y lo mínimo que podemos hacer es mostrar gratitud con nuestras palabras y conducta.
Debemos acudir a Él no con el único fin de pedir, pedir y pedir; sino con una actitud de humildad y agradecimiento.
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