Hebreos 12:27-28 “La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia” El gran propósito de Dios en la Divina encarnación fue el establecimiento del Reino de Cristo, pero antes de que pudiera ser debidamente establecido se tenía que dar un fuerte temblor con el fin de que las sombras del judaísmo dieran lugar a la sustancia. La aparición del Mesías hizo necesaria la total disolución de toda la economía judaica: Las instituciones levíticas fueron cumplidas en Cristo, ellas habían alcanzado su propósito, lo cual fue solemnemente representado por el velo rasgado en el templo, y 40 años más tarde por la total destrucción del templo. No
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