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Tránslate / Traducción

¿Que es una vida santa?

Fortaleza en el sufrimiento Hebreos, 12 : 1 - 11.

Por eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante.


Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. 

Jesús sufrió en la cruz, despreciando la vergüenza de semejante muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y está sentado a la derecha del trono de Dios.

Por lo tanto, meditad en el ejemplo de Jesús, que sufrió tanta contradicción por parte de los pecadores; por eso, no os canséis ni os desaniméis. 

Pues aún no habéis tenido que llegar hasta la muerte en vuestra lucha contra el pecado, y habéis olvidado ya lo que Dios os aconseja como a hijos suyos.


Dice en la Escritura:“No desprecies, hijo mío, la corrección del Señor ni te desanimes cuando te reprenda. 

Porque el Señor corrige a quien él ama y castiga a aquel a quien recibe como hijo.” 

Soportad la corrección, y así Dios os tratará como a hijos. 

¿Acaso hay algún hijo a quien su padre no corrija? 

Pero si Dios no os corrige, como corrige a todos sus hijos, es que no sois hijos legítimos, sino bastardos. 

Además, nuestros padres aquí en la tierra nos corregían cuando éramos niños, y los respetábamos. 

¿Por qué no hemos de someternos, con mayor razón, a nuestro Padre celestial, para obtener la vida?

Nuestros padres aquí en la tierra nos corregían durante esta corta vida, de la forma que más conveniente les parecía; pero Dios nos corrige para nuestro verdadero provecho, para hacernos santos como él. 

Ciertamente ningún castigo es agradable en el momento de recibirlo, sino que duele; pero si uno aprende la lección, obtiene la paz como premio merecido.

El mandamiento más importante Mateo 22: 34 -39 

Los fariseos se reunieron al saber que Jesús había hecho callar a los saduceos. 

Uno de aquellos, maestro de la ley, para tenderle una trampa le preguntó: Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?

Jesús le dijo: ‘Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.’ Este es el más importante y el primero de los mandamientos. 

Y el segundo es parecido a este: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo.’ De estos dos mandamientos pende toda la ley de Moisés y las enseñanzas de los profetas.

Así pues, renovad las fuerzas de vuestras manos cansadas y de vuestras rodillas debilitadas, y buscad el camino derecho, para que sane el pie que está cojo y no se tuerza más.  Hebreos 12: 12-13.



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