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Aportacion de: Ben Ayala
Si eres como yo, raras veces lees todo el texto de los contratos de servicios por Internet antes de aceptar sus condiciones. Tienen una gran cantidad de páginas y la mayor parte de la jerga legal no tiene sentido para las personas comunes y corrientes como yo.
Por eso, me sorprendió bastante cuando una amiga de otro pais me mencionó un singular contrato de servicio para programas de computación. En lugar de ser una licencia llena de palabras donde se le dice a la gente cómo no usarla, el fabricante brinda una sencilla bendición al instar a los usuarios a utilizarla con buenas intenciones:
En un principio, pensé: ¡Vaya! Imagina lo que sería si se escribieran más condiciones de contratos de servicios en forma de bendición en lugar de hacerlo como documentos legales. Después, pensé: El contrato que Jesús hace con nosotros es así. Él nos ofrece perdón del pecado, paz con Dios y la presencia del Espíritu Santo. A cambio, lo único que pide es que hagamos el bien (Gálatas 6:10), perdonemos como hemos sido perdonados (Lucas 6:37) y amemos a los demás como Él nos ama (Juan 13:34).
Lo maravilloso del contrato de Jesús con nosotros es que, aunque no cumplamos con las condiciones, seguimos recibiendo la bendición.
Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos... —Gálatas 6:10
Por eso, me sorprendió bastante cuando una amiga de otro pais me mencionó un singular contrato de servicio para programas de computación. En lugar de ser una licencia llena de palabras donde se le dice a la gente cómo no usarla, el fabricante brinda una sencilla bendición al instar a los usuarios a utilizarla con buenas intenciones:
Que hagas bien y no mal. Que encuentres perdón para ti y perdones a los demás.
Que compartas generosamente, sin nunca tomar más de lo que das.
En un principio, pensé: ¡Vaya! Imagina lo que sería si se escribieran más condiciones de contratos de servicios en forma de bendición en lugar de hacerlo como documentos legales. Después, pensé: El contrato que Jesús hace con nosotros es así. Él nos ofrece perdón del pecado, paz con Dios y la presencia del Espíritu Santo. A cambio, lo único que pide es que hagamos el bien (Gálatas 6:10), perdonemos como hemos sido perdonados (Lucas 6:37) y amemos a los demás como Él nos ama (Juan 13:34).
Lo maravilloso del contrato de Jesús con nosotros es que, aunque no cumplamos con las condiciones, seguimos recibiendo la bendición.
Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos... —Gálatas 6:10
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