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Ponte manos a la obra

Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica. (Efesios 2:10) Nuestros corazones desean, más que nada, una manera de justificarnos ante Dios.  Sabemos, en el fondo, que algo anda mal en nuestra relación con él y ese problema se llama pecado.  En esta búsqueda de volver a conectar con Dios, la primera solución que nos viene a la mente es hacer algún tipo de trabajo o sacrificio para que Dios nos acepte nuevamente. Aunque esta es una conclusión fácil de alcanzar, además de inútil, es completamente errónea.  En este texto, Pablo deja claro que nuestra relación con Dios ocurre única y exclusivamente a través de la gracia de Dios. Esto significa que nuestras obras y sacrificios no sirven para encontrar el favor de Dios ni para reconciliarnos con él.  Sin embargo, el apóstol no dice que las obras sean inútiles.  De hecho, las obras son centrales en la vida cristiana y ...
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Redefiniendo prioridades

El versículo de Hageo 1:6 nos ofrece una profunda reflexión sobre el vacío que muchas veces sentimos en la vida, a pesar de todos nuestros esfuerzos y logros materiales. Sembráis mucho, pero recogéis poco; coméis, pero no os saciáis; bebéis, pero no quedáis satisfechos; os vestís, pero no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su salario en saco roto. (Hageo 1:6) Vivimos en un mundo donde, a menudo, se mide el éxito por lo que poseemos y cuánto acumulamos. Sin embargo, Hageo nos advierte sobre la inutilidad de esta búsqueda incesante. Plantamos mucho, pero cosechamos poco; comemos, pero no nos saciamos; bebemos, pero no estamos satisfechos. Usamos ropa fina, pero no nos abrigamos. Y el salario que recibimos parece desaparecer como si lo metiéramos en una bolsa con agujeros. Este pasaje nos llama a reevaluar nuestras prioridades y centrarnos en lo que realmente importa. Jesús nos enseña que la verdadera satisfacción no proviene de las cosas materiales, sino de una relación íntim...

Mi casa y yo

El primer sermon del año.. “Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te mostraré Con tus descendientes formaré una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros. Genesis 12:1-9. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; por medio de ti bendeciré a todas las familias del mundo.” Abram salió de Harán, tal como el Señor se lo había ordenado. Tenía setenta y cinco años cuando salió de allí para ir a la tierra de Canaán. Con él se llevó a su esposa Sarai y a su sobrino Lot, y también todas las cosas que tenían y los esclavos que habían adquirido en Harán. Cuando llegaron a Canaán, Abram atravesó toda la región hasta llegar a Siquem, donde está la encina sagrada de Moré. Los cananeos vivían entonces en aquella región. Allí el Señor se le apareció y le dijo: “Esta tierra se la voy a dar a tu descendencia. ”Entonces Abram construyó un altar en honor del Señor, porque allí se le había aparecido. L...

Da lugar a Dios

  El malvado levanta insolente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. - Salmo 10:4 Todos hacemos planes, soñamos, nos proponemos nuevas resoluciones... ¡Y eso es bueno! Necesitamos mantener encendida la llama de la esperanza de que vendrán días mejores por la gracia del Señor. Pero el gran peligro está en que convirtamos esa buena iniciativa en una manera de apartarnos de nuestro Señor... La independencia de Dios es una de las características principales de los incrédulos. Como no confían en el Salvador, lo dejan fuera de sus proyectos e intentos. Sin embargo, los hijos de Dios necesitamos, antes que nada, entregar el control y nuestros planes a aquel que dirige y gobierna nuestra vida. ¡Que Dios esté en todos tus planes y te dirija en todos tus sueños! No dejes a Jesús fuera de tus planes: Ora a Dios y entrégale cada uno de tus sueños y planes. Confía y él guiará tus pasos en la dirección correcta. No seas presuntuoso y egoísta en tus decisiones. Busca orientación en ...

Da lugar a Dios

El malvado levanta insolente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. - Salmo 10:4 Todos hacemos planes, soñamos, nos proponemos nuevas resoluciones... ¡Y eso es bueno! Necesitamos mantener encendida la llama de la esperanza de que vendrán días mejores por la gracia del Señor. Pero el gran peligro está en que convirtamos esa buena iniciativa en una manera de apartarnos de nuestro Señor... La independencia de Dios es una de las características principales de los incrédulos. Como no confían en el Salvador, lo dejan fuera de sus proyectos e intentos. Sin embargo, los hijos de Dios necesitamos, antes que nada, entregar el control y nuestros planes a aquel que dirige y gobierna nuestra vida. ¡Que Dios esté en todos tus planes y te dirija en todos tus sueños! No dejes a Jesús fuera de tus planes: Ora a Dios y entrégale cada uno de tus sueños y planes. Confía y él guiará tus pasos en la dirección correcta. No seas presuntuoso y egoísta en tus decisiones. Busca orientación en la Pal...

Si por la noche hay llanto...

Porque solo un instante dura su enojo, pero toda una vida su bondad. Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría. (Salmo 30:5) Dichosos los que lloran, porque serán consolados. (Mateo 5:4) Cuando nos sentamos a mirar las fotos de amigos y familiares en las redes sociales a veces olvidamos que entre aquellos momentos de alegría y otros seguro que hubo fases difíciles en sus vidas.  Sí, y eso es lo mismo que sucede con nosotros. De vez en cuando enfrentamos noches oscuras y frías que surgen de repente y nos hacen llorar.  En esos momentos tristes de la vida podemos encontrar siempre el mejor consuelo en el Señor, nuestro Dios. Los versículos de hoy nos hablan sobre ese tiempo de llanto, de lamentación y quebranto por el cual pasamos en algunos momentos de nuestra vida.  Son situaciones de angustia, de soledad, dolor, desesperación, pérdida... en fin, diversas aflicciones que nos atacan y nos hacen ver lo vulnerables que somos y cuánto dependemos de Dio...

El Señor es nuestra fortaleza

En el camino de la vida enfrentamos muchos desafíos que pueden sacudirnos. Sin embargo, es en esos momentos cuando debemos recordar que el Señor es nuestra fortaleza y nuestra roca inquebrantable. Como está escrito en el Salmo 18:2:Jehová, roca mía y castillo mío, mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. (Salmo 18:2) Cuando nos sentimos sobrecargados, podemos confiar en la promesa de que Dios es nuestro refugio seguro. Él nos da valor para afrontar las tormentas y paz para superar los momentos de ansiedad. La fuerza que el Señor nos da no es solo un refugio contra el peligro, sino también una fuente continua de fortaleza y renovación. En su presencia encontramos esperanza y valentía para seguir adelante, incluso cuando el camino parece difícil. ¡Así que no te desanimes! Pon tu confianza en el Señor y permítele ser tu fortaleza. Con Dios de nuestro lado, somos más que vencedores. Él nos sostiene y guía, fortalece nue...

El castigo que nos trajo paz

Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados.( Isaías 53:5) Más que solo palabras, Jesús se entregó por nosotros en la cruz.  Él sufrió, fue humillado y murió en nuestro lugar.  ¡Él llevó sobre sí mismo nuestros dolores y nuestras transgresiones! La aparente derrota con la muerte se convirtió en una gran victoria.  ¡Al tercer día, Jesucristo resucitó de entre los muertos!  La muerte no podía contenerlo, el diablo perdió y nosotros fuimos liberados de la esclavitud del pecado. Ser conscientes de esta victoria nos hace más que vencedores.  Reconocer a Cristo como nuestro Salvador nos permite andar una nueva historia: ¡un camino de fe y de vida eterna con él! El castigo que él soportó fue por ti.  ¡Sí, él soportó todo por ti!  Disfruta de la paz que Cristo te proporcionó, valoriza su sacrificio en la cruz.  Recuerda que nadie más...

Suelta las cadenas que te atan

Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo. (Efesios 4:31-32) ¿Estás preso? Tal vez no estés literalmente tras las rejas, pero igual te sientes prisionero de algunos sentimientos negativos. El pasaje de hoy comienza advirtiendo que debemos librarnos de esos malos sentimientos, de las malas actitudes y de toda maldad. Luego nos instruye a ser bondosos y misericordiosos los unos con los otros, liberando el perdón tal como Dios, por su gracia, nos perdonó en Cristo. El perdón no solo sirve para liberarnos del dolor y del rencor contra quien nos ha hecho algún mal, sino que también puede liberar a quien nos aprisionó. Es como una espada de dos filos: por un lado, nos libera de la amargura y de las actitudes vengativas, y por otro, en amor, apaga la ofensa de quien nos hirió quitándole las cadenas. Libera perdón y dejarás de se...

El camino de la conversión

Aparta de mí el camino de engaño, y enséñame tu ley. He escogido el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí (Salmo 119:29-30) Gran parte del mundo todavía no entiende exactamente qué es una conversión.  Piensan que es solo un cambio de hábitos o algo psicológico que la persona decide en un momento importante de su vida.  Es común ver comentarios de personas diciendo cómo o cuándo deben parar para decidir sus religiones. Sin embargo, lo que sucede es lo que describió este salmista.  Date cuenta de que no se desvía, sino que es desviado de los caminos engañosos.  En otras palabras, no se convierte, sino que es guiado a convertirse.  Lo que obra esta conversión no es un mero reflejo o acontecimiento, es la gracia de Dios. La conversión tampoco es un desvío de un camino engañoso a un camino vacío, sino todo lo contrario.  Cuando salimos de los errores del mundo, nos encontramos ante un camino lleno de verdad y de vida que necesitamos conocer y ...