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Entradas

Tránslate / Traducción

Roca eterna

Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna. - Isaías 26:4 Últimamente se habla mucho sobre la inestabilidad o el riesgo que ésta puede causar. Las personas y los sistemas atraviesan problemas constantes de inestabilidad en las relaciones comerciales entre países, las decisiones políticas y financieras, las alteraciones climáticas y geológicas, y hasta a nivel familiar o psicológico. Algunas de esas oscilaciones pueden dejar un rastro bastante destructivo en regiones asoladas por sismos o tsunamis, por ejemplo.A pesar de todas las variaciones e incertidumbres que pueden acechar nuestras vidas, hay por lo menos un aspecto en el que podemos tener una firme esperanza: ¡Dios es una roca inamovible! Todo lo demás puede sufrir alteraciones y cambios causados muchas veces por la acción inconsecuente y desastrosa del ser humano. Pero Dios y su Palabra permanecen firmes para siempre. Encuentra tu seguridad eterna en Jesús: Ora y pon tu vida enteramente sobre el fundamen...
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Nuestra verdadera identidad

Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús, porque todos los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo. Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús. Y, si ustedes pertenecen a Cristo, son la descendencia de Abraham y herederos según la promesa. (Gálatas 3:26-29) Vivimos tiempos en los que las personas se aferran a cada rasgo de personalidad, característica física, preferencias, color de piel, género y otras cosas para afirmar su identidad. La identidad se ha convertido en el tema más importante de la cultura pop, debes saber definir tu identidad. Es un error común terminar reducido a estas categorías mencionadas anteriormente, como si, por ejemplo, el color de la piel fuera la mayor característica de esa persona.El hecho es que para los judíos en la época de Jesús, ser judíos también era su mayor rasgo de identidad y eso importaba. En vista de esto, Pablo afirma que lo que d...

El Señor ha hecho grandes cosas por ti

Sí, el Señor ha hecho grandes cosas por nosotros, y eso nos llena de alegría. - Salmo 126:3 A veces estamos tristes y tenemos la sensación de que nada progresa en nuestra vida. Vemos las situaciones y nada parece avanzar. Pero si miras con atención, te darás cuenta de todas las cosas que el Señor ya ha hecho. Una buena manera de apartarnos de la tristeza y alegrarnos es reconocer lo que Dios ya ha hecho por nosotros. Además de darnos la oportunidad de sincerarnos con nosotros mismos, al reconocer lo que Dios ha hecho en nuestras vidas nos acercamos a los brazos del Padre. De la misma forma en que a nosotros nos gusta ser reconocidos cuando hacemos algo, Dios también espera nuestro reconocimiento por lo que él hace. Mientras más agradecemos, menos reclamamos. Y mientras más nos alegramos en el Señor, más nos fortalecemos. Hagamos este ejercicio de gratitud: ¡alegrémonos en los hechos del Señor! Alégrate en el Señor y mira cuántas cosas ya ha hecho: Recuerda los hechos de Dios en tu vida...

Formación Pastoral (8. Errores)

El secreto: aprender de los errores - Dios trae seguridad a la vida del líder ¿Estoy en el camino correcto?¿Los pasos que he dado hasta el momento llevarán al cumplimiento de los propósitos de Dios en mi vida?¿Por qué transcurre tanto tiempo sin que nada extraordinario ocurra?¿Acaso Dios no escucha mis oraciones?¿Por qué en la vida de otros líderes pareciera que todo se desenvuelve a las mil maravillas mientras que en el ministerio a mi cargo pareciera experimentar estancamiento? Usted se encuentra dando vueltas en cama. Es pasada la medianoche y no halla respuestas para sus interrogantes, que aumentan con el correr de los días. Hace pocas horas tuvo una reunión. Tres de los maestros de Escuela Dominical presentaron renuncia al cargo y advierte que hay cambios en el comportamiento del co-pastor; lo más seguro es que aceptó la oferta que le hicieron en una iglesia creciente del centro de la ciudad y pronto pasará la carta de dimisión. --¿He fallado en algo?—vuelve y se interroga. El rel...

Dios es la fuerza de tu corazón

Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna.  (Salmo 73:26) Aceptar nuestras limitaciones nos lleva a reconocer lo que Dios ha hecho por nosotros. Cuando entendemos que todo proviene del Señor, nos damos cuenta de su cuidado. Reconocer nuestra debilidad no nos justifica para pecar, sino que nos debe motivar a buscar todavía más a Dios. Cuando no reconocemos el poder de Dios, tenemos la falsa impresión de que conquistamos todas las cosas por nuestras propias fuerzas. La realidad es que todo lo que recibimos es producto de la gracia del Padre. La herencia de la salvación se nos dio por la gracia de Dios y ningún esfuerzo podría retribuir el precio pagado en la cruz. Nuestras fuerzas son limitadas, pero la fuerza que viene de Dios nos impulsa a realizar grandes cosas. 🤲 ¡Un momento! Antes de continuar, únete a nuestro canal y recibe una palabra de ánimo cada día. 📲 Recibe devocionales y Palabra de Dios en tu WhatsApp Con Dios,...

El Señor está contigo

Cuando el ángel del Señor se le apareció a Gedeón, le dijo: ¡El Señor está contigo, guerrero valiente! (Jueces 6:12) Los israelitas vivían bajo el yugo de los madianitas y esa opresión traía miedo. El miedo es un sentimiento paralizador: si no lo enfrentamos, no avanzamos. Cuando Gedeón recibió el llamado del Señor, todavía tenía un sentimiento de baja estima, consecuencia de todo el tiempo que habían vivido en sumisión. Gedeón le pidió una señal a Dios y Dios así lo hizo. Después de entender que se trataba de un llamado del propio Señor de los Ejércitos, a Gedeón lo tomó un sentimiento de valor y pasó a actuar realmente como siervo del Dios Altísimo. A través del llamado de Gedeón podemos entender que hasta «el menor de su casa» puede ser un poderoso guerrero en las manos de Dios. Es él quien capacita a sus siervos. Basta con creer en su Palabra y atender su llamado. Dios está contigo. Si Dios te llamó, él te capacitará. No dejes que el miedo te impida obedecer el llamado de Dios. Par...

Acérquense a Dios

Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los inconstantes, purifiquen su corazón! (Santiago 4:8) Nuestro Dios está vivo y quiere habitar en nuestro corazón. Mas para que él permanezca en medio nuestro es importante que tengamos un cambio de actitud. Dios no puede habitar en el corazón de quien se complace en la mentira o vive en pecado. Por eso, es necesario que nos apartemos de las prácticas pecaminosas y que nos dediquemos en fe. El reino de Dios lo alcanzan los que se esfuerzan y se aferran a él (Mateo 11:12) y el primer paso es la limpieza de nuestro corazón. El apóstol Santiago nos muestra la importancia de purificar nuestro corazón para acercarnos al Padre. Primero, Santiago dice a los pecadores que deben limpiar sus manos. Esto nos indica que necesitamos revisar nuestras acciones. Debemos volver nuestras manos hacia la práctica de las buenas obras, nuestras actitudes deben ser coherentes con lo que creemos. Otro punto a destacar e...

Hoy quiero más de Dios

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:33) El corazón que anhela más de Dios es un corazón que reconoce su total dependencia de él. Este deseo no surge de un simple impulso, sino de un encuentro genuino con el amor transformador de Cristo. Cuando nos acercamos a Dios, descubrimos que él siempre tiene más que ofrecernos: más paz, más alegría, más propósito. Queremos más de Dios porque sabemos que solo él es capaz de llenar el vacío de nuestra alma. Ningún logro, relación o riqueza en este mundo puede reemplazar la presencia divina. Es en la búsqueda de Dios que encontramos la verdadera realización. Sin embargo, buscar más de Dios requiere de entrega. Es dejar de lado nuestros deseos para vivir los planes que él tiene para nosotros. Es pasar tiempo en oración, meditando en la Palabra y cultivando la intimidad con el Padre. La profundidad de nuestra relación con Dios es proporcional a nuestra disposición a buscarlo. Cuando d...

Qué dice Dios de ti

¿Tienes idea de cuán importante eres para Dios? ¿No? Eres una criatura hecha a imagen y semejanza de él y eso ya te convierte en una persona muy especial. Para Dios, tu apariencia no es lo más importante. Tiene mucho más valor lo que sucede dentro de tu corazón. Lo más importante que necesitas saber de Dios es que él te ama mucho. Como prueba de eso él entregó a su propio Hijo para salvarte (Juan 3:16). No existe prueba de amor más grande que esta. Dios quiere tu bien y ya ha preparado un buen camino para tu vida (Jeremías 29:11). Solo debes creerlo y vivir dentro de sus planes. Él te llama hijo y te protege como a la niña de sus ojos. El amor de Dios supera el dolor, la muerte y te conducirá a la vida eterna. Lo que la Palabra de Dios dice de ti Fuiste creado de forma especial (Salmo 139:14; Efesios 2:10) Eres amado por Dios (1 Juan 4:10) Eres más que vencedor (Romanos 8:37-39) Para orar: Señor, quiero agradecerte por amarme tanto. Tú conoces mi verdadero valor y preparas lo mejor par...

El superpoder del perdón

Imagínate si tuviéramos un superpoder que borrara nuestras faltas dándonos la oportunidad de volver a empezar de manera correcta. Nos permitiría aprender de nuestros errores y hacer las cosas mejor. Sería increíble, ¿no crees? Tengo la satisfacción de informarte que ya tienes ese poder y puedes utilizarlo cuantas veces lo desees. Se llama perdón.  Dios derramó su misericordia a través de Cristo y nos dio la oportunidad de reescribir nuestra historia.  Él nos perdonó:  Yo soy el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados. (Isaías 43:25) El perdón es poderoso, puede acabar con una guerra, restaurar relaciones, reunificar amistades, borrar traumas y salvar vidas. Perdonar no es fácil, pero será siempre lo mejor que podamos hacer. Es debido al perdón que estamos vivos (Lamentaciones 3:22). Perdonar no es retroceder. Todo lo contrario, perdonar es avanzar, es perfeccionarse en el amor (1 Juan 4:17-18). ¡Perdona! No permit...