Autor: 1, 2, y 3 Juan han sido atribuidos desde los primeros tiempos de la iglesia, al apóstol Juan, quien también escribió el Evangelio de Juan.
El contenido, estilo, y vocabulario parecen apoyar la conclusión de que estas tres epístolas fueron dirigidas a los mismos lectores que el Evangelio de Juan.
Versos Clave: 1 Juan 1:9, “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”
1 Juan 3:6, “Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.”
1 Juan 4:4, “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.”
1 Juan 5:13, “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”
Breve Resumen: Los falsos maestros espirituales eran un gran problema en la iglesia primitiva. En razón de que no había aún un Nuevo Testamento completo al que los creyentes pudieran consultar, muchas iglesias cayeron presas de estos engañadores, quienes enseñaban sus propia ideas y se erigían a sí mismos como líderes. Juan escribió esta carta para establecer la verdad sobre algunos puntos importantes, particularmente lo concerniente a la identidad de Jesucristo.
Esta carta de Juan ayudó a sus lectores a reflejar honestidad en su fe, porque en ella trata los fundamentos de la fe en Cristo. Esto les ayudó a responder a la pregunta, ¿Somos verdaderos creyentes? Juan les dijo que ellos podrían decirlo, observando sus acciones. Si se amaban unos a otros, esa era evidencia de la presencia de Dios en sus vidas. Pero si ellos discutían y peleaban todo el tiempo, o eran egoístas y no veían unos por los otros, entonces estaban demostrando que, de hecho, no conocían a Dios.
Eso no significaba que tenían que ser perfectos. De hecho, Juan también reconoció que el creer involucra el admitir nuestros pecados y buscar el perdón de Dios. El depender de Dios para limpiarnos de la culpa, así como admitir nuestras faltas contra otros y enmendarlas, era otro aspecto importante para llegar a conocer a Dios.
Conexiones: Uno de los pasajes más citados respecto al pecado, se encuentra en 1 Juan 2:16. En este pasaje, Juan describe los tres aspectos del pecado que recuerdan las primeras y más mundialmente destructoras tentaciones en toda la Escritura. El primer pecado –la desobediencia de Eva—fue el resultado de su rendición ante las mismas tres tentaciones como lo encontramos en Génesis 3:6: los deseos de la carne (“bueno para comer”); los deseos de los ojos (“agradable a los ojos”); y la vanagloria de la vida (“codiciable para alcanzar la sabiduría”).
El contenido, estilo, y vocabulario parecen apoyar la conclusión de que estas tres epístolas fueron dirigidas a los mismos lectores que el Evangelio de Juan.
Fecha de su Escritura: El Libro de 1 Juan fue escrito probablemente entre el 85-95 d.C.
Propósito de la Escritura: El libro de 1 Juan parece ser una sinopsis en la que se asume el conocimiento del Evangelio por parte de sus lectores, según lo escrito por Juan, y donde se les brinda seguridad por su fe en Cristo. La primera epístola indica que los lectores fueron confrontados con el error del gnosticismo, lo cual se convirtió en un problema más serio en el segundo siglo. Como una filosofía de la religión, sostenía que la materia es mala y el espíritu bueno. La solución a la tensión entre estos dos, era el conocimiento, o gnosis, a través del cual, el hombre se elevaba de lo mundano a lo espiritual. En el mensaje del Evangelio, esto condujo a dos falsas teorías concernientes a la persona de Cristo. El docetismo – que describía al Jesús humano como un fantasma – y el cerintianismo – que aseguraba que Jesús poseía una doble personalidad, a veces humana y a veces divina. El propósito primordial de 1 Juan, es establecer los límites sobre el contenido de la fe, y dar a los creyentes la seguridad de su salvación.
Versos Clave: 1 Juan 1:9, “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”
1 Juan 3:6, “Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.”
1 Juan 4:4, “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.”
1 Juan 5:13, “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”
Breve Resumen: Los falsos maestros espirituales eran un gran problema en la iglesia primitiva. En razón de que no había aún un Nuevo Testamento completo al que los creyentes pudieran consultar, muchas iglesias cayeron presas de estos engañadores, quienes enseñaban sus propia ideas y se erigían a sí mismos como líderes. Juan escribió esta carta para establecer la verdad sobre algunos puntos importantes, particularmente lo concerniente a la identidad de Jesucristo.
Esta carta de Juan ayudó a sus lectores a reflejar honestidad en su fe, porque en ella trata los fundamentos de la fe en Cristo. Esto les ayudó a responder a la pregunta, ¿Somos verdaderos creyentes? Juan les dijo que ellos podrían decirlo, observando sus acciones. Si se amaban unos a otros, esa era evidencia de la presencia de Dios en sus vidas. Pero si ellos discutían y peleaban todo el tiempo, o eran egoístas y no veían unos por los otros, entonces estaban demostrando que, de hecho, no conocían a Dios.
Eso no significaba que tenían que ser perfectos. De hecho, Juan también reconoció que el creer involucra el admitir nuestros pecados y buscar el perdón de Dios. El depender de Dios para limpiarnos de la culpa, así como admitir nuestras faltas contra otros y enmendarlas, era otro aspecto importante para llegar a conocer a Dios.
Conexiones: Uno de los pasajes más citados respecto al pecado, se encuentra en 1 Juan 2:16. En este pasaje, Juan describe los tres aspectos del pecado que recuerdan las primeras y más mundialmente destructoras tentaciones en toda la Escritura. El primer pecado –la desobediencia de Eva—fue el resultado de su rendición ante las mismas tres tentaciones como lo encontramos en Génesis 3:6: los deseos de la carne (“bueno para comer”); los deseos de los ojos (“agradable a los ojos”); y la vanagloria de la vida (“codiciable para alcanzar la sabiduría”).
Aplicación Práctica: El libro de 1 Juan es un libro de amor y gozo. Explica el compañerismo que tenemos unos con otros y con Jesucristo. Hace la diferencia entre la felicidad, la cual es temporal y efímera, y el gozo verdadero, respecto al cual, 1 Juan nos dice como alcanzarlo. Si tomamos las palabras escritas por Juan y las aplicamos a nuestras vidas diarias, el amor verdadero, el compromiso, el compañerismo y el gozo que anhelamos, será nuestro.
El apóstol Juan conocía bien a Cristo. Él nos dice que todos podemos tener también esa estrecha relación con Jesucristo. Tenemos el testimonio de hombres que tuvieron un contacto directo y personal con Él. Los escritores de los Evangelios presentan su testimonio sólidamente estructurado sobre una realidad histórica. Ahora, ¿cómo se aplica eso a nuestras vidas? Se nos explica que Jesús vino aquí como el Hijo de Dios, para crear una unión con nosotros basada en Su gracia, misericordia, amor y aceptación. Son tantas las veces que la gente piensa que Jesús está lejos, en algún lugar lejano y que Él realmente no se preocupa por nuestras luchas diarias, problemas y preocupaciones.
Pero Juan nos está diciendo que Jesús está justo aquí con nosotros, tanto en los asuntos simples y mundanos de nuestras vidas, como en los complejos sufrimientos del alma. Juan da testimonio como testigo basado en sus experiencias personales, que Dios se hizo carne y habitó entre los hombres. Eso significa que Cristo vino a vivir con nosotros y Él aún vive con nosotros. Así como caminó por el mundo al lado de Juan, así también camina a través de cada día con nosotros. Necesitamos aplicar esta verdad en nuestras vidas y vivir como si Jesús estuviera parado justo a nuestro lado cada segundo del día. Si ponemos esta verdad en práctica, Cristo añadirá santidad a nuestras vidas, haciéndonos más y más semejantes a Él.
Pero Juan nos está diciendo que Jesús está justo aquí con nosotros, tanto en los asuntos simples y mundanos de nuestras vidas, como en los complejos sufrimientos del alma. Juan da testimonio como testigo basado en sus experiencias personales, que Dios se hizo carne y habitó entre los hombres. Eso significa que Cristo vino a vivir con nosotros y Él aún vive con nosotros. Así como caminó por el mundo al lado de Juan, así también camina a través de cada día con nosotros. Necesitamos aplicar esta verdad en nuestras vidas y vivir como si Jesús estuviera parado justo a nuestro lado cada segundo del día. Si ponemos esta verdad en práctica, Cristo añadirá santidad a nuestras vidas, haciéndonos más y más semejantes a Él.
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