Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

"¿Cómo tener una relación más estrecha con Dios?"

Respuesta: Para tener una relación más estrecha con Dios, es una meta y refleja un corazón renacido, porque sólo aquellos que están en Cristo desean una relación más cercana con Dios.

Debemos entender que en esta vida nunca estaremos tan cerca de Dios como deberíamos ser o deseamos ser. La razón de esto es el pecado persistente en nuestras vidas. 

Esto no es una deficiencia de parte de Dios, sino de nosotros; nuestro pecado sigue siendo un obstáculo para la comunión plena y completa con Dios, que se realizará una vez que estamos en la gloria.

No importa dónde estamos en nuestro caminar con Cristo, siempre podemos tener un andar más cercano, y, aun glorificados en el cielo, tendremos toda la eternidad para crecer en nuestra relación con el Señor.

Hay cinco cosas básicas que podemos hacer para tener una relación más estrecha con Dios.

1- Hacer un hábito diario de confesar nuestros pecados a Él. Si el pecado es la barrera en nuestra relación con Dios, entonces la confesión elimina esa barrera. Cuando confesamos nuestros pecados a Dios, Él promete perdonarnos (1 Juan 1:9), y el perdón es lo que restaura una relación que ha sido tensa. 

Debemos tener en mente que la confesión es más que simplemente decir: "Lo siento por mi pecado, Dios". Es el arrepentimiento sincero de quienes reconocen que su pecado es una ofensa a un Dios Santo. Es la confesión de quien se da cuenta de que su pecado es lo que clavó a Jesucristo en la Cruz. Es el grito del publicano en Lucas 18, quien dijo: "¡Dios, sé propicio a [tenga misericordia de] mí, pecador!" Como escribió el rey David: "Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios." (Salmo 51:17).

2- Escuchar cuando Dios habla. Muchos hoy en día están persiguiendo una experiencia sobrenatural de oír la voz de Dios, pero el apóstol Pedro nos dice que "Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones." (2 Pedro 1:19). 

Esa "palabra profética más segura" es la Biblia. En la Biblia, "escuchamos" la voz de Dios para nosotros. Es a través de las Escrituras "inspiradas por Dios" que nos convertimos en "enteramente preparado[s] para toda buena obra" (2 Timoteo 3:16-17). Así que si queremos acercarnos más a Dios, deberíamos leer regularmente Su Palabra. En la lectura de Su Palabra, estamos "escuchando" a Dios hablar a través de Su Espíritu quien ilumina la Palabra para nosotros.

3- Hablar con Él mediante la oración. Si la lectura de la Biblia es escuchar a Dios hablándonos a nosotros, el hablar con Dios se logra mediante la oración. Los evangelios a menudo registran a Jesús apartándose secretamente para comunicarse con Su Padre mediante la oración. 

La oración es mucho más que simplemente una manera de pedirle a Dios las cosas que necesitamos o deseamos. Considera la oración modelo que Jesús da a Sus discípulos en Mateo 6:9-13. Las tres primeras peticiones en esa oración se dirigen hacia Dios (ser santificado Su nombre, venir Su reino, y hacerse Su voluntad). 

Las tres últimas peticiones son peticiones que hacemos a Dios después de cumplir las primeras tres (darnos nuestro pan diario, perdonarnos nuestras deudas, y no meternos en tentación). Otra cosa que podemos hacer para avivar nuestra vida de oración es leer los Salmos. Muchos de los Salmos son sinceros clamores a Dios por diversas cosas. En los Salmos vemos adoración, arrepentimiento, acción de gracias y súplica, modelados en una forma divinamente inspirada.

4- Encontrar un cuerpo de creyentes con quienes podemos adorar regularmente. Este es un componente tan vital del crecimiento espiritual. Con demasiada frecuencia, nos acercamos a la iglesia con una mentalidad de 

"¿Qué beneficio puedo sacar de esto?" Rara vez nos tomamos el tiempo para preparar nuestros corazones y mentes para adorar. Una vez más, los Salmos nos muestran muchas llamadas de Dios a Su pueblo para venir a adorar al Señor (por ejemplo, Salmo 95: 1-2). Dios nos invita, nos manda, a entrar en Su presencia para adorar. 

¿Cómo podemos nosotros, Su pueblo, no responder? No sólo nos da la asistencia regular a la iglesia la oportunidad de venir ante la presencia de Dios en adoración, pero también nos da la oportunidad de tener comunión con el pueblo del Señor. Al llegar a la casa del Señor en adoración, y en comunión con Su pueblo, no podemos evitar acercarnos más al Señor como resultado.

5- Una vida de obediencia. Jesús dijo a Sus discípulos en el aposento alto, "Si me amáis, guardad mis mandamientos." (Juan 14:15). Santiago nos dice que al someternos a Dios mediante la obediencia, resistir al diablo, y acercarnos a Dios, Él se acercará a nosotros (Santiago 4:7-8). 

Pablo nos dice en Romanos que nuestra obediencia es nuestro "sacrificio vivo" de acción de gracias a Dios (Romanos 12:1). Debemos tener en mente que todas las exhortaciones bíblicas a la obediencia se presentan como nuestra respuesta a la gracia de Dios que recibimos en la salvación. No ganamos la salvación a través de nuestra obediencia; por el contrario, es la manera por la que mostramos nuestro amor y gratitud hacia Dios.

Así que, a través de la confesión, el estudio bíblico, la oración, la asistencia regular a la iglesia y la obediencia, podemos desarrollar una relación más estrecha con Dios. Parece bastante simple, si no es simplista. Pero considera esto: 

¿Cómo podemos desarrollar una relación más estrecha con otros seres humanos? 

Pasamos tiempo con ellos en conversación, abriendo nuestros corazones a ellos y escuchándolos al mismo tiempo. Reconocemos cuando hemos hecho mal y buscamos el perdón. Buscamos tratarlos bien y sacrificamos nuestras propias necesidades para suplir las suyas. No es realmente tan diferente en nuestra relación con nuestro Padre Celestial.

Follow on Facebook TBM-Missions:  https://www.facebook.com/roberto.bonillacea

Sitio Web Dedicado a Video: TBM-Missions TV 12012014

Comentarios

NOVEDADES

Regocijaos en el Señor

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! (Filipenses 4:4) Jesús es el motivo de mi sonrisa, porque en su presencia encuentro la verdadera alegría. No es una alegría pasajera que depende de las circunstancias, sino una paz duradera que trasciende las dificultades. En medio de las dificultades de la vida, puedo confiar en que él está a mi lado, tomándome de la mano y guiándome por el camino seguro. La sonrisa que Jesús pone en mi rostro es un reflejo de su amor inconmensurable. Cuando miro la cruz, recuerdo el sacrificio que él hizo por mí y mi corazón se llena de gratitud. Él me amó primero, incluso cuando todavía estaba perdido. Este amor incondicional me sostiene y me da fuerzas para afrontar cada nuevo día con esperanza. Las promesas de Jesús son fuentes de alegría. Él nos prometió vida abundante y en su palabra encuentro consuelo y dirección. Cuando estoy cansado, encuentro descanso en sus brazos. Cuando estoy triste, él es mi alegría. Cuando soy débil, él es mi f...

¿Qué debo hacer cuando no logro entender?

Lo secreto le pertenece al Señor nuestro Dios, pero lo revelado nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que obedezcamos todas las palabras de esta ley. (Deuteronomio 29:29) Moisés llegaba al final de su vida. Él estaba consciente de que moriría poco después sin lograr entrar a la "Tierra Prometida". En sus últimas palabras para el pueblo de Israel, él afirmó que existen cosas encubiertas para nosotros. Son cosas que no entenderemos jamás en esta vida, pues huyen a nuestra comprensión humana. Hay tres actitudes que nos pueden ayudar a lidiar con lo que no logramos entender: Confianza - Aun cuando no entendamos lo que sucede, podemos confiar en el Señor, pues sabemos que él conoce lo que es mejor para nosotros. Obediencia - No necesitamos entender para obedecer. La confianza nos lleva a obedecer aunque no entendamos todo. Humildad - Obedecer sin comprender, también exige humildad. La humildad nos ayudará a aceptar aquello que no entendemos. Confía y obede...

Conectado con Dios

En el mundo acelerado en el que vivimos, es fácil quedar atrapado en las redes sociales, los juegos, la música y todas las distracciones que nos ofrece la vida moderna.  Pero como cristianos, es esencial que recordemos este versículo: Clama a mí y te responderé; te daré a conocer cosas grandes e inaccesibles que tú no sabes. (Jeremías 33:3) La tecnología nos permite estar conectados con el mundo, pero a veces nos olvidamos de conectarnos con Dios. Él siempre está dispuesto a escuchar nuestras oraciones, responder nuestras preguntas y revelarnos maravillas que van más allá del entendimiento humano. La oración es nuestra conexión directa con Dios. Conectarnos con Dios no significa abandonar nuestra vida cotidiana, sino que lo incluimos en todos los aspectos de la misma. Al comenzar el día con oración, dar gracias por sus bendiciones, buscar su guía en tiempos de duda y compartir su mensaje de amor y esperanza con los demás, estamos verdaderamente conectados con Dios. A medida que bus...