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Jesus: ¡Él es la razón de nuestra esperanza!

En la actualidad, se habla mucho sobre mejorar la salud desarrollando hábitos optimistas, ya sea al enfrentar un diagnóstico médico difícil o una pila de ropa para lavar. 

La Dra. Bárbara Fredrickson, profesora universitaria de psicología, señala que deberíamos tratar de realizar actividades que generen gozo, gratitud, amor y otros sentimientos positivos. 

No obstante, sabemos que no basta con tener un deseo generalizado de sentirnos bien, sino que también necesitamos una fuerte convicción de que existe una fuente de gozo, paz y amor de la cual podemos depender.

El Salmo 37:1-8 presenta acciones positivas que podemos tomar como un antídoto para el pesimismo y el desánimo. 

Considera estos reforzadores del ánimo: confiar en el Señor, hacer bien, morar en la tierra, alimentarse de la fidelidad (v. 3); deleitarse en el Señor (v. 4); encomendar tus caminos al Señor y confiar en Él (v. 5); descansar en el Señor, esperar pacientemente en Él, no afanarse (v. 7); dejar el enojo, abandonar la ira (v. 8).

Como estas directrices están vinculadas a la frase «en el Señor», son más que expresiones de deseo o sugerencias utópicas. 

Solo se vuelven posibles por causa de Jesús y la fortaleza que Él da.

Nuestra única fuente verdadera de optimismo es la redención que hay en Cristo. ¡Él es la razón de nuestra esperanza!

              Señor, ayúdanos a encontrar esperanza en ti 
                      y en tu obra a nuestro favor.

                  Cuando hay malas noticias, 
                    nuestra esperanza 
              es la buena nueva de Jesús.

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