Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Faith— Not Emotion

Posted by: Ben Ayala
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
For a while, we are fully aware of God’s concern for us. But then, when God begins to use us in His work, we begin to take on a pitiful look and talk only of our trials and difficulties. And all the while God is trying to make us do our work as hidden people who are not in the spotlight. None of us would be hidden spiritually if we could help it. Can we do our work when it seems that God has sealed up heaven? Some of us always want to be brightly illuminated saints with golden halos and with the continual glow of inspiration, and to have other saints of God dealing with us all the time. A self-assured saint is of no value to God. He is abnormal, unfit for daily life, and completely unlike God. We are here, not as immature angels, but as men and women, to do the work of this world. And we are to do it with an infinitely greater power to withstand the struggle because we have been born from above.
If we continually try to bring back those exceptional moments of inspiration, it is a sign that it is not God we want. We are becoming obsessed with the moments when God did come and speak with us, and we are insisting that He do it again. But what God wants us to do is to “walk by faith.” How many of us have set ourselves aside as if to say, “I cannot do anything else until God appears to me”? He will never do it. We will have to get up on our own, without any inspiration and without any sudden touch from God. Then comes our surprise and we find ourselves exclaiming, “Why, He was there all the time, and I never knew it!” Never live for those exceptional moments— they are surprises. God will give us His touches of inspiration only when He sees that we are not in danger of being led away by them. We must never consider our moments of inspiration as the standard way of life— our work is our standard.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

Con Cristo, todo el año es un año nuevo

Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. (Filipenses 3:13-14) El final del año es por lo general un momento de conmemoración, aunque no para todos. Para algunas personas pensar en el próximo año puede causar desánimo: "da igual, todos los años son iguales". No todos actúan de la misma manera ante la expectativa de un año nuevo. La mejor manera de romper con el desánimo es ser sincero con Dios. No hay nada mejor que abrir el corazón y exponer tus expectativas antes del "cambio de año". Dios es misericordioso, él nos oye, y es eso lo que desea que hagamos. Solo el Espíritu Santo es capaz de calmarnos y de confortarnos. ¡Permítele que lo haga! Sé sincero contigo y reconoce todo lo que Dios ha hecho en tu vida. Desarrollar un corazón agradeci...