Aportacion de: Ben Ayala
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A veces, cuando la gente me pregunta cómo estoy, respondo:
«Mejor de lo que merezco». Recuerdo que una persona bienintencionada me dijo:
«Ay, no, Ben, mereces mucho»; a lo cual contesté:
«En realidad, no».
Pensaba en lo que de verdad merezco: el juicio divino.
Fácilmente,
olvidamos la pecaminosidad que yace en lo profundo de nuestro ser. Al creernos
más de lo que somos, disminuye nuestro sentido de profunda deuda a Dios por su
gracia. Olvidamos el precio que pagó para rescatarnos.
¡Es hora de
recapacitar! Como nos recuerda el salmista, Dios «no ha hecho con nosotros
conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados»
(Salmo 103:10). Si consideramos quiénes somos a la luz de un Dios santo y
justo, lo único que merecemos de verdad es el infierno, y el cielo es una
imposibilidad absoluta… si no fuera por el regalo del sacrificio de Cristo en
la cruz. Si Dios no hiciera nada más después de habernos redimido, ya habría
hecho mucho más de lo que merecemos. Con razón el salmista declara: «… como la
altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que
le temen» (v. 11).
Si somos
conscientes de nuestra verdadera condición, no podemos evitar decir: «¡Sublime
gracia del Señor!». ¡Nos da tanto más de lo que merecemos!
Señor, gracias por NO tratarme según
a mis pecados. Estoy en deuda por el amor y
gracia demostrada en la cruz para
comprar mi perdón - mucho más allá de lo que me merezco!
Si Dios no hace nada más después de redimirnos, ya
hizo mucho más de lo que merecemos.
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Sometimes when people ask how I’m doing, I reply,
“Better than I deserve.”
I remember a well-meaning person responding, “Oh no,
Ben, you deserve a lot,”
to which I replied, “Not really.”
I was thinking about what I truly deserve— God’s
judgment.
We easily forget how sinful we are at the core of our being. Thinking of
ourselves more highly than we should diminishes our sense of deep indebtedness
to God for His grace. It discounts the price He paid to rescue us.
Time for a reality check! As the psalmist reminds us, God “has not dealt
with us according to our sins, nor punished us according to our iniquities”
(Ps. 103:10). Considering who we are in light of a holy and just God, the only
thing we truly deserve is hell. And heaven is an absolute impossibility—except
for the gift of Christ’s sacrifice on the cross. If God never does anything
more than redeem us, He has already done far more than we deserve. No wonder
the psalmist says, “As the heavens are high above the earth, so great is His
mercy toward those who fear Him” (v.11).
Knowing ourselves for what we are, we can’t help but say, “Amazing
grace, how sweet the sound!” He gives us so much more than we deserve.
Lord, thank You for NOT dealing with me according
to my sins. I am indebted to You for the love and
grace that You demonstrated on the cross to
purchase my pardon and forgiveness—far beyond what I deserve!
If God never does anything more
than redeem us, He has already done far more than we deserve.
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