Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Dar gracias en toda situación

El místico alemán Meister Eckhart dijo una vez que, si la única oración  que jamás hiciéramos fuera decir “gracias”, aun así sería suficiente. Si aplicamos su consejo superficialmente, podría resultar bastante fácil seguirlo.

Pero  darle las gracias a Dios de todo corazón por todo lo que Él nos da, y vivir cada día en un espíritu de gratitud, es tarea para toda la vida.

¿Qué quiere decir “ser agradecido”? Escribe Henri Nouwen:
Es fácil dar gracias por las cosas buenas que nos pasan en la vida, pero ser agradecido por todo lo que nos pasa—lo bueno y lo malo, los momentos de alegría así como los momentos de tristeza, los éxitos así como los fracasos, las recompensas así como los rechazos—eso exige un duro trabajo espiritual. Sin embargo, sólo cuando podemos decir “gracias” por todo lo que nos ha traído hasta el presente, seremos personas agradecidas en verdad. Mientras sigamos dividiendo la vida entre ocasiones y personas que nos agrada recordar, por un lado, y por el otro aquellas otras que preferimos olvidar, no podemos aspirar a la plenitud de nuestro ser, que es un don de Dios por el cual le debemos las gracias.
No tengamos miedo de examinar todo lo que nos ha traído hasta este lugar; y confiemos en que pronto veremos la mano de un Dios bondadoso en todo ello.
Dar gracias por lo malo que nos sucede en la vida es tan importante como estar agradecido por lo bueno. Nunca estaremos en paz mientras nos achiquemos ante cada apuro o cada situación que nos asuste o nos ponga los nervios de punta. Esto no quiere decir que tengamos que aceptar callados todo lo que nos suceda. Jesús mismo dice que debemos rogar: “No nos dejes caer en la tentación”. Pero hay tantas cosas en la vida que están fuera de nuestro control, y nos atañe mirar las cosas que nos ponen a prueba como sendas oportunidades para crecer, más bien que obstáculos.
La filósofa francesa Simone Weil escribió: “Dios derrama constantemente la plenitud de su gracia sobre cada ser del universo, pero nosotros consentimos en recibirla en mayor o menor grado no más. En los asuntos puramente espirituales, Dios accede a todos los deseos. Los que recibieron menos, han pedido menos”. Es un pensamiento fascinante.
Además, si al orar decimos con sinceridad: “hágase tu voluntad”, recibiremos agradecidos todo lo que Dios consiente en darnos. Aun a los hijos de Israel Dios respondió a veces con la vara del castigo; no fue sólo maná lo que les llegó del cielo. En cuanto a las cosas buenas—como lo son la familia, el alimento, la casa, los amigos, el amor, el trabajo—tenemos que admitir, si somos sinceros, que a menudo las damos por sentado. Las tratamos como derechos y no como dones.
Carroll King, otro hermano, señala que justo cuando las luchas o los problemas más afligen a uno es que la gratitud puede cambiar por completo nuestra actitud ante la vida:
Cierta vez cuando me encontraba sumido en una profunda depresión, se me ocurrió que si buscara aunque fuese una sola cosa por la cual estar agradecido, éste podría ser el primer paso para sobreponerme a ella.

Siempre se puede encontrar algo por lo cual sentirse feliz…En mi vida, he luchado mucho por librarme del miedo, de las preocupaciones. Pero hay gran alivio cuando uno confía sus problemas a las manos de Dios, y no sólo acepta las soluciones que Él estime mejor para uno sino que, sean cuales fueren, da gracias por ellas.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...