Tiempo de la Iglesia
Canto
Salmo
A ti, Señor, me acojo :
no quede yo derrotado para siempre ;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina tu oído, y sálvame.
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías,
siempre he confiado en ti.
Muchos me miraban como a un milagro,
porque tú eres mi fuerte refugio.
Llena estaba mi boca de tu alabanza
y de tu gloria, todo el día.
No me rechaces ahora en la vejez,
me van faltando las fuerzas, no me abandones.
del salmo 70
Lectura
Así dice el Señor: Bien me sé los pensamientos que tengo sobre vosotros, pensamientos de paz, y no de desgracia, de daros un porvenir de esperanza. Me invocaréis y vendréis a rogarme, y yo os escucharé. Me buscaréis y me encontraréis cuando me solicitéis de todo corazón.
Jeremías 29, 11-13
o
Jesús se ponía ya en camino cuando un hombre corrió a su encuentro y arrodillándose ante él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?» Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre.» El, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud.» Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme.» Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes.
Marcos 10, 17-22
Canto
Silencio
Oración de Intercesión
Jesucristo, tú vienes a transfigurarnos para renovarnos a imagen de Dios: ilumina nuestras tinieblas.
Jesucristo, luz del corazón, tú conoces nuestra sed: condúcenos hacia la fuente de tu Evangelio.
Jesucristo, luz del mundo, tú iluminas a cada ser humano: haz que discernamos tu presencia en los demás.
Jesucristo, amigo de los pobres: abre en nosotros las puertas de la sencillez para acogerte.
Jesucristo, manso y humilde de corazón: renueva en nosotros el espíritu de infancia.
Jesucristo, tú haces posible que la Iglesia prepare tu camino en el mundo: abre para todos las puertas de tu Reino.
Padrenuestro
Oración
Jesús, nuestra alegría, cuando comprendemos que nos amas, algo de nuestra vida se apacigua e incluso se transforma. Te preguntamos: ¿qué esperas de mí? Y, por medio del Espíritu Santo, nos respondes: que nada te turbe, yo rezo en tí, atrévete a dar tu vida.
o
Cristo Jesús, sin haberte visto te amamos. Sin verte todavía te damos nuestra confianza. Bendícenos, a nosotros que descansamos en tu paz.
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