Orientación
Esta lección es la continuación de los conceptos del desarrollo integral de la lección anterior. Hoy seguiremos con la discusión de del desarrollo humano al psicosocial, moral y espiritual.
Objetivos de aprendizaje
Al final de esta lección, los participantes podrán
• Identificar las ocho etapas de desarrollo Psicosocial.
• Comparar y contrastar las etapas de desarrollo Psicosocial con las etapas de desarrollo moral.
• Mencionar y describir cuatro etapas de crecimiento vocacional.
Tipos de crecimiento
En la última sesión discutimos dos tipos de crecimiento: físico e intelectual. Continuaremos hoy con otros tipos de crecimiento.
Crecimiento psicosocial
La personalidad se compone de dos partes:
• Temperamento.
El temperamento influye sobre la forma en que actuamos o sentimos.
Describimos a una persona como tímida, extrovertida, introvertida, dependiendo de su temperamento.
• Identidad.
La identidad contesta la pregunta muy dentro de nosotros: “¿Quién soy en realidad?” Cuando nos sentimos bien acerca de nuestra identidad, nos invade un sentir de salud emocional. Cuando nos sentimos mal por nuestra identidad desarrollamos muy baja autoestima.
Ocho etapas de desarrollo Psicosocial
Eric Erikson estudió el desarrollo de la personalidad en toda la vida.
Combinó las ideas del yo y nuestra interacción con el mundo para estudiar la personalidad.
Estableció en su teoría que hay ocho etapas de la vida en que se desarrollan ciertas características de la personalidad.
Cada etapa se basa en la anterior.
Al avanzar en la vida, vamos formando nuestra identidad de acuerdo con estos desafíos que enfrentamos en cada nivel.
1. Infancia: Confianza.
En la infancia el desafío es el desarrollo de la confianza. El recién nacido depende de los demás para todo.
De acuerdo a como se le suplan esas necesidades el bebé desarrolla un sentido de confianza o de no ser capaz de confiar en los demás.
Por ello es muy importante en las primeras etapas de la vida que mostremos amor o afecto a los niños.
2. Párvulo: Autonomía.
El segundo nivel comienza a la edad de dos años. Aquí el desafío es el desarrollo de un sentido de autonomía, el deseo de decir: “Quiero hacer esto”.
Es el desarrollo de un sentido de voluntad. Si desarrollan ese sentir, pueden pasar a la etapa tres.
3. Preescolar: Iniciativa.
Esta etapa ocurre justo antes de entrar en la escuela. El desafío en esta etapa es el desarrollo de iniciativa o un sentir de propósito.
El niño comienza a planear sus actividades, por ejemplo, jugar. Puede usted comenzar a ver esto en los niños justo antes de la edad escolar. Quieren seleccionar su ropa, comer ellos solos, y arreglar sus juguetes de la forma que desean. Desarrollan un sentido de propósito e iniciativa.
4. Edad escolar: Competencia.
En la edad escolar el niño quiere desarrollar competencia. Esta es la edad de la respuesta correcta, de ser capaz de decir: “Lo hice. Llené todos los blancos. Memoricé todos los versículos”.
Es el desarrollo de confianza. “Puedo, lo haré”.
Lo mejor de esta etapa es desarrollar esa confianza porque la siguiente presenta un gran desafío.
5. Adolescencia: Identidad.
En la adolescencia tiene uno que desarrollar su propia identidad y contestar la pregunta: “¿Quién soy?” No sólo soy el hijo de mis padres. Soy especial. ¿Quién soy?
Erikson pasó mucho tiempo estudiando la adolescencia.
Este es un tiempo crucial para las decisiones religiosas, porque la respuesta a la pregunta de identidad tiene que ver con las creencias personales.
Los adolescentes pueden tratar con conceptos abstractos, por lo que comienzan a hacer preguntas sobre la fe. ¿Qué creo?
Por esa razón en campamentos de adolescentes se registran muchas decisiones de aceptar a Cristo, incluso por jovencitos criados en hogares cristianos.
Tienen una nueva habilidad de hacer un compromiso con algo.
Eirkson habla de comprometerse a ser fieles a algo o alguien. Esto forma parte de la formación de identidad.
Los adolescentes deben comprometerse a alguien o algo mucho mayor que ellos.
Tristemente, muchos adolescentes deciden comprometerse con alguien más aparte de Jesucristo o de la fe cristiana.
Los adolescentes están en busca de algo que abrazar y tienen la habilidad de hacer ese compromiso.
La mayoría de los que aceptan a Cristo desde niños pasan por otro encuentro con Dios en su adolescencia que realmente los define como cristianos.
Si esa entrega no ocurre de forma saludable, se experimenta confusión de identidad.
No sé quién soy y trato de encontrarme a mí mismo buscando mi identidad en la ropa.
Tenemos en esta etapa la gran oportunidad de evangelizar a los adolescentes.
Es quizá la etapa más fácil para conducir a una persona a los pies de Jesucristo. Cuanto más espere uno, más difícil se vuelve esa decisión.
6. Joven adulto: Intimidad.
El siguiente nivel es el de joven adulto. El desafío en esta etapa es el desarrollo de relaciones significativas con otras personas, ahora que la persona ha desarrollado su identidad e invertirla en relaciones con los demás.
Con frecuencia una de estas relaciones conduce al matrimonio, pero incluso si la persona no se casa, este es el tiempo de desarrollar relaciones con los demás.
Las amistades no son las mismas que cuando se era adolescente. Son más sólidas y significan compromisos reales de unos con otros o con grupos de personas.
También desarrollamos la oportunidad de relaciones más cercanas con los demás (no sólo en lo físico, sino en lo espiritual).
Piense en la iglesia y nuestra habilidad de ser honestos los unos con los otros. La confianza tiene sus riesgos y requiere un fuerte sentido de ser uno mismo.
Piense en las amistades cercanas que desarrolló cuando era joven adulto; éstas tienen la tendencia de durar por toda la vida. Como niños, no éramos capaces de ese tipo de intimidad.
Como adolescentes estábamos muy ocupados en busca de nuestra identidad.
Pero en la etapa de joven adulto las relaciones cobraron tanta importancia que perduran para toda la vida. En esta etapa aprendemos a amar y a darnos a otra persona.
Con frecuencia en esta etapa de la vida es más fácil para las mujeres relacionarse unas con otras porque tienen un mayor sentir de salud.
No hay competencia entre ellas (a menos que deseen al mismo hombre), pero tienen la habilidad de desarrollar amistades más profundas.
Los varones, más competitivos, con frecuencia temen establecer relaciones con otros hombres y compartir su espíritu, porque temen al rechazo y a no ser suficientemente buenos.
El movimiento de Hombres de Valor (Promise Keepers) da la oportunidad a los varones de pasar dos días juntos en alabanza, oyendo conferencias. Es un fenómeno interesante. Los hombres se abrazan, lloran juntos.
Regresan con mayor interés de establecer lazos más sólidos con otros amigos varones. Se reúnen a orar y a leer la Biblia juntos. Se confiesan y se comprometen unos a otros.
Es como si alguien les hubiera dado permiso para estar en relación más estrecha con otros hombres, cuando antes ni lo pensaban. Pensaban que para ser hombres de verdad no podían hacer esto.
¿Cuáles elementos de su cultura le ayudan o le estorban para establecer relaciones más estrechas?
Al comenzar a crecer la iglesia, es importante que comiencen a surgir relaciones más estrechas y sólidas, de modo que se experimente un sentir de pertenencia, de familiaridad, de que pueden confiarse unos a otros.
Es importante que la iglesia propicie oportunidades de este tipo.
En algunas partes del mundo hay iglesias muy grandes, por ejemplo, de 3 o 4 mil personas.
Es muy difícil establecer relaciones estrechas en grupos como esos.
En esas iglesias grandes, entonces, se desarrollan grupos pequeños para permitir esa intimidad.
A través del grupo pequeño sentimos que pertenecemos al grupo grande total.
En particular si cuenta con jóvenes adultos en su iglesia, es importante proveer oportunidades para esas relaciones.
Aunque la oportunidad no tiene que ser necesariamente espiritual.
Puede relacionarse con recreación o de comer juntos.
El propósito es ayudar a la gente a desarrollar un sentido de pertenencia en forma tangible.
7. Adulto maduro: Inversión en el futuro.
El desafío aquí es escoger entre dos opciones:
Me doy a mí mismo en inversión para el futuro, es decir, mis energías para desarrollar la siguiente generación que viene detrás de mí, o protegeré todo lo realizado y me enfocaré en su conservación y a no permitir cambios.
En la segunda opción, mi valor se centra en lo realizado en lugar de lo que he dado para un futuro mejor.
En iglesias más antiguas algunas personas desean que la iglesia siga como siempre.
Eso es proteger el pasado en lugar de invertir en el futuro.
Esta es la etapa de la vida en la que el adulto maduro debe hacer la decisión de invertir en el futuro o proteger el pasado…
Cuando hago la decisión de invertir en el futuro, comienzo a compartir mi conocimiento y sabiduría con otros más jóvenes, de modo que desarrolle mi lugar de liderazgo entre ellos.
Comienzo a cederles el lugar de liderazgo de la iglesia u organización a ellos más y más, de manera que en las últimas etapas de mis años de joven adulto, soy más mentor que líder.
Un ejemplo: Cuando entré a enseñar en el seminario, el decano era mi antiguo maestro.
Era mi jefe. Después de unos años, comenzó a enseñarme a hacer su trabajo.
Comenzó a mostrarme cómo ser decano académico.
Me preparó para el trabajo que hoy tengo.
Y luego dejó su empleo para que alguien más lo tomara, aun cuando seguía como empleado del seminario.
Cuando tomé el empleo de decano académico que tengo hasta el presente, yo sabía que se lo debía a él.
Él invirtió para el futuro y yo también me he comprometido a hacer lo mismo.
No voy a ser decano académico hasta que me jubile.
En otros siete u ocho años le daré el puesto a alguien más.
Pasaré los últimos días de mi carrera en el aula.
Eso significa invertir para el futuro.
--Ed Robinson
Esta es la aplicación que me gustaría que usted hiciera.
Me gustaría que comenzara a pensar cómo va a desarrollar líderes en la iglesia para el futuro, cómo va a invertir para la generación que viene detrás de usted.
Tiene que decidir si conservar el pasado y protegerlo o invertir para el futuro. ¿Cuál escogerá?
8. Tercera edad: Integridad.
La etapa final es la tercera edad. Aquí el desafío es la integridad o la realización total, decir: “Sí, he vivido bien.
Ha sido bueno lo que he hecho. He llegado al final de mi carrera y estoy en paz, sin remordimientos”. Es un sentir de integridad sencillamente.
Integridad significa totalidad o estar completo, sin nada significativo que falte. Es más que ser honesto, es ser todo lo que se esperaba que fuera.
En las últimas etapas de la vida con frecuencia las personas reflexionan sobre lo que han hecho en la vida y muchos se lamentan porque se dieron a cosas sin verdadera importancia.
Es más bien un sentir de realización total en la que se dieron a una buena causa e hicieron lo mejor que pudieron.
En las últimas etapas de la vida esto es lo que necesitamos que comprenda la gente.
La comunidad de fe ayuda a la gente a comprender cuánto han contribuido y cuánto valen en verdad.
Con frecuencia los de la tercera edad en nuestra sociedad sienten que ya no tienen nada que ofrecer.
Tenemos que hacerles ver que necesitamos su sabiduría, oraciones y ejemplo.
En ocasiones, sin embargo, muchos llegan al final de su vida y se dan cuenta que la han dado a causas no muy nobles. Sienten que han malgastado su vida.
Tenemos el privilegio de ofrecerles la gracia de Dios de modo que puedan pedirle perdón y reciban su salvación.
Dios toma lo que ellos creen que malgastaron y lo usa para bien. Incluso al final de la vida cualquiera puede comenzar de nuevo.
No pase por alto a los ancianos que necesitan la conversión.
La tercera edad es la etapa crítica para un sentir de realización propia e identidad.
En ocasiones nos ocupamos tanto en la edificación de la iglesia para el futuro que olvidamos a estas personas que ya no estarán con nosotros en el futuro, pero que siguen necesitando la gracia de Dios en su vida.
Aplicación de las etapas del crecimiento de la personalidad
Deseo ahora retroceder y hacer aplicaciones a algunas de estas etapas.
Confío en que ustedes podrán hacerlas, pero aquí les damos una ayudadita:
1. Trate a los bebés con cariño y afecto. Si asocian el afecto con la iglesia, lo asociarán con Dios también.
2. Los niños de edad escolar están desarrollando competencia.
Algunos ya saben leer o tienen aptitudes musicales.
No tema usarlos en el culto de adoración para leer la Biblia y la música especial.
Recuerde que no están sólo practicando; están dirigiendo.
Pídales que hagan cosas que pueden hacer.
Deles la oportunidad de saborear el éxito.
Deles los pasajes bíblicos desde una semana antes y ayúdales a practicar.
Trate su contribución en serio orando con ellos antes del culto.
Así se desarrollarán en liderazgo y mostrará a la congregación lo que usted cree acerca de ellos.
Si tiene coro de niños, pídales que canten.
Entonces exprese el valor de su contribución.
Comente el mensaje que han proclamado.
3. Para los jóvenes adultos, provea oportunidades de compañerismo y relaciones significativas.
Desarrollo social
Cuando éramos niños, nuestro mundo era muy pequeño. Todo giraba en torno de nosotros mismos.
Al comenzar a desarrollarnos, nuestro mundo creció y nos dimos cuenta de la presencia de otras personas.
En realidad no sabemos mucho acerca de ellos, pero por lo menos sabemos que allí están.
Comenzamos a ir a la escuela y nos ubican en un aula con un grupo de 15 a 30 niños y nos sentimos como en una gran familia.
A la edad de seis o siete años los estudiantes aprenden acerca de su comunidad, de su país y luego del mundo. Los círculos comienzan a crecer al estudiar en la escuela.
Entonces entramos en otro mundo más grande.
Para muchos fue la secundaria, preparatoria o escuela media. Nuestras relaciones se ampliaron. Nuestro mundo aumentó.
Con el tiempo comprendimos que somos sólo una infinitésima parte de un enorme universo.
¿Qué tiene que ver todo esto con la educación cristiana?
En parte, con nuestra habilidad de hacer decisiones morales.
Si sigo en las esferas de la infancia toda mi vida, ¿Cómo podré hacer decisiones morales? Todas serían egoístas, si me recompensan.
Voy a hacer todo bien si me recompensan, todo tiene que ver conmigo.
Al ir creciendo mi mundo, voy creando conciencia de los que me rodean.
Comienzo a entender que mis decisiones afectan a otras personas también.
En esta edad comenzamos a aprender buenas costumbres.
Comienzo a hacer una decisión basado en la forma en que afecta a los demás tanto como a mí mismo.
Al ir adelante, comienzo a ver cómo mis decisiones afectan a personas que ni conocía.
Comienzo a decidir qué haré lo bueno por el principio mismo en lugar de las consecuencias.
A través de la historia muchas personas han estados dispuestas a morir por el principio porque sabían que afectaría a todo el mundo.
Es importante comprender cómo crecen estas relaciones.
Algunas personas pasan toda la vida en el círculo de la infancia y hacen sus decisiones en base a ese círculo.
¿Cómo se ocupa en la educación misionera en esta etapa?
¿Cómo hacer entender a la gente que forman parte de una gran iglesia en todo el mundo?
En Estados Unidos muchos creen que los cristianos tendrán mucho dinero porque Dios les bendice. Creen que si son cristianos nunca sufrirán por nada.
Esa es una idea muy americana, pero no es bíblica.
Por ser su mundo tan pequeño, eso es todo lo que entienden acerca de ser cristianos.
Están atrapados en medio del camino.
Interpretan la fe cristiana desde su propia perspectiva mediocre.
¿Cómo salvaguardará su comprensión de caer en el círculo de su cultura?
¿Cómo enseñamos a la gente a ver el mundo de la forma que lo ve Dios?
Necesitamos ofrecer educación misionera en nuestras iglesias y ayudar a la gente a obtener una perspectiva global, mundial.
No ofrecemos educación misionera para sentir compasión de los demás, sino para obtener aprecio y visión de lo que Dios está haciendo en todo el mundo.
Desarrollo moral
¿Dónde está nuestro centro de autoridad?
Esto es importante en la madurez espiritual. Cuando comenzamos a hacer decisiones en la vida, el centro de autoridad está dentro de nosotros.
Hacemos decisiones basados en la forma en que afecta nuestra vida.
¿Me recompensarán o me castigarán?
Es muy egoísta.
Al ir desarrollando mi capacidad de hacer decisiones morales, el centro de autoridad pasa a un lugar fuera de mí mismo.
Llego al momento en que quiero agradar a mis padres o a la iglesia.
Quiero ser una buena persona.
El centro de autoridad ya no está dentro de mí.
Hago mis decisiones basado en lo que otras personas piensan de mí.
Muchas personas hacen sus decisiones basados en esta etapa.
Hacen decisiones morales de modo que otros piensen bien o no se desilusionen.
Hasta quizá deseen hacer las decisiones correctas para que Dios se agrade de ellos.
La motivación ya es puramente externa.
Al seguir desarrollándose, descubren que existe una autoridad moral básica en la vida.
Puede referirse a las reglas de la iglesia o las leyes de la nación.
Todo eso nos ayuda a vivir ordenadamente los unos con los otros.
Hago decisiones morales porque deseo que todos vivamos en forma ordenada.
El centro de autoridad sigue estando fuera de mí.
Guardo la ley, incluso la religiosa. Allí estaban muchos judíos en tiempos del Antiguo Testamento.
Pero existe otro nivel de desarrollo en términos de las decisiones morales.
Ocurre cuando aplicamos los principios morales a nuestra vida.
Hacemos decisiones basados en principios internos.
Haré lo bueno aunque todos hagan lo malo.
Haré lo bueno incluso si tengo que sufrir por ello. Haré lo bueno simplemente porque es bueno.
¿Qué sucedería si todos los días tuviéramos que consultar lo que podemos hacer o no?
Si quiero apostar y luego lo busco y descubro que no debo hacerlo y hago esa decisión porque deseo agradar a los líderes de la iglesia, hago lo correcto por una razón inmadura.
Si los buenos principios están arraigados dentro de mí, no tendré el deseo de apostar. Para mí no es importante. No necesito hacerlo.
Tengo otras cosas mejores que hacer con mi vida.
En el Antiguo Testamento cuando Jeremías estaba hablando del nuevo pacto, dijo que una persona no tenía que decirle a su prójimo “haz esto o aquello”, sino que la ley estaría escrita en los corazones.
Esa es la ética del amor.
Vivo de esa manera porque el principio del bien del amor de Dios está en mi corazón.
No tengo que vivir por los principios de un libro de reglas porque los principios de las reglas forman parte de mi vida. No puedo comenzar allí, pero allí quiero llegar en el desarrollo moral.
Necesitamos ayudarnos mutuamente a vivir por principios y no por reglas.
El comportamiento quizá sea el mismo, pero la motivación es muy diferente.
Una motivación puede ser que no quiero desagradar a Dios.
No quiero que se enoje conmigo. Esa no es la manera de vivir.
La motivación correcta es vivir bien porque amo a Dios y quiero ser un buen representante de Él en el mundo. Muchos no son capaces de actuar por esta motivación.
Siguen tratando de agradar a los que les rodean. Buscan aprobación o afirmación.
Cuando crecemos, tenemos la capacidad de pensar en diversas formas.
Podemos vivir por principios en lugar de reglas.
Es mucho más difícil vivir por principios que por reglas.
Si desea reglas uno, la gente nos dice lo que debemos hacer.
Si vive uno por principios, debe pensar por sí mismo.
Quizá no pueda hacer ciertas cosas porque aun cuando no sean malas, no son lo mejor.
Todo aquello que nos aparte de las cosas más importantes puede convertirse en ídolo.
Al procurar edificar en la gracia a la gente, gran parte de ello consiste en ayudarles a hacer decisiones morales basados en principios.
Es lo que todos deseamos para nuestros hijos, y es lo que también deseamos para nuestros hijos espirituales.
Una de las formas en que podemos hacerlo es compartir con los demás el proceso por el que pasamos al hacer nuestras decisiones morales.
Mi esposa y yo tenemos principios sobre la selección de diversiones.
Rechazamos ciertos programas de televisión o leer ciertos libros y revistas.
Les decimos a nuestros hijos por qué hacemos esas decisiones.
Cuando eran más pequeños les dábamos reglas sobre lo que podían ver o leer, pero oramos para que ahora ellos mismos hagan esas buenas decisiones.
La razón de esos rechazos no es que nuestra iglesia nos lo prohíbe, sino por lo que pueden influir sobre nuestra mente y relación.
La Biblia que debemos pensar en “todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable”.
Al crecer, nuestro centro de autoridad cambia de nuestro interior egoísta, hacia fuera, y luego de nuevo dentro nosotros, pero con otra calidad diferente.
¿Recuerdan cuando dije que nuestro desarrollo debe entenderse holísticamente y que la espiritualidad debe estar en el centro de nuestro desarrollo total?
¿Comienza a ver que todas estas áreas de crecimiento están interrelacionadas?
Aunque las hemos estudiado en forma separada, hemos comenzado a comprender que no las podemos aislar.
Están interrelacionadas y la eficaz relación entre las mismas ocurre cuando hablamos sobre el desarrollo espiritual.
La Biblia nos habla de todas ellas —el cuerpo como sacrificio vivo, la mente de Cristo, los que están en Cristo obtienen nueva identidad, etc.
Todos los dominios de nuestra vida se unen por el desarrollo espiritual.
Ustedes que son líderes de congregaciones, comiencen a pensar en lo que significa para una persona ser espiritualmente maduro.
Piensen en la jornada en que se hallan y los diversos componentes de su vida.
¿Qué significa para un niño de 12 años de edad ser maduro?
Ser lo que debe ser un niño de 12 años.
¿Qué significa para un adolescente ser maduro?
Ser todo lo que Dios lo llamó a ser en la edad en que se encuentra.
¿Puede acaso toda la relación de la vida ser lo que debe ser si no es cristiano uno?
No, no como Dios nos ha llamado a ser.
¿Acaso todas las decisiones morales de su vida pueden ser motivadas de la forma correcta si no es cristiano?
¿Puede tener la mente de Cristo si no es cristiano?
Observe que no le he preguntado si es inteligente o no, sino si es cristiano o no.
Por supuesto que puede serlo, pero no puede pensar como Cristo piensa.
Es importante ver a una persona como un todo, con el espíritu como el centro que afecta todo lo que hace.
Crecimiento vocacional
Todos hemos sido llamados a servir a Dios. Efesios 2:10 dice: “Pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas”.
Somos “llamados” (vactio) a servir a Dios en todo lo que hacemos, en cada área de nuestra vida.
Al pensar en preparar a otros para servir en la iglesia y al mundo fuera de ella, hemos de recordar dos criterios: habilidad y disposición.
Nivel 1: Incapaces y no dispuestos
La gente no es competente ni confía en la habilidad o tarea.
No están seguros de lo que se espera de ellos.
Quizá duden de que puedan crecer efectivamente en esta área.
Nivel 2: No capaces pero dispuestos
La gente confía, pero no cuenta con la capacitación específica en las habilidades requeridas.
Nivel 3: Capaces pero no dispuestos
La gente puede estar insegura acerca de algunos aspectos de la habilidad o tarea.
Vacilan por varias razones, incluyendo la falta de dedicación.
Nivel 4: Capaces y dispuestos
La gente está lista y capacitada para servir.
Probablemente requieran menos supervisión y mayor cantidad de aliento.
Crecimiento espiritual
Sustento la convicción de que existe un área separada de espiritualidad.
Nuestra espiritualidad consiste de la totalidad de nuestra humanidad plenamente viva (total) por Cristo.
Somos complejos.
No podemos ser divididos en partecitas no relacionadas entre sí.
Entonces, nuestra espiritualidad se manifiesta en nuestro cuerpo, pensamiento, identidad, relaciones, moralidad y propósito en la vida.
Dios nos ha llamado a ser santos y realizados plenamente.
Podemos ser eso sólo si tenemos su vida y cumplimos su plan para cada área. “Que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo. . .
Haya pues en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús… Si alguno está en Cristo, nueva criatura es. . . Amaos los unos a los otros… Amad a vuestros enemigos. . . Si me amáis, guardad mis mandamientos. . . Sed santos, porque yo soy santo”.
Repaso
A manera de repaso, busque los objetivos de aprendizaje que incluimos al principio de esta lección.
¿Puede usted ahora...
• Identificar las ocho etapas de desarrollo sicosocial?
• Comparar y contrastar las etapas de desarrollo Psicosocial con las etapas de desarrollo moral?
• Mencionar y describir cuatro etapas de crecimiento vocacional?
Hacia adelante
En la siguiente lección comenzaremos a estructurar los conceptos sobre la forma en que aprende la gente y cómo los desarrollamos en una filosofía de educación cristiana.
Asignación de tarea
Trabajen en el material sobre desarrollo integral que se aplica a un grupo de edad. Discutan las siguientes preguntas:
¿Cuáles son los problemas principales de esta edad en cada área de desarrollo: físico, personalidad, social, mental, etc.?
¿Cuáles son los elementos claves que debe recordar usted? ¿Cómo cambia esto su estrategia presente con este grupo de edad? ¿Medio ambiente físico actual?
¿Tipo de enseñanza actual?
Escriba un resumen de los descubrimientos del grupo que podrían ser distribuidos a nuevos obreros en ese grupo de edad.
Resumen final
Al hacer las cosas en la forma apropiada y en el orden correcto podemos eficazmente expandir la capacidad de nuestros estudiantes para aprender y desarrollarse.
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