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¿Como definir la elaboración de un sermón? Homéletica, Estudio Bíblico.

Podemos elaborar el sermón de la siguiente manera: 

1. El predicador recibe la inspiración del asunto sobre el cual ha de hablar como un mensaje especial de Dios para sus oyentes; 

como respuesta a sus continuas oraciones pidiendo a Dios la inspiración de mensajes apropiados a las necesidades espirituales de su público.

2. Encuentra el texto adecuado que define el mensaje. (A veces la inspiración del mensaje viene con el texto, sobre todo si el predicador es un asiduo lector de la Palabra de Dios.)

En otros casos querrá predicar sobre una doctrina bíblica y usará, no uno, sino muchos textos en su apoyo, escogiendo como texto del sermón el que me­jor defina el mensaje o doctrina que desea exponer.

3. Concentrará el mensaje en una frase corta que se llama tema.

4. Lo definirá en varias proposiciones o divisiones principales, ya sea usando las palabras o frases más prominentes del texto (sermón textual ilativo), o siguiendo un plan lógico formulado en su mente acerca de los pensamientos que el texto le sugiere (sermón textual-tópico), o bien formará un plan que no tiene nada que ver con las palabras del texto sino con algún mensaje o doctrina bíblica, para el cual el texto le sirve solamente de introducción (sermón tópico).

5. Escribirá una introducción que despierte la atención y el deseo de los oyentes para escuchar el desarrollo del mensaje. Acerca de esta parte breve pero importantísima del sermón hablamos en un capítulo especial.

Hasta aquí tiene formulado el plan o esqueleto del sermón. Aunque el esqueleto es el armazón o apoyo del cuerpo, no constituye el cuerpo en sí, necesita la carne y los órganos que lo completen. Así el sermón con sólo sus divisiones principales no conseguiría el objeto de salvación o edificación de los oyentes. Algunos de los mismos puntos principales no serían ni siquiera comprendidos por los oyentes si no fueran acompañados de una explicación.

El objeto de las subdivisiones es ampliar el sentido de las divisiones principales para que el pensamiento sea más claro y detallado. Por lo tanto, las subdivisiones deben ser únicamente el desarrollo de la división principal sin salirse de ella y, sobre todo, sin tratar de explicar lo que ha de exponerse más tarde en alguna otra división.

ejemplo 1º

Tema: LLAMAMIENTO EFICAZ

Mateo 9:9

Introducción. — Explicar la historia de Mateo de un modo vivo y dramático. Haciendo énfasis en la prontitud con que Mateo siguió a Cristo. Puntualícese lo que dijimos en la introducción del anterior bosquejo: que una sola palabra bastó para cambiar la vida de este hombre, pero:

I. ¿Quién es el que hace el llamamiento?

1. El Hijo de Dios venido como hombre a la tierra.

2. El amante Salvador que desea salvar a todos.

3. El Divino Maestro.

4. El que sabe lo que hay en el hombre.

5. El que tiene toda autoridad para invitar y aun mandar.

II. ¿A quién dirige esta exhortación?

1.A un hombre avaro y entrometido en negocios mundanos.

2.A uno despreciado de todo el mundo por su carácter y conducta.

3.A uno a quien el dinero no había podido satisfacer.

Aplicación: ¿No hay muchos así hoy día y entre los oyentes?

III. ¿Qué significa seguir a Cristo?

1. Seguir su instrucción, sus enseñanzas.

2. Imitar sus prácticas: oración, asistencia al culto, caridad, etc.

3. Acompañarle en sus sentimientos y propósitos.

4. Dejar la compañía que no sigue a Jesús.

5. Dejar la ocupación que, por no corresponder con el carácter o métodos de Cristo, no puede ejercerse siguiendo a Jesús.

Aplicación: A las posibles circunstancias de los oyentes (sin entrar en detalles que pudieran tener un carácter personal para alguno de los asistentes, lo que sería fatalmente erróneo y contraproducente. Dejemos al Espíritu Santo aplicar la Palabra).

IV. Resultados de seguir a Cristo.

1. Cambio total de vida. No se avergonzó de seguir al Señor.

2. Procuró que otros tuviesen contacto con Cristo.

3. Generosidad. "Convidó a muchos".

4. Recibió uno de los más altos cargos que Cristo podía dar a los mortales, el ser apóstol.

5. Ha sido un medio de bendición por medio de su Evangelio no sólo a sus contemporáneos, sino a todas las generaciones de creyentes.

Conclusión. — ¿No quieres seguir a Cristo hoy y servirle como Mateo para gozar de sus beneficios y ser bendición a muchos?

Las subdivisiones de los dos primeros puntos prin­cipales tienen que ver con la historia de Mateo y no requieren aplicación especial a los oyentes; sin em­bargo, al desarrollar las subdivisiones del primero, el predicador debe pensar en las almas que necesitan un Salvador, al igual que lo necesitó Mateo, y debe hablar con entusiasmo y convicción, aunque lo hará solamente refiriéndose a Mateo, sin hacer invitacio­nes especiales a los oyentes, pues tales invitaciones sólo en casos excepcionales pueden hacerse en el primer punto del sermón.

Sin embargo, debe contar la historia de Mateo, pensando en la impresión que hará en el ánimo de los oyentes inconversos lo que está describiendo como de paso, acerca del amor y deseo del Señor Jesucristo de salvar a los pecadores.

Al terminar el desarrollo de las cuatro subdivisiones del punto segundo puede hacerse una aplica­ción personal, diciendo: ¿No te hallas satisfecho y feliz? Cristo te invita, etc.

En el tercer punto casi olvidamos a Mateo, pero no nos apartamos del tema, porque, sin duda, Mateo haría todas estas cosas, sobre todo la 5.a, que está bien declarada en la narración evangélica.

En las cinco subdivisiones del punto cuarto puede observarse una clara gradación que nos permite terminar hablando de la recompensa que Cristo otorga a los que le siguen.

Las subdivisiones deben, pues:

1. Explicar lo que no sea bien claro en la división principal.

2. Demostrar y probar que lo afirmado en la división principal es la verdad.

Algunas veces las subdivisiones son respuestas a las preguntas de las divisiones principales, cuando el método de preguntas ha sido usado al hacer el plan general del sermón. Veamos un ejemplo de ello en este bosquejo sobre Judas:

ejemplo 2.°

Tema: LA GRAN TRAICIÓN

Lucas 22:48

I. ¿Quién comete el gran pecado? «JUDAS». ¿Quién era? Explíquese la dignidad que Jesús le había dado.

Lo que había experimentado en la compañía de Jesús.

Aplicación: Háblese de la dignidad que el hombre ha recibido sobre todos los seres de la Creación, y sobre del privilegio de haber conocido a Cristo por el Evangelio, mientras millones de seres humanos se hallan en la oscuridad e ignorancia espiritual.

II. ¿En qué consiste este pecado? "ENTREGAS".

1. Expóngase lo horrendo del crimen. (Abuso de confianza, rechazamiento del amor y advertencias dirigidas durante la última cena.)

2. ¿Cuál es su intento o propósito? (¿El dinero? ¿El rencor por la reprensión en Betania?)

Aplicación: Jesús dice que el que no es con El es contra El. Aquel que no lo acepta, le entrega; el que no le confiesa, le niega.

III. ¿Contra quién lo comete? "AL HIJO DEL HOMBRE".

1. Al único hombre puro que había habido.

2. Al amante Salvador.

3. Tu Maestro.

4. Al que conoce todas las cosas.

Aplicación: Todo esto es Jesús para cada alma.

IV. ¿Cómo lo realiza? "CON UN BESO".

1. Una señal de amistad.

2. Acto de descarada hipocresía.

Aplicación: Muchos serán condenados por sus actos de religiosidad hipócrita. ¿Serás tú uno de ellos?

ejemplo 2º

Tema: AMOR AGRADECIDO

Lucas 7:36 al 50

Las divisiones principales de este tema pueden ser:

I. Origen de este amor.

II. Su manifestación.

III. Su resultado.

Detallándolo por medio de subdivisiones, sería:

I. Origen de este amor.

1.No era egoísta ni carnal. No iba a reportarle ningún provecho material a la pecadora, pues todo el mundo sabía cuan santo y puro era el Divino Maestro y cómo condenaba el pecado (Mateo 6:26).

2. Era promovido por la fe (vers. 50).

a) La pecadora creía en el amor salvador de Jesús. Había perdonado los pecados del paralítico hacía poco en la misma ciudad (Lucas 5:20). ¿No querría perdonar a ella también?

b) En su poder para perdonar. Los fariseos lo ponían en duda, pero ella no. Tenía sus razones. (Expónganse éstas, basándose en los relatos evangélicos.)

II. ¿Cómo se manifestó este amor al Salvador? 1. En un santo valor, porque:

a) La casa donde entró esta pecadora no era la suya.

b) Los invitados a la mesa eran de categoría superior.

c) El caballero a quien se acercó era un alto personaje a quien todos llamaban el Señor.

d) El papel que iba a desempeñar en una fiesta era inoportuno y ridículo.

2. En lágrimas de corazón quebrantado, promovidas por:

a) Su pena y arrepentimiento por lo pasado.

b) Un humillante servicio personal.

c) Expresiones del más humilde efecto. Besar los pies.

d) Una actitud paciente ante la crítica. No se levantó a discutir con el fariseo. El amor a Cristo da paciencia.

III. Su resultado.

1. De parte del mundo, desprecios, burlas, insultos. No debemos extrañar que así ocurra siempre.

2. De parte del Señor:

a) Perdón completo. "Tus muchos pecados". No una parte de ellos, ni un tanto de su culpabilidad dejando el "reato" para ser expiado aquí o en el purgatorio.

b) Gratitud y elogio de Quien más valor tienen.

Notemos que hubo para la pecadora:

1.° Un momento de prueba ante la crítica.

2.° Un momento de satisfacción y esperanza cuando oyó la defensa del Señor.

3.° Un momento de gozo supremo cuando escuchó la palabra de perdón (vers. 48).

c)  Confirmación y adoctrinamiento (versículo 50).

1.° Jesús quiso que supiera la razón de su perdón: la fe que había puesto en el poder salvador de Cristo. No era ocasión para revelar aún la doc­trina del Calvario; pero, sin duda, la conoció más tarde la pecadora y le hizo amar aún más a su Salvador.

2.° Quiso que descansara en la seguri­dad de su salvación. "Ve en paz", no a cumplir penosas penitencias.

Conclusión. — ¿No quieres amar a Cristo, confesarle con valor y sufrir el desprecio del mundo para obtener en cambio tan grandes beneficios? Veamos otro bosquejo:

ejemplo 4º

Tema: LA ELECCIÓN DE MOISÉS

Hebreos 11:24-26

Introducción.—Puede hacerse de dos maneras:

1.a De carácter narrativo, refiriendo la historia bíblica, o 2.a Argumentativa, diciendo a vía de Introduc­ción:

En varias ocasiones de la vida se nos presenta la necesidad de hacer elecciones que deciden nuestro Porvenir, pero la principal de todas es aquella que tiene que ver con nuestra salvación y el porvenir eterno de nuestra alma. Moisés es un ejemplo de abnegación y del poder que un hombre puede recibir Por la fe en Dios cuando se decide a perderlo todo Por amor a El.

I. Lo que Moisés rehusó.

1. La dignidad de príncipe. Muchos han arries­gado mucho para gozar tal triunfo.

2. Los placeres de la corte. Seguramente eran muy atractivos.

3. Las riquezas. Las había gozado y sabía el bien material que significaban.

II. Lo que eligió.

Sufrir con el pueblo de Dios. Esto en un tiempo cuando estaban oprimidos por un déspota.

Compartir el desprecio que sufría su pueblo, la burla de sus enemigos; quizás en parte motivado por la esperanza que tenía de un libertador prometido a los padres, el Mesías, la Estrella de Jacob. Por esto el apóstol lo llama "el vituperio de Cristo".

III. El principio decisivo de su elección.

La fe. Por medio de la fe inculcada por su piadosa madre, Dios le enseñó:

1. A valorar lo mundano. Por eso consideraba las riquezas de Egipto como:

a) No satisfactorias. ¿Lo son hoy?

b) Inciertas (ilústrese con alguna anécdota).

c) Perjudiciales en su influencia. Descríbanse imaginativamente las luchas de conciencia del joven piadoso en una corte corrompida. El resultado fue decidir la huida antes que fuera cogido dema­siado fuertemente en los lazos del pecado.

2. A mirar a la remuneración. Esta podía tener dos aspectos:

a) La promesa de libertad y salida de Egip­to anticipada por los patriarcas Jacob y José (Génesis 49 y 50:24).

b) La ciudad con fundamentos que esperaban los patriarcas (Hebreos 11:9-16). El Cielo.

Ambas cosas parecían lejanas e improbables y de la segunda tenían menos detalles y garantía que las que tenemos nosotros después de la Venida de Cristo.

Su fe, empero, le hizo valorar estas cosas lejanas por encima de lo presente y tangible. ¿No lo hará con nosotros?

DIVISIONES AMPLIADAS O EXPLICADAS

Para predicadores noveles o muy ancianos, cuando empieza a fallarles la memoria, no será suficiente un bosquejo con escuetas divisiones y subdivisiones, sino que necesitará un poco de desarrollo escrito.

Aconsejamos, empero, que éste sea lo más conciso posible para no llevar al predicador a la tentación de leer el sermón palabra por palabra, lo que siempre resta vigor a la alocución, atando al predicador a un manuscrito.

El lector encontrará numerosos ejemplos de bosquejos de esta clase en nuestro volumen de Sermones escogidos, donde publicamos solamente dos, sobre inauguración de templos, transcri­tos palabra por palabra, y cuarenta y ocho sobre diversos temas en esta forma condensada, ocupando cada bosquejo a lo más tres páginas, y una, aproximadamente, de anécdotas.

Aquí nos limitaremos a transcribir un ejemplo exprofesamente escogido de otro autor.

ejemplo 3º

Tema: EL YUGO DE CRISTO

Mateo 11:29-30

Introducción. — El capítulo del cual selecciona­mos este ejemplo empieza con el mensaje enviado por Juan a Cristo y la respuesta de Este (vers. 3-6). Cristo ensalza el carácter de Juan (vers. 7-11) y censura al pueblo por su menosprecio, tanto del ministerio de Juan como dej suyo propio, mostrándoles los vanos pretextos que presentan para justificarse.

Finalmente profetiza la ruina de Corazín, Bethsaida y Capernaum, y concluye con esta afectuosa invitación a tales oyentes desaprensivos, que bien pueden ser tomados como tipo de la Humanidad entera. Consideremos:

I. El yugo que nos impone.

El yugo es un instrumento puesto sobre el cuello del buey por el cual éste queda sujeto a ciertas restricciones de parte del labrador que le conduce y de su compañero o compañeros de labor. Cristo usa esta figura para aplicarla a la religión; e implica:

1) El yugo de su doctrina. — Esto significa la su­jeción de nuestra mente a su enseñanza. La recepción con humildad de las misteriosas doctrinas del Cristianismo, como la encarnación del Verbo Divino, la Redención, la Resurrección, etc. Tales doctrinas eran tropezadero a los judíos y locura a los gentiles, mas a los creyentes son sabiduría y potencia de Dios.

2) El yugo de sus leyes. — Cristo no abolió la ley moral, sino que la explicó, espiritualizó y amplió. "Amad a vuestros enemigos" (véase Mateo 5:7). No hay verdadero discipulado sin obediencia: «Vosotros sois mis amigos», etc. "Si me amáis, guardad mis mandamientos."

3) El yugo de la cruz de Cristo. — «Si alguno quisiere ser mi discípulo tome cada día su cruz, etc.» Esto implica mucho: pública profesión de Cristo, negación de sí mismo, si es necesario abandono de amigos, esposa, hijos, casas, bienes, y aun de la mis­ma vida, por causa de Cristo.

II. La lección que nos enseña.

"Aprended de Mí". Esto significa tanto la doctrina que enseña como las reglas que nos impone y los sacrificios que demanda.

Tenemos que aprender de El:

1) Escuchando sus palabras. — El es el Profeta Supremo prometido a Israel de quien se dijo: "A El oíd." Mandato divino enfatizado nuevamente por Dios en Su bautismo.

2) Imitando su ejemplo. — Es nuestro modelo perfecto. No nos impone ningún deber que El mismo no haya cumplido en su vida ejemplar. El abrió la senda y nosotros tenemos que seguir sus pasos.

3) Adoptando su mente y espíritu. — "Que soy manso y humilde de corazón". Debemos compartir la mansedumbre y humildad de Cristo, pues: "Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de El." La verdadera humildad suprime el orgullo e imparte un carácter dócil y amable.

III. La bendición que promete.

"Hallaréis descanso para vuestras almas". El reposo corporal es dulce e indispensable. ¡Cuánto más el descanso del alma! Esta promesa incluye:

1) Descanso de la servidumbre del pecado. — No existe labor más severa o cruel, ni acompañada de mayor miseria, que la del pecado. Esclavitud de Satanás. Vasallaje de su maldito imperio.

2) Descanso de la inquietud interior. — "Los im­píos son como la mar en tempestad, que no puede estarse quieta". "No hay paz, dice mi Dios, para los impíos, sino temor y constante recelo"; pero "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios". Por esto el alma puede cantar:

Oí la voz del Salvador

Decir con tierno amor:

Ven, ven a Mí, descansarás,

Cargado pecador.

Tal como era, a mi Jesús,

Cansado, yo acudí,

Y luego dulce alivio y paz,

Por fe, de El recibí.

3) Eterno reposo en el Cielo. — Queda un reposo para el pueblo de Dios. De los trabajos, conflictos, tristezas, cruces, sufrimientos, etc. Reposo constante y eterno (Apoc. 14:13). Para persuadir a los pecadores a aceptar esta invitación observad:

IV. El motivo que aduce.

"Pues mi yugo es fácil y ligera mi carga". Así, es:

1) Contrastado con el yugo del pecado. — ¿Qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales os aver­gonzáis? El yugo del pecado está lleno de amargura y su paga es "muerte".

2) Comparado con las prácticas religiosas del paganismo. — Por lo general están llenas de crueldad. Tales sistemas religiosos se hallan escritos con la sangre de sus adoradores. Niños inmolados, viudas quemadas, torturas de los faquires y santones. El yugo de Cristo, en cambio, está lleno de misericordia, bondad, paz y pureza.

3) Comparado con las prácticas de la dispensación judía. — Aunque de divino origen, como Dispensación preliminar a la Cristiana, era, sin embargo, lo que Pedro llama: "Yugo que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido llevar." Por sus numerosos servicios, sacrificios, purificaciones, oblaciones, etcétera, y por la severidad de su ley moral: "Ojo por ojo y diente por diente."

4) El yugo de Cristo es, en cambio, fácil por sí mismo. — Nada irracional, nada degradante u opre­sivo se encuentra en su doctrina. "Sus mandamientos no son penosos". Amar a Dios, creer en Jesús, obedecer las leyes divinas y la dirección del Espíritu Santo; ser lleno de frutos de bondad, etc.

5) Es fácil por la ayuda que al aceptarlo nos es otorgada. — «Yo estoy con vosotros todos los días», promete Cristo al partir. Su presencia infunde fortaleza y consuelo por su Santo Espíritu. (Cítense ejemplos de mártires.) "Bástate mi gracia" fue dicho a un hombre que pasó muchas tribulaciones en el servicio de Cristo, el cual pudo por su parte exclamar: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece."

Aplicación: Exhortad al esclavo del pecado acerca de la necedad y locura de continuar en su penosa vida de pecado.

Invitadle a probar el suave yugo de Cristo.

Animad a los discípulos de Cristo a "seguir al Cordero por dondequiera que fuere", imitando sus virtudes.

Nótese en este ejemplo de un gran maestro varios rasgos que hemos señalado en la parte teórica de este manual:

1.° El sermón es en su planteamiento de carácter textual ilativo.

2.° El exordio o introducción es del contexto. El doctor Burns tiene una preferencia especial por las introducciones contextúales. Permítasenos decir que éstas son siempre las más fáciles y ricas en ense­ñanza, pero no las recomendamos en todos los casos.

El predicador que teniendo que -dirigirse a un mismo auditorio le diera siempre introducciones del contex­to llegaría a hacerse monótonamente pesado. Como explicaremos en el capítulo VIII, hay otras formas de introducción más atractivas para despertar vivamente el interés del público desde el mismo principio del mensaje.

3.° Este sermón es, empero, en su desarrollo, un sermón textual-analítico, porque hay una frase en cada división principal que analiza, o presenta en otras palabras que las del propio texto, la verdad que expresan las frases textuales una tras otra.

4.° La conclusión, o aplicación, como lo denomina el Dr. Burns, es múltiple, conteniendo tres puntos. Ello es posible por tratarse de un texto largo y un sermón bastante extenso. Un texto más breve, raramente permite varias conclusiones.

5.° Digamos, finalmente, que este bosquejo, de un autor clásico y maestro de Homilética del siglo pasado, resulta demasiado extenso para nuestra época moderna. El predicador de nuestro tiempo que quisiera adaptarlo literalmente podría dar muy poco desarrollo a cada parte.

Esto ocurre también con nuestro propio volumen de Sermones escogidos, pre­parado para predicadores noveles en tiempos de persecución, cuando los fieles se reunían por las casas, llenos de fervor espiritual, y no se sentían muy satisfechos si el sermón se circunscribía a una sola hora. Era necesario, pues, extender el mensaje por toda clase de ramificaciones en cada punto y enriquecerlo con muchas anécdotas. 

Pero ello da posibilidad al predicador actual a escoger lo mejor. Siem­pre es preferible en un bosquejo ajeno que nos pro­ponemos adaptar, que haya exceso de material, que falta, para poder escoger y omitir lo menos interesante, dando paso a pensamientos propios basados en aquellos puntos o proposiciones que más nos han llamado la atención.

Todo Predicador tiene que confesar que ha adaptado muchos o pocos sermones de predicadores, pero omitiendo las nueve décimas partes del material, conservando tan sólo las divisiones principales y algunos pensamientos clave.

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