Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Meta y Objetivo / Goal and Motivation

Aportacion de: Ben Ayala
~~~~~~~
¿Es mala la ambición? 
¿Está mal tener empuje y esforzarse para ser el mejor?

Puede ser. La diferencia entre la ambición correcta y la incorrecta es la motivación y el objetivo: si es para la gloria de Dios o para gloria personal.

En 1 Tesalonicenses 4:1, Pablo señala que los creyentes deben «agradar a Dios» con su vida. Para algunos, el deseo de agradarlo es una transformación instantánea generada en el momento de la salvación, mientras que para otros, esa transformación está repleta de inconsecuencias y vacilaciones. Ya sea que el cambio ocurra en forma instantánea o gradual, el creyente debe ambicionar las metas divinas, no las propias.

Por eso, en relación al trabajo, preguntamos: «¿Cómo me ayudará este cambio de trabajo a servir a los demás y glorificar a Dios?». La ambición espiritual se enfoca en el Señor y en los demás, y siempre considera los talentos que Él nos ha dado y cómo desea utilizarnos.

Pablo sugiere que trabajemos «con corazón sincero, temiendo a Dios» (Colosenses 3:22). Todo lo que hagamos en nuestro lugar de trabajo debe ser como un servicio para el Señor (vv. 23-24).

Glorificamos más a Dios y nos deleitamos más en su Persona cuando trabajamos con fervor y excelencia para Él, no para nosotros; cuando lo hacemos para servir al Señor y a los demás, no para beneficio personal… porque Él merece todo lo que somos y tenemos.
Señor, ayúdame a aplicar ánimo a mis esfuerzos de trabajo
que alomejor te gusten. Ofrezco mis acciones y palabras
hoy en día como un testimonio para traerte gloria.
Úsame hoy para guiar a otros a Ti. Amén.

«Nos empequeñecemos al intentar ser grandes»
**************
~~~~~~~~~~~~~~~~~

Is ambition wrong? 
Is it wrong to be driven, to push to be the best?
It can be. The difference between right and wrong ambition is in our goal and motivation—whether it’s for God’s glory or our own.

In 1 Thessalonians 4:1, Paul tells us that Christians are to live lives “to please God.” For some, the drive to please Him is an instant transformation at the time of salvation; for others, the transformation is full of stutter-steps and mis-starts. Whether the change happens instantly or gradually, the Christian is to pursue God’s goals, not selfish ones.

So, in the workplace we ask: “How will that job change help me serve others and glorify God?” Ambition oriented toward God is focused outward on Him and others, always asking how He has gifted us and wants to use us.

Paul suggests we work with “sincerity of heart, fearing God” (Col. 3:22). Whatever we’re doing—in the board room, on the docks, wherever we’re working—we’re to serve as if doing it for God (vv.23-24).

We glorify Him most and enjoy Him most when we work with fervor and excellence for His pleasure, not ours. For His service and the service of others, not self-service and personal gain—because He deserves our all.

Lord, help me to apply zest to my work efforts
that I might please You. I offer my actions and words
today as a testimony to bring You glory.
Use me today to point others to You. Amen.
“We grow small trying to be great.”
  +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

No confundas los desafíos con derrotas

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. (Juan 16:33) En la vida es común enfrentar momentos en los que todo parece desmoronarse. Las puertas se cierran, soplan vientos contrarios y el alma se siente abatida. En momentos así, muchos confunden el desafío con la derrota. Pero es importante entender que el desafío es una parte esencial del crecimiento, no el final del viaje. Los desafíos nos moldean, nos fortalecen y nos acercan a Dios. Nos enseñan a confiar más, a orar con más fervor y a depender completamente de la gracia de Dios. Cuando David se enfrentó a Goliat, fue un desafío, no una derrota. Cuando José fue vendido por sus hermanos y arrojado a la cárcel, fue un proceso, no el final de la historia. Dios nunca prometió una ausencia de luchas, pero garantizó su presencia constante en medio de ellas. Él convierte el desierto en un camino y el dolor en un propósito. Si hoy estás enfrentando algo difícil,...

Con Cristo, todo el año es un año nuevo

Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. (Filipenses 3:13-14) El final del año es por lo general un momento de conmemoración, aunque no para todos. Para algunas personas pensar en el próximo año puede causar desánimo: "da igual, todos los años son iguales". No todos actúan de la misma manera ante la expectativa de un año nuevo. La mejor manera de romper con el desánimo es ser sincero con Dios. No hay nada mejor que abrir el corazón y exponer tus expectativas antes del "cambio de año". Dios es misericordioso, él nos oye, y es eso lo que desea que hagamos. Solo el Espíritu Santo es capaz de calmarnos y de confortarnos. ¡Permítele que lo haga! Sé sincero contigo y reconoce todo lo que Dios ha hecho en tu vida. Desarrollar un corazón agradeci...