Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

JUECES, Estudio Biblíco

INTRODUCCIÓN

El libro de Jueces (=Jue) relata episodios acaecidos entre el asentamiento de los israelitas en Canaán y la institución de la monarquía en tiempos de Saúl y de David.

Se trata, casi siempre, de episodios guerreros, determinados por el ataque de enemigos externos que ponían en peligro la seguridad e incluso la existencia de una o varias tribus de Israel. Ante esa amenaza, el Señor suscitaba un “caudillo” o “salvador” (Jue 3.9), que se ponía al frente del pueblo y conducía una acción militar destinada a eliminar el peligro. Este caudillo era un líder ocasional, que actuaba bajo el impulso del “espíritu” del Señor durante un cierto tiempo y en un espacio limitado.

Una vez terminada la campaña de liberación, el caudillo daba por cumplida su tarea y se reintegraba a sus actividades personales ordinarias (cf. 8.22-23). A dichos caudillos se les ha dado tradicionalmente el nombre de jueces.

Este título no es el más apropiado para describir la actividad de los principales protagonistas de estos relatos, porque se trata de héroes que lucharon por liberar a su pueblo en un momento de opresión, y no de magistrados que administraran justicia o entendieran en asuntos judiciales.

De hecho, el verbo hebreo traducido habitualmente por juzgar incluye también las ideas de guía y de gobierno. Más aún, es probable que la idea de gobierno haya sido la más primitiva, y que la referencia a la función de juzgar sea un sentido secundario, puesto que la administración de la justicia es una de las principales responsabilidades del gobernante. Los episodios están conectados entre sí por medio del llamado “esquema en cuatro tiempos” (véase 2.11-23 n.), el cual se repite a lo largo del libro y da una visión de conjunto de la época de los jueces.

Dicha visión, reducida a sus términos esenciales, incluye los elementos siguientes:

1. A lo largo de la vida del juez o caudillo, el pueblo permanece fiel al Señor y goza de paz y prosperidad (3.11,30; 5.31; 8.28).

2. Pero una vez muerto el juez, los israelitas abandonan al Señor (2.12-13; 10.6,10; cf. 4.1; 13.1) y rinden culto a los dioses de los pueblos vecinos (3.7).

3. La ira del Señor se enciende entonces contra Israel (2.14,20; 3.8) y lo somete al poder de sus enemigos (4.2; 10.7).

4. Los israelitas, en medio de la opresión, se arrepienten de su infidelidad y claman al Señor (3.9,15; 4.3; 6.6), que les envía un “salvador”. Este derrota a sus enemigos y libera al pueblo de la opresión (2.16; 3.9,15; 11.33). Así, Israel recupera su paz y su libertad durante cuarenta años (3.11 n.). Una vez concluido ese periodo, el ciclo vuelve a repetirse (cf. 3.11b-12; 6.1).

Estos jueces, caudillos o salvadores tienen pocos rasgos en común. Débora era una profetisa que pronunciaba sus oráculos o resolvía pleitos sentada debajo de una palmera (4.5); Gedeón, un pobre campesino (6.11); Jefté, hijo de una prostituta (11.1) y jefe de una banda de salteadores (11.3); y Sansón, un joven de fuerza descomunal, que sembraba el terror entre los filisteos pero sucumbió ante los encantos de Dalila (cf. 16.3,17).

También sus estrategias eran diferentes: Ehud actuó por cuenta propia y pudo realizar su hazaña ayudado por su condición de zurdo (3.21); Gedeón planeó un ataque nocturno por sorpresa (7.19) y Sansón dependía enteramente de la fuerza de su brazo (cf. 14.6). En las hazañas que ellos realizan siempre se pone de manifiesto el poder del Dios de Israel, que sostiene a su pueblo en las horas difíciles y le asegura la existencia a pesar de sus deslealtades e infidelidades (cf. 2.18).

El siguiente esquema presenta las principales secciones de este libro:

I. Dos introducciones (1.1–3.6)

1. Establecimiento de los israelitas en Canaán (1.1–2.5)

2. Visión de conjunto del periodo de los jueces (2.6–3.6)

II. Historia de los jueces (3.7–16.31)

III. Dos apéndices (17–21)

1. Migración de los danitas y fundación del santuario de Dan (17–18)

2. El crimen de Guibeá y la guerra contra la tribu de Benjamín (19–21)

_______________________________________________________________
Follow on Facebook TBM-Missions: https://www.facebook.com/roberto.bonillacea
Sitio Web Dedicado a Video: TBM-Missions TV

Comentarios

NOVEDADES

"¿Debe o no, una iglesia dar el diez por ciento de las ofrendas que recibe?"

"¿Qué dice la Biblia acerca del diezmo?" Diezmar / ofrendar debe ser un gozo, una bendición.  Tristemente, casi nunca es ese el caso en la iglesia de hoy. Diezmar es un asunto con el que muchos cristianos luchan dia a dia. En muchas iglesias locales ponen demasiado énfasis en diezmar. Al mismo tiempo, muchos cristianos rehúsan someterse a la exhortación bíblica tocante a ofrendar al Señor. Diezmar es un concepto del Antiguo Testamento. El diezmo era un requisito de la ley en la cual todos los Israelitas ofrendaban al tabernáculo / templo el 10% de todo lo que ganaban y hacían crecer ( Levítico 27:30; Números 18:26; Deuteronomio 14:23; 2 Crónicas 31:5 ).  El Nuevo Testamento en ninguna parte ordena, o aún recomienda que los cristianos se sometan a un sistema legalista de diezmar.  Pablo declara que los creyentes deberían apartar una porción de sus ingresos a fin de dar soporte a la iglesia ( 1 Corintios 16:1-2 ). El Nuevo Testamento en ningún lugar señala un cierto porcent...

El Señor nos oye en el día de angustia

Que el Señor te oiga en momentos de angustia; que te defienda el Nombre, el Dios de Jacob. (Salmo 20:1) Cuando todo parece desmoronarse y nuestras almas están abatidas, hay una promesa que brilla como la luz en la oscuridad: el Señor nos escucha en el día de la angustia. Este breve, pero profundo versículo, revela el corazón de un Dios que no es indiferente a nuestro sufrimiento. Él no se limita a observar desde lejos, sino que inclina sus oídos al clamor sincero de quienes lo buscan. El salmista habla con certeza: «Que el Señor te oiga…». Nos reconforta saber que no estamos solos cuando el miedo llama a la puerta, cuando los planes fallan o cuando se nos acaban las fuerzas. La oración, en este contexto, no es un acto religioso vacío, sino un encuentro con el Dios vivo, que nos ayuda, nos protege y nos fortalece. Y todavía hay más: «que te defienda el Nombre, el Dios de Jacob». El nombre de Dios no es solo un título. Es una expresión de su carácter, su fidelidad, su pacto. El ...

Me siento seguro a la sombra del Altísimo

¿Alguna vez te has sentido perdido, impotente o con miedo de lo que te depara el futuro? Hay un lugar donde podemos encontrar seguridad y paz, incluso en medio de las tormentas de la vida. En el Salmo 91:1-2, la Palabra de Dios nos recuerda: El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Todopoderoso. Diré yo al SEÑOR: “¡Refugio mío y castillo mío, mi Dios en quien confío!”. (Salmo 91:1-2) Estas palabras nos invitan a tener una relación íntima con Dios, nuestro Padre amoroso. Él no nos promete que no enfrentaremos dificultades, pero garantiza que cuando buscamos refugio en él, encontramos protección, consuelo y fuerza para seguir adelante. Habitar en el lugar secreto del Altísimo significa confiar completamente en Dios, entregándole nuestros miedos, preocupaciones y sueños. No se trata solo de acudir a él de vez en cuando, sino de vivir en su presencia, como quien encuentra un hogar seguro al que siempre podrá regresar. Cuando hacemos del Señor nuestro refugio,...