Ir al contenido principal

DE LA ESCLAVITUD A LA LIBERTAD (1.1–15.21) Estudio Biblíco

SUFRIMIENTOS DE LOS ISRAELITAS EN EGIPTO

Éxodo 1
1 Estos son los nombres de los israelitas que llegaron con Jacob a Egipto, cada uno con su familia: 
2 Rubén, Simeón, Leví, Judá, 
3 Isacar, Zabulón, Benjamín, 
4 Dan, Neftalí, Gad y Aser. 5 Los descendientes de Jacob sumaban en total setenta personas.b José ya estaba en Egipto.
6 José y sus hermanos, y todos los de aquella generación, murieron;c 
7 pero como los israelitas tenían muchos hijos, se multiplicaron de tal manera que llegaron a ser muy poderosos. El país estaba lleno de ellos.
8 Más tarde hubo un nuevo rey en Egipto, que no había conocido a José y que dijo a su pueblo: 
9 “Mirad, el pueblo israelita es más numeroso y más poderoso que nosotros; 
10 así que debemos hacer algo para impedir que sigan aumentando, porque podría suceder que, en caso de guerra, se pusieran de parte de nuestros enemigos para pelear contra nosotros, y se fueran de este país.”h
11 Por eso los egipcios pusieron capataces encargados de someter a los israelitas a trabajos muy duros.i Les hicieron construir las ciudades de Pitón y Ramsés,j que el faraón,k rey de Egipto, utilizaba para almacenar provisiones.l 
12 Pero cuanto más los maltrataban, más aumentaban.m Así que los egipcios les tenían mucho miedo.
13 Los egipcios esclavizaron cruelmente a los israelitas. 
14 Les amargaron la vida sometiéndolos a rudos trabajos: preparar barro y hacer adobes, y atender a todos los trabajos del campo. En todo esto los israelitas eran tratados con crueldad. 
15 Además el rey de Egipto habló con Sifrá y Puá, que eran parteras de las hebreas,ñ y les dijo:
16 –Cuando atendáis a las hebreas en sus partos, fijaos en el sexoo del recién nacido. Si es niña, dejadla vivir, pero si es niño, ¡matadlo!
17 Sin embargo, las parteras tuvieron temor de Diosp y no hicieron lo que el rey de Egipto les había ordenado, sino que dejaron vivir a los niños. 18 Entonces el rey de Egipto las mandó llamar y les dijo: –¿Por qué habéis dejado vivir a los niños?
19 –Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias –contestaron ellas–. Al contrario, son muy robustas y dan a luz antes de que nosotras lleguemos a atenderlas.
20-21 De esta manera el pueblo israelita seguía creciendo en número, y cada vez se hacía más poderoso. Además, como las parteras tuvieron temor de Dios, él las favoreció y les concedió una familia numerosa. 22 El faraón, por su parte, ordenó a todo su pueblo: “Echad al río a todos los niños hebreos que nazcan;q solo a las niñas dejadlas vivir.”


2 Nacimiento de Moisés
1 Un hombre de la tribu de Leví se casó con una mujer de la misma tribu, 
2 la cual quedó embarazada y tuvo un hijo. Al ver ella que el niño era hermoso, lo escondió durante tres meses. 
3 Pero no pudiendo mantenerlo escondido por más tiempo, tomó un canastillo de junco, al que selló todas las rendijas con asfalto natural y brea para que no le entrara agua; luego puso al niño en el canastillo, y lo dejó entre los juncos, a la orilla del río Nilo. 
4 Además dijo a una hermana del niño que se quedara a cierta distancia, y que estuviera al tanto de lo que pasara con él.
5 Más tarde, la hija del faraón bajó a bañarse al río y, mientras sus sirvientas paseaban por la orilla, vio el canastillo entre los juncos. Entonces mandó a una de sus esclavas que se lo trajera. 
6 Al abrir el canastillo y ver que dentro había un niño llorando, la hija del faraón sintió compasión de él y dijo: –Este es un niño hebreo. 
7 Entonces la hermana del niño propuso a la hija del faraón: –¿Te parece bien que llame a una nodriza hebrea, para que le dé el pecho a este niño?
8 –Ve por ella –contestó la hija del faraón.
Entonces la muchacha fue a buscar a la madre del niño, 
9 a quien la hija del faraón dijo: –Toma a este niño y críamelo, y yo te pagaré por tu trabajo.
La madre del niño se lo llevó y lo crió, 
10 y cuando ya hubo crecido se lo entregó a la hija del faraón, que lo adoptó como hijo suyod y lo llamó Moisés, pues dijo: –Yo lo saqué del agua.e
Moisés huye de Egipto
11 Moisés, siendo ya adulto,f salió un día a visitar a sus hermanos de raza, y se dio cuenta de que sus trabajos eran muy duros.g Y vio que un egipcio estaba golpeando a uno de sus hermanos hebreos.h 
12 Entonces miró bien por todas partes y, no viendo a nadie por allí, mató al egipcioi y lo enterró en la arena. 
13 Al día siguiente volvió a salir, y vio que dos hebreos se estaban peleando. Entonces preguntó al que maltrataba al otro: –¿Por qué golpeas a uno de tu propia raza?
14 Aquel hebreo le contestó: –¿Y quién te ha puesto a ti por jefe y juez entre nosotros? ¿Acaso piensas matarme, como mataste al egipcio?
Al oir esto, Moisés tuvo miedo, pues se dio cuenta de que ya se había descubierto la muerte del egipcio. 
15 Y en efecto, en cuanto el faraón supo que Moisés había dado muerte a un egipcio, lo mandó buscar para matarlo; pero Moisés huyó y se fue a vivir a la región de Madián.j Allí se sentó cerca de un pozo.
16 Reuel,k sacerdote de Madián, tenía siete hijas. Aquel día, ellas habían ido al pozo a sacar agua para llenar los bebederos y dar de beber a las ovejas de su padre, 
17 pero unos pastores vinieron y las echaron de allí. Entonces Moisés se levantó a defenderlas, y dio de beber a las ovejas. 18 Cuando ellas volvieron a donde estaba su padre, este les preguntó: –¿Cómo es que hoy habéis regresado tan pronto?
19 Ellas le contestaron: –Un egipcio nos defendió de los pastores, y luego sacó el agua por nosotras y dio de beber a las ovejas.
20 Entonces Reuel les dijo: –¿Y dónde está ese hombre? ¿Por qué le dejasteis solo? ¡Id a llamarle, para que venga a comer!
21 Y así Moisés aceptó quedarse a vivir en la casa de Reuel. Después Reuel le dio a su hija Séfora por esposa, 
22 y ella tuvo un hijo al que Moisés llamó Guersón, porque dijo: “Soy un extranjero en tierra extraña.”l
23 Con el correr del tiempo murió el rey de Egipto. Pero los israelitas seguían quejándose y lamentando su esclavitud. Entonces Dios escuchó sus lamentos 24 y atendió sus quejas, acordándose del pactom que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob. 25 Los vio Dios, y se dio cuenta de su condición.

Llamamiento de Dios a Moisés
3 1 Moisés cuidaba las ovejas de su suegro Jetró, que era sacerdote de Madián. Un día, llevándolas a través del desierto, llegó hasta el monte de Dios, que se llama Horeb.a 
2 Allí el ángel del Señorb se le apareció en una llama de fuego, en medio de una zarza. Moisés miró atentamente y se dio cuenta de que la zarza ardía en el fuego, pero no se consumía.
3 Entonces pensó: “¡Qué cosa tan extraña! Voy a ver por qué no se consume la zarza.” 
4 Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba a mirar, le llamó desde la zarza: –¡Moisés! ¡Moisés! –Aquí estoy –contestó Moisés.
5 Entonces Dios le dijo: –No te acerques. Y descálzate,c porque el lugar donde estás es sagrado.
6 Y añadió: –Yo soy el Dios de tus antepasados. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.d
Moisés se cubrió la cara,e pues tuvo miedo de mirar a Dios;
7 pero el Señor siguió diciendo: –Claramente he visto cómo sufre mi pueblo que está en Egipto. Los he oído quejarse por culpa de sus capataces, y sé muy bien lo que sufren.
8 Por eso he bajado, para salvarlos del poder de los egipcios; voy a sacarlos de ese país y voy a llevarlos a una tierra grande y buena, donde la leche y la miel corren como el agua.f Es el país donde viven los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.g 
9 Mira, he escuchado las quejas de los israelitas, y he visto también que los egipcios los maltratan mucho. 
10 Por lo tanto, ponte en camino, pues te voy a enviar al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas.h
11 Entonces Moisés respondió a Dios: –¿Y quién soy yoi para presentarme al faraón y sacar de Egipto a los israelitas?
12 Dios le contestó: –Yo estaré contigo.j Y esta es la señal de que yo mismo te envío: cuando hayas sacado de Egipto a mi pueblo, todos vosotros me adoraréis en este monte.k
13 Pero Moisés le respondió: –El problema es que cuando yo vaya y les diga a los israelitas: ‘El Dios de vuestros antepasadosl me ha enviado a vosotros’, ellos me preguntarán: ‘¿Y cuál es su nombre?’mEntonces, ¿qué podré decirles?
14 Dios le contestó: –YO SOY EL QUE SOY.n Tú, pues, dirás a los israelitas: ‘YO SOY me ha enviado a vosotros.’
15 Además, Dios dijo a Moisés: –Di también a los israelitas: ‘El Señor, el Dios de vuestros antepasados, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me ha enviado a vosotros.’ Este es mi nombre eterno; este es mi nombre por todos los siglos. 
16 Ve, reúne a los ancianos de Israel y diles: ‘El Señor, el Dios de vuestros antepasados, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, se me apareció y me dijo que ha puesto su atenciónq en vosotros, y que ha visto el trato que os dan en Egipto. 17 También me dijo que os va a librar de los sufrimientos en Egipto y os va a llevar al país de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos; a una tierra donde la leche y la miel corren como el agua.’
18 Los ancianos te harán caso; entonces tú irás con ellos a ver al rey de Egipto y le dirás: ‘El Señor, el Dios de los hebreos, ha salido a nuestro encuentro. Por tanto, déjanos ir al desierto, a una distancia de tres días de camino, a ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios.’ 
19 Sin embargo, yo sé muy bien que el rey de Egipto no os dejará salir, si no es por la fuerza.
20 Por tanto, yo mostraré mi poder y heriré de muerte a los egipcios con todas las cosas asombrosas que haré en su país; después de eso, el faraón os dejará salir. 
21 Además, yo haré que los israelitas se ganen la buena voluntad de los egipcios, de modo que cuando salgáis no os vayáis con las manos vacías.
22 Cada mujer pedirá a su vecina, o a cualquier otra mujer que viva con ella, objetos de plata y de oro, y vestidos con los que vestiréis a vuestros hijos e hijas. Así despojaréis a los egipcios de todo lo que tienen.

4 1 –Ellos no me creerán, ni tampoco me harán caso –contestó Moisés–. Al contrario, me dirán: ‘El Señor no se te ha aparecido.’
2 –¿Qué es eso que tienes en la mano? –preguntó el Señor.
–Un bastón –contestó Moisés.
3 –Arrójalo al suelo –ordenó el Señor.
Moisés lo arrojó al suelo, y en el mismo instante el bastón se convirtió en una serpiente. Moisés echó a correr para alejarse de ella, 
4 pero el Señor le dijo: –Extiende la mano y tómala por la cola.
Moisés extendió la mano y, al tomarla, la serpiente se convirtió otra vez en bastón.
5 –Esto es para que crean que se te ha aparecido el Señor, Dios de tus antepasados, Dios de Abraham, Isaac y Jacob 
6 –dijo el Señor–. Y ahora mete tu mano en el pecho.
Moisés metió su mano en el pecho y, al sacarla, vio que estaba enferma de lepra y blanca como la nieve. 
7Entonces Dios le dijo: –Vuelve a meter tu mano en el pecho.
Moisés lo hizo así y, al sacar la mano de nuevo, ya estaba tan sana como el resto del cuerpo.
8 Luego el Señor le dijo: –Si con la primera señal no te creen ni te hacen caso, te creerán con la segunda; 
9 pero si no te creen ni te hacen caso con ninguna de estas dos señales, saca agua del río y derrámala sobre el suelo. En cuanto el agua que saques del río caiga al suelo, se convertirá en sangre.
10 –¡Ay, Señor! –respondió Moisés–. Yo no tengo facilidad de palabra, y esto no es solo de ayer ni de ahora que estás hablando con este siervo tuyo, sino de tiempo atrás. Siempre que hablo se me traba la lengua. 
11 Pero el Señor le contestó:
–¿Y quién le ha dado la boca al hombre? ¿Quién, si no yo, lo hace mudo, sordo, ciego o que pueda ver? 
12 Así que, anda, que yo estaré contigo cuando hables y te enseñaré lo que debes decir.
13 Moisés insistió: –¡Ay, Señor, por favor, envía a alguna otra persona!
14 Entonces el Señor se irritó con Moisés, y le dijo: –¡Pues ahí está tu hermano Aarón, el levita! Yo sé que él habla muy bien. Además, él viene a tu encuentro y se va a alegrar mucho de verte. 
15 Habla con él y explícale todo lo que tiene que decir.
Yo, por mi parte, estaré con él y contigo cuando habléis, y os daré instrucciones sobre lo que hayáis de hacer. 
16 Tú hablarás a Aarón como si fuera yo mismo, y Aarón, a su vez, comunicará al pueblo lo que tú le digas.b 
17 Llévate este bastón, porque con él harás cosas asombrosas.


Moisés regresa a Egipto
18 Moisés volvió a casa de su suegro Jetró y le dijo: –Tengo que regresar a Egipto, donde están mis hermanos de raza. Quiero ver si todavía viven. –Vete, pues, y que te vaya bien –contestó Jetró.
19 Estando aún Moisés en la región de Madián, el Señor le dijo: –Regresa a Egipto, porque ya han muerto todos los que querían matarte.
20 Moisés tomó entonces a su esposa y a su hijo,d los montó en un asno y regresó a Egipto. En la mano llevaba el bastón de Dios. 
21 Después el Señor dijo a Moisés: –Cuando llegues a Egipto, pon toda tu atención en hacer ante el faraón las maravillas que te he dado el poder de realizar. Yo, por mi parte, haré que él se ponga terco y que no deje salir a los israelitas.
22 Entonces dirás al faraón: ‘Así dice el Señor: Israel es mi hijo primogénito
23 y te he dicho que dejes salir a mi hijo, para que vaya a adorarme; pero como no has querido dejarlo salir, yo mataré a tu primogénito.’
24 Durante el camino, en el lugar donde Moisés y su familia iban a pasar la noche, el Señor salió al encuentro de Moisés y quiso matarlo. 25 Entonces Séfora tomó un cuchillo de piedra y cortó el prepucio a su hijo; luego, tocando con el prepucio del niño los pies de Moisés, le dijo: "En verdad, tú eres para mí un esposo de sangre." 

26 Entonces el Señor dejó ir a Moisés. Y Séfora dijo que Moisés era un esposo de sangre debido a la circuncisión.

27 Mientras tanto, el Señor había dicho a Aarón: "Ve al desierto a encontrarte con Moisés." Y Aarón fue y encontró a Moisés en el monte de Dios.h Allí le saludó con un beso.28 Entonces Moisés contó a Aarón todas las cosas que el Señor le había ordenado decir, y también las grandes maravillas que le mandaba hacer. 29 Luego fueron los dos a reunir a los ancianos de Israel, 30 y Aarón les contó todo lo que el Señor había dicho a Moisés, haciendo además ante la gente las maravillas que Dios le había ordenado que hiciera.
31 La gente quedó convencida. Y al saber que el Señor había puesto su atención en ellos y que había visto cómo sufrían, se inclinaron en actitud de adoración.

Moisés y Aarón frente al faraón
5 1 Después de esto, Moisés y Aarón fueron a decirle al faraón: –Así ha dicho el Señor, el Dios de Israel: ‘Deja ir a mi puebloa al desierto, para que celebre allí una fiesta en mi honor.’

2 Pero el faraón contestó: –¿Y quién es ‘el Señor’, para que yo le obedezca y deje ir a los israelitas? Ni conozco al Señor, ni tampoco voy a dejar ir a los israelitas.

3 Entonces ellos dijeron: –El Dios de los hebreos ha venido a nuestro encuentro; así que vamos a ir al desierto, a una distancia de tres días de camino, para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios, no sea que nos haga morir con una peste o a filo de espada.

4 Pero el rey de Egipto les dijo: –Moisés y Aarón, ¿por qué distraéis a la gente de su trabajo? ¡Marchaos y seguid trabajando!

5 También les dijo el faraón: –Ahora que hay tantos israelitas en el país, ¿vais a hacer que dejen de trabajar? 6 Aquel mismo día el faraón ordenó a los capataces y jefes de grupo: 7 –Desde ahora ya no daréis paja a los israelitas para que hagan adobes,b como se ha venido haciendo; ¡que vayan ellos mismos a recoger la paja!

8 Pero exigidles la misma cantidad de adobes que han hecho hasta ahora. ¡Ni un solo adobe menos! Son unos holgazanes, y por eso gritan: ‘¡Vayamos a ofrecer sacrificios a nuestro Dios!’ 9 Haced trabajar más duro a esa gente; mantenedlos ocupados, para que no hagan caso de mentiras.

10 Los capataces y jefes de grupo salieron y fueron a decir a la gente: –El faraón ha ordenado que no se os siga dando paja. 11 Desde ahora vosotros mismos tendréis que recogerla donde la encontréis. Pero no por eso se os va a rebajar la cantidad de adobes que tenéis fijada.

12 Los israelitas se dispersaron por todo Egipto, en busca de rastrojo, para usarlo como paja. 13-14 Todos los días los capataces del faraón les exigían la misma cantidad de adobes que hacían cuando se les daba la paja, y además golpeaban a los jefes de grupo israelitas, y les decían: –¿Cómo es que ni ayer ni hoy habéis completado la misma cantidad de adobes que antes hacíais?

15 Los jefes de grupo israelitas fueron a quejarse al faraón, y le dijeron: –¿Por qué trata así Su Majestad a estos siervos suyos? 16 Ya no se nos da paja; sin embargo se nos exige que hagamos adobes, y además se nos golpea. ¡La culpa es de la gente de Su Majestad!

17 Pero el faraón contestó: –¡Vosotros no sois más que unos holgazanes! Por eso andáis diciendo: ‘Vayamos a ofrecer sacrificios al Señor.’ 18 ¡Id a trabajar! Y aunque ya no se os dé la paja, tendréis que entregar la misma cantidad de adobes.

19 Los jefes de grupo israelitas se vieron en aprietos cuando se les dijo que no debían reducir la producción diaria de adobes. 20 Al salir de su entrevista con el faraón, se encontraron con Moisés y Aarón, que los estaban esperando, 21 y les dijeron:

–Que el Señor mire lo que habéis hecho, y os castigue. Porque vosotros tenéis la culpa de que el faraón y sus funcionarios nos miren mal. Vosotros mismos les habéis puesto la espada en la mano para que nos maten.

Oración de Moisés

22 Entonces Moisés dijo al Señor en oración: –Señor, ¿por qué tratas mal a este pueblo? ¿Para qué me enviaste? 23 Desde que vine a hablar en tu nombre con el faraón, él ha maltratado aún más a tu pueblo y tú no has hecho nada para salvarlo.

6 1 El Señor le contestó: –Ahora verás lo que voy a hacer con el faraón, porque solo por la fuerza los dejará salir de su país; es más, él mismo les dirá que se vayan.


Nuevo llamamiento de Dios a Moisés
2 Dios se dirigió a Moisés, y le dijo: –Yo soy EL SEÑOR. 3 Me manifesté a Abraham, Isaac y Jacob con el nombre de Dios todopoderoso,a pero no me di a conocer a ellos con mi verdadero nombre: EL SEÑOR.b4 Hice además un pacto con ellos, y me comprometí a darles la tierra de Canaán,c o sea la región en la que vivieron por algún tiempo como extranjeros.

5 Y ahora que he sabido que los israelitas sufren, y que los egipcios los obligan a trabajar, me he acordado de mi pacto. 6 Por lo tanto, ve a decir a los israelitas que yo, el Señor, voy a librarlos de su esclavitud y de los duros trabajos a que han sido sometidos por los egipcios. Desplegaré mi poder y los salvaréd con grandes actos de justicia.

7 Os tomaré por pueblo mío, y yo seré vuestro Dios. Así sabréis que yo soy el Señor vuestro Dios, que os libró de los duros trabajos a que habíais sido sometidos por los egipcios. 8 Os llevaré al país que prometí dar a Abraham, Isaac y Jacob, y que os daré a vosotros en propiedad. Yo soy el Señor.

9 Moisés repitió esto a los israelitas, pero ellos no le hicieron caso, pues estaban muy desanimados por lo duro de su esclavitud.

10 Entonces el Señor dijo a Moisés: 11 –Ve a decirle al faraón que deje salir de Egipto a los israelitas.

12 Pero Moisés contestó al Señor: –Si ni siquiera los israelitas me hacen caso, ¿cómo me va a hacer caso el faraón siendo yo tan torpe para hablar?

13 Entonces el Señor mandó a Moisés y Aarón que dijeran a los israelitas y al faraón que tenían órdenes precisas de sacar de Egipto a los israelitas.


Antepasados de Aarón y Moisés
14 Estos son los jefes de familia, por parte de sus padres. Los hijos de Rubén, el primogénito de Israel, fueron: Hanoc, Falú, Hesrón y Carmí. Éstos son los clanes de Rubén.

15 Los hijos de Simeón fueron: Jemuel, Jamín, Óhad, Jaquín, Sóhar y Saúl, que fue hijo de una cananea. Estos son los clanes de Simeón.

16 Leví vivió ciento treinta y siete años. Estos son los nombres de sus hijos, de mayor a menor: Guersón, Quehat y Merarí. 17 Los hijos de Guersón, por orden de clanes, fueron: Libní y Simí. 18 Quehat vivió ciento treinta y tres años, y sus hijos fueron: Amram, Ishar, Hebrón y Uziel. 19 Los hijos de Merarí fueron: Mahli y Musí. Estos son los clanes de Leví, de mayor a menor.g

20 Amram se casó con su tíah Jocabed, que dio a luz a Aarón y a Moisés. Amram vivió ciento treinta y siete años.

21 Los hijos de Ishar fueron: Coré, Néfeg y Zicrí.
22 Los hijos de Uziel fueron: Misael, Elsafán y Sitrí.
23 Aarón se casó con Eliseba, hija de Aminadab y hermana de Nahasón, la cual dio a luz a Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar.
24 Los hijos de Coré fueron Asir, Elcaná y Abiasaf. Estos son los clanes de los coreítas.
25 Eleazar, uno de los hijos de Aarón, se casó con una de las hijas de Futiel, la cual dio a luz a Finees. Estos son los jefes de familia de los levitas, por orden de clanes.

26 Aarón y Moisés son los mismos a quienes el Señor dijo que sacaran de Egipto a los israelitas, formados como un ejército. 27 Y son los mismos Moisés y Aarón que hablaron con el faraón, rey de Egipto, para sacar de este país a los israelitas.


Llamamiento de Dios a Moisés y Aarón
28 El día en que el Señor habló a Moisés en Egipto, 29 le dijo: –Yo soy el Señor. Dile al faraón, rey de Egipto, todo lo que voy a decirte.

30 Pero Moisés le contestó: –Señor, yo soy muy torpe para hablar, así que, ¿cómo va a hacerme caso el faraón?

7 1 Entonces el Señor dijo a Moisés: –Mira, voy a permitir que actúes en mi lugar ante el faraón, y que tu hermano Aarón hable por ti.a 2 Tú dirás a Aarón todo lo que yo te ordene; luego él hablará con el faraón para que deje salir de su país a los israelitas. 3 Pero yo haré que el faraón se ponga terco, y realizaré muchas señales y cosas asombrosas en Egipto.

4 El faraón no os hará caso, pero yo descargaré mi poder sobre Egipto, y con grandes actos de justicia sacaré de allí a mis ejércitos, es decir, a mi pueblo, los israelitas. 5 Y cuando haya mostrado mi poder sobre Egipto, y haya sacado de allí a los israelitas, los egipcios sabrán que yo soy el Señor.

6 Moisés y Aarón lo hicieron todo tal como el Señor se lo había ordenado. 7 Moisés tenía ochenta años, y Aarón ochenta y tres, cuando hablaron con el faraón.


El bastón de Aarón
8 El Señor dijo a Moisés y Aarón: 9 –Si el faraón os pide que hagáis un milagro, le dirás a Aarón que tome su bastón y lo arroje al suelo ante el faraón, para que se convierta en una serpiente.

10 Moisés y Aarón fueron a ver al faraón, e hicieron lo que el Señor había ordenado: Aarón arrojó su bastón al suelo delante del faraón y de sus funcionarios, y el bastón se convirtió en una serpiente. 11 El faraón, por su parte, mandó llamar a sus sabios y magos, los cuales, con sus artes mágicas, hicieron también lo mismo:

12 cada uno de ellos arrojó su bastón al suelo, y cada bastón se convirtió en una serpiente. Pero el bastón de Aarón se comió los bastones de los sabios y magos. 13 A pesar de eso, el faraón se puso terco y no les hizo caso, tal como el Señor lo había dicho.


La plaga de sangre
14 Después el Señor dijo a Moisés: –El faraón se ha puesto terco y no quiere dejar salir a los israelitas. 15 Pero mañana temprano irás a verle, cuando baje al río. Espérale en la orilla y lleva contigo el bastón que se convirtió en serpiente. 16 Allí le dirás: ‘El Señor, el Dios de los hebreos, me ha enviado a decirte: Deja ir a mi pueblo, para que me adore en el desierto. Pero hasta ahora no has hecho caso. 17 Por tanto, el Señor ha dicho: Ahora vas a saber que yo soy el Señor. Cuando yo golpee el agua del río con este bastón que tengo en la mano, el agua se convertirá en sangre.e18 Los peces morirán, y el río apestará tanto que los egipcios tendrán asco de beber de esa agua.’

19 Además el Señor dijo a Moisés:
–Dile a Aarón que tome su bastón y que extienda su brazo sobre los ríos, arroyos, lagunas y depósitos de agua de Egipto; sobre todo lo que tenga agua, para que se convierta en sangre. ¡Así habrá sangre hasta en los recipientes de madera y de piedra!

20 Moisés y Aarón hicieron lo que el Señor les había ordenado. Aarón levantó su bastón y golpeó el agua del río a la vista del faraón y de sus funcionarios, y toda el agua se convirtió en sangre.f 21 Los peces murieron, y el propio río apestaba tanto, que los egipcios no podían beber agua de él. ¡Había sangre por todo Egipto!

22 Pero los magos egipcios hicieron lo mismo por medio de sus artes mágicas, así que el faraón se puso terco y no hizo caso a Moisés y Aarón, tal como el Señor lo había dicho. 23 El faraón regresó a su palacio sin dar importancia a este asunto, 24 pero todos los egipcios tuvieron que hacer pozos en las orillas del río para sacar agua limpia, pues el agua del río no se podía beber.


La plaga de ranas
25 Siete días después de que el Señor golpeara el agua del río,

8:1 a el Señor dijo a Moisés: –Ve a ver al faraón y dile: ‘Así dice el Señor: Deja ir a mi pueblo, para que me adore. 2 Porque si tú no lo dejas ir, yo castigaré con ranasb a todo tu país. 3 El río hervirá de ranas, que saldrán y se meterán en tu palacio, en el lugar donde duermes, sobre tu cama, en las casas de tus funcionarios y de tu gente, en tus hornos y en donde amasan tu pan. 4 Las ranas saltarán sobre ti, sobre tus funcionarios y sobre toda tu gente.’
5 El Señor dijo a Moisés: –Dile a Aarón que extienda su bastón sobre los ríos, arroyos y lagunas, para que de allí salgan ranas y llenen el país de Egipto.
6 Aarón lo extendió sobre las aguas de Egipto, y todo el país se llenó de las ranas que salieron de ellas. 7 Sin embargo, los magos hicieron lo mismo por medio de sus artes mágicas, y también trajeron ranas sobre el territorio egipcio. 8 Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y Aarón, y les dijo: –Pedidle al Señor que nos quite las ranas a mí y a mi gente, y dejaré que la tuya vaya a ofrecer sacrificios al Señor.c

9 Moisés contestó al faraón: –Dime cuándo quieres que yo le pida por ti, por tus funcionarios y por tu gente, para que las ranas se alejen de ti y de tu palacio, y se queden solo en el río.
10 –Mañana mismo –dijo el faraón. 
Y Moisés contestó: –Así se hará, para que sepas que no hay nadie como el Señor nuestro Dios. 11 Las ranas se irán de tu palacio y se quedarán solamente en el río. Ya no te molestarán ni a ti, ni a tus funcionarios, ni a tu gente.

12 Moisés y Aarón salieron del palacio del faraón. Después Moisés pidió al Señor que alejara las ranas que había enviado sobre el faraón. 13 El Señor hizo lo que Moisés le pedía, y murieron las ranas que había en casas, patios y campos. 14 La gente recogía las ranas muertas y las amontonaba, y por todas partes olía mal. 15 Sin embargo, en cuanto el faraón se vio libre de su problema, se puso terco y no hizo caso a Moisés y Aarón, tal como el Señor lo había dicho.


La plaga de mosquitos
16 El Señor dijo a Moisés: –Dile a Aarón que extienda su bastón y que golpee con él el polvo de la tierra, para que se convierta en mosquitos en todo Egipto.

17 Así lo hicieron. Aarón extendió su bastón y golpeó el polvo del suelo, y todo el polvo de Egipto se convirtió en mosquitos que atacaban a hombres y animales. 18 Los magos trataron también de producir mosquitos por medio de sus artes mágicas, pero no pudieron. Mientras tanto, los mosquitos atacaban a hombres y animales. 19 Entonces los magos dijeron al faraón: –¡Aquí está la mano de Dios! Pero el faraón se puso terco y no les hizo caso, tal como el Señor lo había dicho.


La plaga de tábanos
20 El Señor dijo a Moisés: –El faraón va a ir mañana temprano al río, así que levántate de madrugada y ve a decirle: ‘Así ha dicho el Señor: Deja ir a mi pueblo, para que me adore. 21 Porque si no lo dejas ir, yo enviaré tábanose sobre ti, sobre tus funcionarios y tu gente, y sobre tus casas. Se llenarán de tábanos las casas de los egipcios, y hasta el suelo mismo. 22 Pero cuando eso suceda, haré una excepción con la región de Gosen, donde vive mi pueblo. Allí no habrá ni un solo tábano. Así sabrás que yo, el Señor, estoy en este país. 23 Haré distinciónf entre mi pueblo y el tuyo. Esto tendrá lugar mañana.’

24 Así lo hizo el Señor, y una espesa nube de tábanos invadió el palacio del faraón, las casas de sus funcionarios y todo el territorio egipcio. Los tábanos dejaron el país completamente arruinado.
25 Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y Aarón, y les dijo: –Id a ofrecer sacrificios a vuestro Dios, pero sin salir del país.
26 Moisés contestó: –No estaría bien hacerlo así, porque los animales que ofrecemos al Señor nuestro Dios son sagrados para los egipcios. Si los egipcios nos vieran sacrificar los animales que ellos adoran,g estoy seguro de que nos matarían a pedradas. 27 Debemos ir al desierto, a tres días de camino, y ofrecer allí sacrificios al Señor nuestro Dios, tal como él nos lo ordene.
28 Entonces el faraón dijo: –Os dejaré ir al desierto para que ofrezcáis sacrificios al Señor vuestro Dios, pero con la condición de que no os vayáis demasiado lejos. Y pedidle también por mí.
29 Moisés contestó: –En cuanto yo salga de aquí, le pediré al Señor que mañana se alejen los tábanos de ti, de tus funcionarios y de tu pueblo, siempre y cuando no sigas engañándonos ni impidiendo que los israelitas vayan a ofrecer sacrificios al Señor.
30 En cuanto Moisés salió del palacio del faraón, oró al Señor, 31 y el Señor hizo lo que Moisés le pidió: los tábanos se alejaron del faraón, de sus funcionarios y de su gente. 32 Pero el faraón volvió a ponerse terco, y no dejó ir a los israelitas.


La plaga en el ganado
9 1 Entonces el Señor dijo a Moisés: –Ve a ver al faraón y dile: ‘Así dice el Señor, el Dios de los hebreos: Deja ir a mi pueblo, para que me adore. 2 Si no lo dejas ir, sino que lo sigues deteniendo, 3 el Señor descargará su poder sobre tus ganados que están en el campo, y habrá una peste muy grave. Morirán los caballos, los asnos, los camellos, las vacas y las ovejas. 4 Pero el Señor hará distinción entre los ganados de Israel y los de Egipto, para que no muera ningún animal de los israelitas.’

5 Además el Señor puso un plazo, pues dijo: –Yo haré esto mañana.
6 Al día siguiente, el Señor lo hizo. Todo el ganado egipcio murió, pero del ganado israelita no murió ni un solo animal. 7 El faraón mandó a ver el ganado de Israel, y resultó que ningún animal había muerto. Sin embargo, se puso terco y no dejó ir a los israelitas.

La plaga de las llagas
8 Entonces el Señor dijo a Moisés y Aarón: –Tomad puñados de ceniza de un horno, y que arroje Moisés la ceniza a lo alto, en presencia del faraón. 9 La ceniza se convertirá en polvo y se extenderá por todo el país, produciendo llagas en todos los hombres y animales de Egipto.

10 Moisés y Aarón tomaron ceniza de un horno y fueron a ver al faraón. Y arrojó Moisés la ceniza a lo alto, y tanto hombres como animales quedaron cubiertos de llagas.a 11 Los magos no pudieron hacer frente a Moisés, porque ellos, como todos los egipcios, estaban cubiertos de llagas. 12 Pero el Señor hizo que el faraón se pusiera terco y que no hiciera caso a Moisés y Aarón, tal como el Señor le había dicho a Moisés.


La plaga del granizo
13 Entonces el Señor dijo a Moisés: –Mañana levántate temprano y ve a decirle al faraón: ‘Así ha dicho el Señor, el Dios de los hebreos: Deja ir a mi pueblo, para que me adore; 14 porque esta vez voy a enviar todas mis plagas contra ti, y contra tus funcionarios y tu gente, para que sepas que no hay otro como yo en toda la tierra. 15 Yo podría haberte mostrado mi poder castigándote a ti y a tu pueblo con una plaga, y ya habrías desaparecido de la tierra; 16 pero te he dejado vivir para que veas mi poder y para darme a conocer en toda la tierra.b 17 A pesar de esto, tú sigues oponiéndote a mi pueblo y no lo dejas ir. 18 Pues bien, mañana a estas horas haré que caiga una fuerte granizada, como no ha caído otra igual en toda la historia de Egipto. 19 Así que manda poner en lugar seguro tu ganado y todo lo que tienes en el campo, porque el granizo, al caer, matará a todos los hombres y animales que estén al aire libre y no bajo techo.’

20 Algunos funcionarios del faraón tuvieron miedo de la advertencia del Señor, y pusieron a sus esclavos y animales bajo techo; 21 pero hubo otros que no la tomaron en serio, y los dejaron al aire libre. 22 Entonces el Señor dijo a Moisés: –Levanta tu brazo hacia el cielo, para que en todo Egipto caiga granizo sobre hombres y animales, y sobre las plantas de los campos egipcios.

23 Moisés levantó su brazoc hacia el cielo, y el Señor envió truenos,d rayos y granizo sobre la tierra. Hizo que granizara en todo Egipto, 24 y el granizo y los rayose caían sin cesar. Jamás en toda la historia de Egipto había caído una granizada tan fuerte. 25 El granizo destrozó todo lo que había en el territorio egipcio: destruyó hombres y animales, y todas las plantas del campo, y desgajó además todos los árboles del país. 26 A pesar de eso, en la tierra de Gosen, donde vivían los israelitas, no cayó un solo granizo.

27 Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y Aarón, y les dijo: –Reconozco que he pecado. La culpa es mía y de mi pueblo, y no del Señor. 28 Demasiados truenos y granizo hemos tenido ya, así que no voy a deteneros más. Pedidle al Señor por nosotros, y yo os dejaré ir.

29 Moisés le contestó: –Tan pronto como yo salga de la ciudad, levantaré mis manos en oración al Señor. Entonces dejará de granizar y no habrá más truenos, para que sepas que la tierra es del Señor.30 Pero yo sé bien que ni tú ni tus funcionarios tenéis todavía temor de Dios el Señor.

31 Los sembrados de lino y de cebada quedaron destrozados, pues la cebada estaba ya en espiga, y el lino en flor. 32 Pero al trigo y al centeno no les pasó nada, porque brotan más tarde.

33 Cuando Moisés salió de la ciudad, después de haber estado con el faraón, levantó sus manos al Señor en oración. Inmediatamente dejó de granizar y de llover, y no hubo más truenos. 34 Pero en cuanto el faraón vio que ya no llovía, ni granizaba, ni había truenos, volvió a pecar. Y no sólo él se puso terco, sino también sus funcionarios. 35 El faraón se puso terco y no dejó ir a los israelitas, tal como el Señor lo había dicho antes por medio de Moisés.


La plaga de langostas
10:1 El Señor dijo a Moisés:

–Ve a ver al faraón, pues yo he hecho que él y sus funcionarios se pongan tercos, para mostrarles las grandes maravillas que puedo hacer, 2 y para que tú cuentes a tus hijos y nietos la forma en que me burlé de los egipcios y las grandes maravillas que hice entre ellos. Así sabréis que yo soy el Señor.

3 Moisés y Aarón fueron a ver al faraón y le dijeron: –Así dice el Señor, el Dios de los hebreos: ‘¿Hasta cuándo te negarás a humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo, para que me adore; 4 porque si te sigues oponiendo a dejarlo ir, mañana haré que vengan langostas sobre tu país,a 5 las cuales cubrirán la tierra en tal cantidad que no se podrá ver el suelo. Se comerán lo poco que haya quedado después del granizo, y se comerán también todos los árboles del campo. 6 Llenarán tus palacios, las casas de tus funcionarios y las casas de todos los egipcios. ¡Será algo como nunca vieron tus padres ni tus abuelos desde sus días hasta los nuestros!’

Al terminar de hablar, Moisés dio media vuelta y salió del palacio del faraón. 7 Entonces los funcionarios del faraón dijeron: –¿Hasta cuándo nos va a causar problemas este hombre? Deje Su Majestad que esa gente vaya a adorar a su Dios, el Señor. ¿Todavía no se da cuenta Su Majestad de que Egipto está arruinado?

8 El faraón mandó llamar otra vez a Moisés y Aarón, y les dijo: –Id a adorar al Señor vuestro Dios, pero antes decidme quiénes vais a ir.
9 Moisés contestó: –Tenemos que ir con nuestros niños y ancianos, hijos e hijas, y con nuestras ovejas y vacas, pues para nosotros es una gran fiesta en honor del Señor.

10 Pero el faraón les dijo: –¡Claramente se ven vuestras malas intenciones! ¿Cómo creéis que el Señor os va a acompañar, y que yo voy a dejar que os vayáis vosotros y vuestros niños? 11 Pues no va a ser así. Id vosotros, los hombres adultos, a adorar al Señor, ya que eso es lo que queréis.

Y el faraón ordenó que los echaran de su presencia. 12 Pero el Señor dijo a Moisés: –Extiende tu brazo sobre Egipto, para que vengan las langostas y acaben con todas las plantas del país y con todo lo que quedó después del granizo.

13 Moisés extendió su brazo sobre Egipto, y el Señor hizo venir un viento del este que sopló sobre el país todo el día y toda la noche. Al día siguiente, el viento del este había traído las langostas, 14 que invadieron todo el país. Nunca antes hubo, ni habrá después, tantas langostas como aquel día,b 15 pues cubrieron la tierra en tal cantidad que no se podía ver el suelo, y se comieron todas las plantas y toda la fruta que había quedado en los árboles después del granizo. No quedó nada verde en ningún lugar de Egipto: ni en el campo ni en los árboles.

16 El faraón mandó llamar inmediatamente a Moisés y Aarón, y les dijo: –He pecado contra el Señor vuestro Dios, y contra vosotros, 17 pero os ruego que tan solo esta vez perdonéis mi pecado, y que oréis por mí al Señor vuestro Dios, para que por lo menos aleje de mí esta plaga mortal.c

18 En cuanto Moisés salió del palacio del faraón, oró al Señor. 19 Entonces el Señor cambió el rumbo del viento, y lo convirtió en un fuerte viento del oeste que se llevó las langostas y las arrojó al mar Rojo. No quedó en todo Egipto una sola langosta. 20 Pero el Señor hizo que el faraón se pusiera terco y que no dejara ir a los israelitas.


La plaga de la oscuridad
21 Entonces el Señor dijo a Moisés: –Extiende tu brazo hacia el cielo, para que en todo Egipto haya una oscuridad tan espesa que hasta se pueda tocar.

22 Moisés levantó su brazo hacia el cielo, y hubo una oscuridadd tan grande en todo Egipto 23 que, durante tres días, nadie podía ver a su vecino ni moverse de su lugar. En cambio, en todas las casas de los israelitas había luz.

24 Entonces el faraón mandó llamar a Moisés, y le dijo: –Id a adorar al Señor, y llevaos también a vuestros hijos; pero dejad aquí vuestras ovejas y vuestras vacas.

25 Pero Moisés contestó: –Al contrario, tú mismo nos vas a dar los animales que vamos a sacrificar y quemar en honor del Señor nuestro Dios.e 26 Además, nuestros ganados irán con nosotros. Ni un solo animal debe quedarse, porque tenemos que escoger algunos de ellos para rendir culto al Señor. Mientras no lleguemos allá, no sabremos qué vamos a necesitar para adorar al Señor.

27 Pero el Señor hizo que el faraón se pusiera terco y que no los dejara ir. 28 Además el faraón dijo a Moisés: –Vete de aquí, y cuidado con venir a verme otra vez, porque el día que vuelvas a presentarte ante mí, morirás. 29 Moisés contestó: –Bien lo has dicho: no volveré a verte.

11 Anuncio de la muerte de los primogénitos 
1 El Señor dijo a Moisés:  –Todavía voy a traer otra plaga sobre el faraón y los egipcios. Después de esto, el faraón no solo va a dejar que salgáis, sino que él mismo os echará de aquí. 2 Pero ahora di a los israelitas, hombres y mujeres, que pidan a sus vecinos y vecinas objetos de oro y plata.b

3 El Señor hizo que los egipcios fueran muy amables con los israelitas. Además, los funcionarios del faraón consideraban a Moisés como un hombre extraordinario, y lo mismo pensaban todos en Egipto.

4 Moisés dijo al faraón: –Así ha dicho el Señor: ‘A la medianoche pasaré por todo Egipto, 5 y morirá el primogénito de cada familia egipcia, desde el primogénito del faraón que ocupa el trono, hasta el primogénito de la esclava que trabaja en el molino. También morirán todas las primeras crías de los animales. 6 En todo Egipto habrá gritos de dolor, como nunca los ha habido ni los volverá a haber.’ 7 Y para que sepáis que el Señor hace diferenciac entre egipcios e israelitas, ni siquiera ladrarán los perrosd a ningún hombre o animal de los israelitas. 8 Entonces vendrán a verme todos estos funcionarios tuyos, y de rodillas me pedirán: ‘Marchaos tú y toda la gente que te sigue.’ Antes de eso, no me iré.

Y, muy enojado, Moisés salió de la presencia del faraón. 9 Después el Señor dijo a Moisés: –El faraón no os va a hacer caso, y así serán más las maravillas que yo haré en Egipto.
10 Moisés y Aarón hicieron todas estas maravillas delante del faraón, pero como el Señor había hecho que se pusiera terco, el faraón no dejó salir de Egipto a los israelitas.

12 Institución de la Pascua
1 El Señor habló en Egipto a Moisés y Aarón, y les dijo: 2 “Este mes será para vosotros el principal, el primer mes del año.b 3 Decidle esto a toda la comunidad israelita: ‘El día diez de este mes, cada uno de vosotros tomará un cordero o un cabrito por familia, uno por cada casa. 4 Y si la familia es demasiado pequeña para comerse todo el animal, entonces el dueño de la casa y su vecino más cercano lo comerán juntos, repartiéndoselo según el número de personas que haya y la cantidad que cada uno pueda comer. 5 El animal deberá ser de un año, macho y sin defecto, y podrá ser un cordero o un cabrito. 6 Lo guardaréis hasta el catorce de este mes, y ese día todos y cada uno en Israel lo matarán al atardecer.c 7 Tomarán luego la sangre del animal y untarán con ella todo el marco de la puerta de la casa donde coman el animal. 8 Esa noche comerán la carne asada al fuego, con hierbas amargas y pan sin levadura. 9 No comáis ni un solo pedazo crudo o hervido. Todo el animal, lo mismo la cabeza que las patas y las entrañas, tiene que ser asado al fuego, 10 y no dejaréis nada para el día siguiente. Si algo queda, lo quemaréis. 11 Ya vestidos y calzados, y con el bastón en la mano, comed de prisa el animal, porque es la Pascua del Señor.d 12 Esa noche yo pasaré por todo Egipto, y heriré de muerte al primogénito de cada familia egipcia y a las primeras crías de sus animales, y dictaré sentencia contra todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor, lo he dicho.

13 ‘La sangre os servirá para que señaléis las casas donde os encontréis. Así, cuando yo hiera de muerte a los egipcios, ninguno de vosotros morirá, pues veré la sangre y pasaré de largo.e 14 Este es un día que debéis recordar y celebrar con una gran fiesta en honor del Señor. Lo celebraréis como una ley permanente que pasará de padres a hijos. 15 Comeréis pan sin levadura durante siete días;f por lo tanto, desde el primer día no habrá levadura en vuestras casas. Cualquiera que coma pan con levadura durante esos siete días, será eliminado del pueblo de Israel. 16 Tanto el primer día como el séptimo los dedicaréis a una reunión santa. En esos días no se trabajará, a no ser para preparar la comida de cada persona. 17 La fiesta de los panes sin levadura es un día que debéis celebrar, porque en ese mismo día os saqué de Egipto. Lo celebraréis como una ley permanente que pasará de padres a hijos.18 Comeréis pan sin levadura desde la tarde del día catorce del primer mes hasta la tarde del día veintiuno del mismo mes. 19 No habrá levadura en vuestras casas durante siete días, porque cualquiera que coma pan con levadura será eliminado de la comunidad israelita, tanto si es extranjero como si es del país. 20 Por lo tanto, no comáis nada que tenga levadura. Dondequiera que viváis, comeréis pan sin levadura.’ ” 21 Moisés mandó llamar a todos los ancianos israelitas y les dijo: “Id y tomad un cordero o un cabrito para vuestras familias, y matadlo para celebrar la Pascua.

22 La sangre debe quedar en una palangana; tomad después un manojo de ramas de hisopo,g mojadlo en la sangre y untad con ella todo el marco de la puerta de la casa. Ninguno de vosotros debe salir de su casa antes del amanecer. 23 Cuando el Señor pase para herir de muerte a los egipcios, verá la sangre por todo el marco de la puerta y pasará de largo por esa casa. Así el Señor no dejará que el destructorh entre en vuestras casas. 24 Esta orden la respetaréis vosotros y vuestros descendientes, como una ley eterna. 25 Cuando hayáis entrado ya en la tierra que el Señor os va a dar, tal como lo ha prometido, seguiréis celebrando esta ceremonia. 26 Y cuando vuestros hijos os pregunten: ‘¿Qué significa esta ceremonia?’, 27 les contestaréis: ‘Este animal se sacrifica en la Pascua, en honor del Señor. Cuando él hirió de muerte a los egipcios, pasó de largo por las casas de los israelitas que vivían en Egipto, y así salvó a nuestras familias.’ ” Entonces los israelitas se inclinaron en actitud de adoración, 28 y luego fueron e hicieron todo tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés y Aarón.

Muerte de los primogénitos egipcios
29 A la medianoche, el Señor hirió de muerte al primogénito de cada familia egipcia,j lo mismo al primogénito del faraón que ocupaba el trono, que al primogénito del que estaba preso en la cárcel, y también a las primeras crías de los animales. 30 El faraón, sus funcionarios y todos los egipcios se levantaron aquella noche, y hubo grandes gritos de dolor en todo Egipto. No quedó una sola casa donde no hubiera algún muerto. 31 Aquella misma noche el faraón mandó llamar a Moisés y Aarón, y les dijo:

–Marchaos, apartaos de mi gente, vosotros y los israelitas. Id a adorar al Señor, tal como dijisteis. 32 Llevaos también vuestras ovejas y vacas, como queríais, y marchaos. Y rogad a Dios por mí.
33 Los egipcios apremiaron a los israelitas para que se fueran pronto de su país, pues pensaban que todos iban a morir. 34 Los israelitas sacaron la masa, todavía sin levadura, y con artesa y todo la envolvieron en sus ropas y se la echaron al hombro. 35 Además, siguiendo las órdenes de Moisés, pidieron a los egipcios objetos de oro y plata, y vestidos. 36 El Señor hizo que los egipcios dieran de buena gana todo lo que los israelitas pedían, y así los israelitas despojaron a los egipcios.k


Los israelitas salen de Egipto

37 Los israelitas se dirigieron de Ramsés a Sucot.l Sin contar mujeres y niños, eran unos seiscientos mil hombres de a pie, en edad militar. 38 Con ellos se fue muchísima gente de toda clase,m además de muchas ovejas y vacas. 39 Como no habían tenido tiempo de preparar comida, pues los egipcios los habían echado de su país, hicieron tortas sin levadura con la masa que habían sacado de Egipto, la cual estaba sin fermentar.n

40 Los israelitas habían vivido en Egipto cuatrocientos treinta años,ñ 41 y el mismo día en que se cumplieron los cuatrocientos treinta años, todos los ejércitos del Señor salieron del país. 42 Aquella noche el Señor estuvo vigilante para sacarlos de Egipto. Y aquella es la noche del Señor, la noche en que, en su honor, los israelitas también deberán estar vigilantes generación tras generación.


Leyes relativas a la Pascua
43 El Señor dijo a Moisés y Aarón: “Esta es la ley para la Pascua: Ningún extranjero podrá comer del animal sacrificado, 44 pero el esclavo comprado por dinero sí podrá comer de él, si antes ha sido circuncidado.45 Ningún extranjero, ya sea que esté de paso o que viva como asalariado, podrá comer del animal, 46 el cual deberá comerse en una sola casa. No se sacará de la casa ni un solo pedazo de carne del animal sacrificado, ni se le quebrarán los huesos.o 47 Esto lo hará toda la comunidad israelita. 48 Sin embargo, si un extranjero vive entre vosotros y quiere celebrar la Pascua en honor del Señor, primero hará que se circunciden todos los hombres de su familia, y después podrá celebrarla, pues entonces será como los nacidos en el país. Pero no podrá comer del animal nadie que no esté circuncidado. 49 La misma ley se aplicará a los nacidos en el país y a los extranjeros que vivan entre vosotros.”p

50 Los israelitas lo hicieron todo tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés y Aarón. 51 Aquel mismo día, el Señor sacó de Egipto a los ejércitos israelitas. 
13:1 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo: 2 “Conságrame los primogénitos, porque todo primer hijo de los israelitas me pertenece, lo mismo que toda primera cría de vuestros animales.”a

3 Entonces Moisés dijo al pueblo: “Acordaos de este día en el que, con gran poder, el Señor os ha sacado de Egipto, donde vivíais como esclavos. No comeréis pan con levadura.4 Vosotros salís en este día, en el mes de Abib,b 5 y en este mismo mes deberéis celebrar la fiesta, una vez que el Señor os haya llevado a la tierra donde la leche y la miel corren como el agua, es decir, al país de los cananeos, hititas, amorreos, heveos y jebuseos, que ya había prometido a vuestros antepasados que os daría. 6 Comeréis pan sin levadura durante siete días, y en el séptimo día haréis fiesta en honor del Señor. 7 Durante los siete días se comerá pan sin levadura, y en ninguna parte de vuestro territorio habrá levadura o pan con levadura.8 En ese día diréis a vuestros hijos: ‘Esto se hace por lo que el Señor hizo con nosotros cuando salimos de Egipto. 9 Y, como si llevarais una marca en el brazo o en la frente,c esto os hará recordar que siempre debéis hablar de la ley del Señor, pues él os sacó de Egipto con gran poder. 10 Por eso debéis celebrar esta ceremonia año tras año, en la fecha señalada.’

11 “Cuando el Señor os haya llevado al país de los cananeos, es decir, cuando os entregue el país, según la promesa que os hizo a vosotros y a vuestros antepasados, 12 tendréis que dedicarle todos vuestros primeros hijos varones y todos los primeros machos que les nazcan a vuestros animales, porque pertenecen al Señor. 13 En el caso de la primera cría de una asna, daréis un cordero o un cabrito como rescate por el asno,d pero si no dais el cordero, entonces le romperéis el cuello al asno. También daréis una ofrenda como rescate por cada primogénito vuestro, 14 y cuando el día de mañana vuestros hijos os pregunten: ‘¿Qué quiere decir esto?’, les responderéis: ‘El Señor nos sacó con gran poder de Egipto, donde vivíamos como esclavos. 15 Cuando el faraón se puso terco en no dejarnos salir, el Señor hirió de muerte al primogénito de cada familia egipcia y a todas las primeras crías de sus animales; por eso ofrecemos al Señor todos los machos que nacen primero, y damos una ofrenda como rescate por nuestro primogénito. 16 Por lo tanto, como si llevarais una marca en el brazo o en la frente, esta ceremonia os hará recordar que el Señor nos sacó de Egipto con gran poder.’ ”

La columna de nube y de fuego

17 Cuando el faraón dejó salir al pueblo israelita, Dios no los llevó por el camino que va al país de los filisteos,e que era el más directo, pues pensó que los israelitas no querrían pelear cuando tuvieran que hacerlo, y que preferirían regresar a Egipto. 18 Por eso les hizo dar un rodeo por el camino del desierto que lleva al mar Rojo.f

Los israelitas salieron de Egipto formados como un ejército.g 19 Moisés se llevó consigo los restos de José, pues José había hecho que los hijos de Israel le prometieran hacerlo así. Les había dicho: “En verdad, Dios vendrá a ayudaros; y cuando esto suceda, os llevaréis mis restos de aquí.”h

20 Los israelitas salieron de Sucot y acamparon en Etam, donde comienza el desierto. 21 De día, el Señor los acompañaba en una columna de nube, para señalarles el camino; y de noche, en una columna de fuego, para alumbrarlos. Así pudieron viajar día y noche. 22 La columna de nube siempre iba delante de ellos durante el día, y la columna de fuego durante la noche.i


El paso del mar Rojo
14:1 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo: 2 “Diles a los israelitas que regresen y acampen frente a Pi-hahirot, entre Migdol y el mar, frente a Baal-sefón.a Que monten sus campamentos enfrente de este lugar, junto al mar.3 Así el faraón pensará: ‘Los israelitas no saben a dónde ir. Andan perdidos por el desierto.’b 4 Pero yo voy a hacer que el faraón se ponga terco y los persiga; entonces mostraré mi poder en él y en todo su ejército, y los egipcios sabrán que yo soy el Señor.”

Los israelitas lo hicieron así. 5 Mientras tanto, el rey de Egipto recibió aviso de que los israelitas se habían escapado. Entonces el rey y sus funcionarios cambiaron de parecer en cuanto a ellos, y se dijeron: “¿Pero cómo pudimos permitir que los israelitas se fueran y dejaran de trabajar para nosotros?”

6 En seguida el faraón ordenó que prepararan su carro de combate, y se llevó su ejército. 7 Tomó seiscientos de los mejores carros, además de todos los carros de Egipto, que llevaban cada uno un oficial. 8 El Señor hizo que el faraón se pusiera tercoc y persiguiera a los israelitas, aun cuando ellos habían salido ya con gran poder.d

9 Los egipcios, con todo su ejército, con carros y caballería, salieron a perseguir a los israelitas, y los alcanzaron a la orilla del mar, junto a Pi-hahirot y frente a Baal-sefón, donde estaban acampados. 10 Cuando los israelitas se dieron cuenta de que el faraón y los egipcios se acercaban, se llenaron de espanto y pidieron ayuda al Señor. 11 Y a Moisés le dijeron:

–¿Acaso no había sepulcros en Egipto, que nos sacaste de allá para hacernos morir en el desierto? ¿Por qué nos has hecho esto? ¿Por qué nos sacaste de Egipto? 12 Esto es precisamente lo que te decíamos en Egipto: ‘Déjanos trabajar para los egipcios. ¡Más nos vale ser sus esclavos que morir en el desierto!’

13 Pero Moisés les contestó: –No tengáis miedo. Manteneos firmes y fijaos en lo que el Señor va a hacer hoy para salvaros, porque nunca más volveréis a ver a los egipcios que hoy veis. 14 No os preocupéis, que el Señor va a pelear por vosotros.

15 Entonces el Señor dijo a Moisés: –¿Por qué me pides ayuda? ¡Ordena a los israelitas que sigan adelante! 16 Y tú, levanta tu bastón, extiende tu brazo y parte el mar en dos, para que los israelitas lo crucen en seco.17 Yo voy a hacer que los egipcios se pongan tercos y los persigan; entonces mostraré mi poder en el faraón y en todo su ejército, y en sus carros y caballería. 18 Cuando haya mostrado mi poder en el faraón, y en sus carros y caballería, los egipcios sabrán que yo soy el Señor.

19 En aquel momento el ángel de Dios y la columna de nube, que marchaban al frente de los israelitas, cambiaron de lugar y se pusieron detrás de ellos. 20 Así la columna de nube quedó entre el ejército egipcio y los israelitas; para los egipcios era una nube oscura, pero a los israelitas los alumbraba. Por eso los egipcios no pudieron alcanzar a los israelitas en toda la noche.g

21 Moisés extendió su brazo sobre el mar, y el Señor envió un fuerte viento del este que sopló durante toda la noche y partió el mar en dos. Así el Señor convirtió el mar en tierra seca, 22 y por tierra seca lo cruzaron los israelitas, entre dos murallas de agua, una a la derecha y otra a la izquierda.h

23 Toda la caballería y los carros del faraón entraron detrás de ellos, y los persiguieron hasta la mitad del mar; 24 pero a la madrugadai el Señor miró de tal manera al ejército de los egipcios, desde la columna de fuego y de nube, que provocó un gran desorden entre ellos; 25 descompuso además las ruedas de sus carros, de modo que apenas podían avanzar. Entonces los egipcios dijeron: –Huyamos de los israelitas, pues el Señor pelea a favor de ellos y contra nosotros.

26 Pero el Señor dijo a Moisés: –Extiende tu brazo sobre el mar, para que el agua vuelva y caiga sobre los egipcios, y sobre sus carros y caballería.
27 Moisés extendió su brazo sobre el mar y, al amanecer, el agua volvió a su estado normal. Cuando los egipcios trataron de huir, se toparon con el mar, y así el Señor los derribó en medio de él. 28 Al volver el agua a su estado normal, cubrió los carros y la caballería y todo el ejército que había entrado en el mar para perseguir a los israelitas. Ni un solo soldado del faraón quedó vivo. 29 Sin embargo, los israelitas cruzaron el mar por tierra seca, entre dos murallas de agua, una a la derecha y otra a la izquierda.

30 Aquel día el Señor salvó a los israelitas del poder de los egipcios, y los israelitas vieron los cadáveres de los egipcios a la orilla del mar. 31 Al ver los israelitas el gran poder que el Señor había desplegado contra Egipto, mostraron reverencia ante el Señor y tuvieron confianza en él y en su siervo Moisés.

15 El cántico de Moisés
1 Entonces Moisés y los israelitas entonaron este canto en honor del Señor:
“Cantaré en honor del Señor,
que tuvo un triunfo maravilloso
al derribar en el mar caballos y jinetes.
2 Mi canto es al Señor,
que es mi fuerza y salvación.
Él es mi Dios, y he de alabarle;
es el Dios de mi padre, y he de enaltecerle.
3 El Señor es un gran guerrero.

El Señor, ¡ése es su nombre!

4 El Señor derribó en el mar
los carros y el ejército del faraón.

¡Sus mejores oficiales
se ahogaron en el mar Rojo!

5 Cayeron hasta el fondo, como piedras,
y el mar profundo los cubrió.
6 Oh, Señor, fue tu mano derecha,
fuerte y poderosa,
la que destrozó al enemigo.
7 Con tu gran poder aplastaste
a los que se enfrentaron contigo;
se encendió tu furor
y ardieron como paja.

8 Soplaste con furia, y el agua se amontonó;
las olas se levantaron como un muro;
¡el centro del mar profundo se quedó inmóvil!
9 El enemigo había pensado:
‘Los perseguiré hasta alcanzarlos,
y repartiré lo que les quite,
hasta quedar satisfecho.
Sacaré la espada
y mi brazo los destruirá.’

10 Pero soplaste, y el mar se los tragó;
se hundieron como plomo en el agua tempestuosa.

11 Oh, Señor,
¡ningún dios puede compararse a ti!
¡Nadie es santo ni grande como tú!
¡Haces cosas maravillosas y terribles!
¡Eres digno de alabanza!
12 ¡Desplegaste tu poder y se los tragó la tierra!
13 Con tu amor vas dirigiendo
a este pueblo que salvaste;
con tu poder lo llevas a tu santa casa.
14 Las naciones temblarán cuando lo sepan,
los filisteos se retorcerán de dolor,
15 los capitanes de Edom se quedarán sin aliento;
los jefes de Moab temblarán de miedo,
y perderán el valor todos los cananeos.

16 Oh, Señor,
¡que tiemblen llenos de espanto!
¡Que se queden como piedras
por la fuerza de tu brazo,
hasta que haya pasado tu pueblo,
el pueblo que has hecho tuyo!

17 Oh, Señor,
llévanos a vivir a tu santo monte,
al lugar que escogiste para vivir,
al santuario que afirmaste con tus manos.
18 ¡El Señor reina por toda la eternidad!”

El cántico de María
19 Cuando los carros y la caballería del faraón entraron en el mar, el Señor hizo que las aguas cayeran sobre ellos; pero los israelitas cruzaron el mar como por tierra seca. 20 Entonces la profetisa María,k hermana de Aarón, tomó una pandereta, y todas las mujeres la siguieron, bailando y tocando panderetas, 21 mientras ella les cantaba:

“Cantad en honor del Señor,
que tuvo un triunfo maravilloso
al derribar en el mar caballos y jinetes.”


__________________________
Follow on Facebook TBM-Missions: https://www.facebook.com/roberto.bonillacea
Sitio Web Dedicado a Video: TBM-Missions TV

Comentarios

NOVEDADES

¿Que significa Esfuerzate y se valiente, no temas ni desmayes?

Respuesta: Muchas veces a lo largo de nuestras vidas, cuando estamos mas cerca de la bendición que Dios tiene para nosotros, somos victimas del desanimo y olvidamos que Dios prometió no desampararnos nunca.  A propósito, las únicas personas que se desaniman son aquellas que luchan por algo grande.  El desanimo rara vez toca al corazón de la gente sin visión y sin metas, siendo el arma del enemigo para aquellos que saben lo que quieren. “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes.  Porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” Josué 1:7 Dios ha prometido estar contigo todos los dias de tu vida. En el libro de Josue, cuando el pueblo de Israel se preparaba para la conquista de Canaan, y entrar en la tierra prometida,  Dios le promete a Josuè que nunca lo desamparará y requiere de él de dos virtudes indispensables, el esfuerzo y la valentía.  Dios no ha cambiado hoy y requiere que sus hijos nos mantengamos en pie de lucha frente a las ad

¿Que dice La Bíblia de Los Malos Hábitos?

¿Cual es un mal habito en tu vida que te gustaría abandonar? -  Malos hábitos en el espíritu : envidia, celos, malicia, murmurar, mentir, criticar, etc. -  Malos hábitos en nuestros actos:  comer, beber, gastar, trabajar en exceso, etc. -  Otros? Que dice la Biblia sobre este tema. Frase de transición: “Veamos como la Biblia nos orienta para poder vencer nuestros malos hábitos” ¿Porque debemos cambiar algunos de nuestros hábitos? En Romanos 6.4 dice: Pues por el bautismo fuimos sepultados con Cristo, y morimos para ser resucitados y vivir una vida nueva, así como Cristo fue resucitado por el glorioso poder del Padre. La Biblia dice que somos llamados a una nueva vida en Cristo y esto incluye dejar los hábitos que no le agradan a Dios. Salmos 139: 1-23 dice: Señor, tú me has examinado y me conoces; tú conoces todas mis acciones; aun de lejos, te das cuenta de lo que pienso. Sabes todas mis andanzas, ¡sabes todo lo que hago! Aún no tengo la palabra en la lengua, y tú, Señor, ya la

¿Quien fue el hombre que mientras mentia Dios estaba con él y cuando dijo la verdad Dios se aparto de él?

Libro de Jueces : La historia de Sansón y Dalila. (Jueces 16:13 mentira, v. 17 dijo la verdad y v. 20 Dios se aparto de él.)- Después Sansón se enamoró de una mujer llamada Dalila, que vivía en el valle de Sore. Los jefes de los filisteos fueron a ver a Dalila, y le dijeron: –Engaña a Sansón y averigua de dónde le vienen sus fuerzas extraordinarias, y cómo podríamos vencerle; así podremos atarle y tenerle sujeto. A cambio de tus servicios, cada uno de nosotros te dará mil cien monedas de plata. -Entonces ella dijo a Sansón: –Por favor, dime de dónde te vienen esas fuerzas extraordinarias. ¿Hay algún modo de atarte sin que te puedas soltar?-Sansón le respondió: –Si me atan con siete cuerdas de arco que todavía no estén secas, perderé mi fuerza y seré un hombre común y corriente. Los jefes de los filisteos llevaron a Dalila siete cuerdas de arco nuevas, y con ellas Dalila ató a Sansón. Y como ya antes había escondido a unos hombres en su cuarto, gritó: –¡Sansón, te atacan los f