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JESÚS EN JERUSALÉN: SEMANA DE LA PASIÓN (21.1--25.51) Parte I Estudio Biblíco

Mateo 
21 La entrada triunfal en Jerusaléna
Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé,b al Monte de los Olivos,c Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: «Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y en seguida hallaréis una asna atada y un pollino con ella. Desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dice algo, contestadle: “El Señor los necesita, pero luego los devolverá”».d
Todo esto aconteció para que se cumpliera lo que dijo el profeta:

«Decid a la hija de Sión:
tu Rey viene a ti,
manso y sentado sobre un asno,
sobre un pollino, hijo de animal de carga».e

Entonces los discípulos fueron e hicieron como Jesús les mandó. Trajeron el asna y el pollino; pusieron sobre ellos sus mantos, y él se sentó encima. La multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las tendían en el camino.f Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: «¡Hosanag al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas!».
10 Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se agitó, diciendo:
--¿Quién es este?
11 Y la gente decía:
--Este es Jesús, el profeta, el de Nazaret de Galilea.
Jesús purifica el Templo
12 Entró Jesús en el templo de Dios y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas,h13 y les dijo: «Escrito está: “Mi casa, casa de oración será llamada”,i pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones».j
14 Y en el Templo se le acercaron ciegos y cojos, y los sanó. 15 Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía y a los muchachos aclamando en el Templo y diciendo: «¡Hosana al Hijo de David!», se enojaron 16 y le dijeron:
--¿Oyes lo que estos dicen?
Jesús les dijo:
--Sí. ¿Nunca leísteis:


»“De la boca de los niños y de los que aún maman, fundaste la fortaleza”?k

17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania,l y se quedó allí.
Jesús maldice la higuera estéril
18 Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre. 19 Viendo una higuera cerca del camino, se acercó, pero no halló nada en ella, sino hojas solamente,m y le dijo:
--¡Nunca jamás nazca de ti fruto!
Y al instante la higuera se secó. 20 Al ver esto los discípulos, decían asombrados:


--¿Cómo es que se secó en seguida la higuera?
21 Respondiendo Jesús, les dijo:
--De cierto os digo que si tenéis fe y no dudáis, no solo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte le decís: “¡Quítate y arrójate al mar!”, será hecho.n 22 Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis.ñ


La autoridad de Jesús
23 Cuando llegó al Templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le preguntaron:
--¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te dio esta autoridad?o

24 Respondiendo Jesús, les dijo:
--Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas. 25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo o de los hombres?p
Ellos entonces discutían entre sí, diciendo:
--Si decimos, “del cielo”, nos dirá: “¿Por qué, pues, no le creísteis?”. 26 Y si decimos, “de los hombres”, tememos al pueblo, porque todos tienen a Juan por profeta.
27 Respondiendo a Jesús, dijeron:
--No lo sabemos.
Entonces él les dijo:
--Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.
Parábola de los dos hijos
28 »Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero le dijo: “Hijo, vete hoy a trabajar en mi viña”. 29 Respondiendo él, dijo: “¡No quiero!”. Pero después, arrepentido, fue. 30 Y acercándose al otro le dijo lo mismo; y respondiendo él, dijo: “Sí, señor, voy”. Pero no fue. 31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?
Dijeron ellos:
--El primero.
Jesús les dijo:
--De cierto os digo que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios, 32 porque vino a vosotros Juan en camino de justiciaq y no le creísteis; en cambio, los publicanos y las rameras le creyeron.r Pero vosotros, aunque visteis esto, no os arrepentisteis después para creerle.

Parábola de los labradores malvados
33 »Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña,s la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar,t edificó una torre,u y la arrendó a unos labradoresv y se fue lejos. 34 Cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para que recibieran sus frutos. 35 Pero los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron y a otro apedrearon. 36 Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos lo mismo.

37 Finalmente les envió su hijo, diciendo: “Tendrán respeto a mi hijo”. 38 Pero los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: “Este es el heredero; venid, matémoslo y apoderémonos de su heredad”. 39 Y tomándolo, lo echaron fuera de la viña y lo mataron.w 40 Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?
41 Le dijeron:
--A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores que le paguen el fruto a su tiempo.
42 Jesús les preguntó:
--¿Nunca leísteis en las Escrituras:

»“La piedra que desecharon los edificadores
ha venido a ser cabeza del ángulo.
El Señor ha hecho esto,
y es cosa maravillosa a nuestros ojos?”.x

43 »Por tanto, os digo que el reino de Dios será quitado de vosotros y será dado a gente que produzca los frutos de él. 44 El que caiga sobre esta piedra será quebrantado, y sobre quien ella caiga será desmenuzado.y
45 Al oir sus parábolas, los principales sacerdotes y los fariseos entendieron que hablaba de ellos. 46 Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque este lo tenía por profeta.
22 Parábola de la fiesta de bodas
Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo:
«El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo una fiesta de boda a su hijo. Envió a sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero estos no quisieron asistir. Volvió a enviar otros siervos con este encargo: “Decid a los invitados que ya he preparado mi comida. He hecho matar mis toros y mis animales engordados, y todo está dispuesto; venid a la boda”. Pero ellos, sin hacer caso, se fueron: uno a su labranza, otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los golpearon y los mataron.

Al oírlo el rey, se enojó y, enviando sus ejércitos, mató a aquellos homicidas y quemó su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: “La boda a la verdad está preparada, pero los que fueron invitados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos y llamad a la boda a cuantos halléis”. 10 Entonces salieron los siervos por los caminos y reunieron a todos los que hallaron, tanto malos como buenos,a y la boda se llenó de invitados.
11 »Cuando entró el rey para ver a los invitados, vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda, 12 le dijo: “Amigo, ¿cómo entraste aquí sin estar vestido de boda?”. Pero él guardó silencio. 13 Entonces el rey dijo a los que servían: “Atadlo de pies y manos y echadlo a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”,b 14 pues muchos son llamados, pero pocos escogidos».c
La cuestión del tributo
15 Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderlo en alguna palabra. 16 Y le enviaron sus discípulos junto con los herodianos,d diciendo:
--Maestro, sabemos que eres amante de la verdad y que enseñas con verdad el camino de Dios, y no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres. 17 Dinos, pues, qué te parece: ¿Está permitido dar tributo a César, o no?e
18 Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo:
--¿Por qué me tentáis, hipócritas? 19 Mostradme la moneda del tributo.
Ellos le presentaron un denario.f 20 Entonces les preguntó:
--¿De quién es esta imagen y la inscripción?
21 Le dijeron:
--De César.
Y les dijo:--Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.22 Al oir esto se maravillaron, y dejándolo, se fueron.
La pregunta sobre la resurrección
23 Aquel día se acercaron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección,h y le preguntaron, 24 diciendo:
--Maestro, Moisés dijo: “Si alguien muere sin hijos, su hermano se casará con su mujer y levantará descendencia a su hermano”.i 25 Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos: el primero se casó y, como murió sin dejar descendencia, dejó su mujer a su hermano. 26 De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo. 27 Después de todos murió también la mujer. 28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?
29 Entonces respondiendo Jesús, les dijo:
--Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios, 30 pues en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo.j 31 Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando afirmó: 32 “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.k
33 Al oir esto, la gente se admiraba de su doctrina.
El gran mandamiento
34 Entonces los fariseos, cuando oyeron que había hecho callar a los saduceos, se reunieron. 35 Y uno de ellos, intérprete de la Ley, preguntó para tentarlo, diciendo:
36 --Maestro, ¿cuál es el gran mandamientol en la Ley?

37 Jesús le dijo:
--“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”.m 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.n 40 De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.ñ,o
¿De quién es hijo el Cristo?
41 Estando reunidos los fariseos, Jesús les preguntó, 42 diciendo:
--¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo?
Le dijeron:
--De David.p
43 Él les dijo:
--¿Cómo, pues, David, en el Espíritu lo llama Señor, diciendo:





44 »“Dijo el Señor a mi Señor:
siéntate a mi derecha,
hasta que ponga a tus enemigos
por estrado de tus pies”?q


45 »Pues si David lo llama Señor, ¿cómo es su hijo?r
46 Y nadie le podía responder palabra; ni se atrevió ninguno a preguntarle más desde aquel día.

Jesús acusa a escribas y fariseos
23 Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisésa se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; pero no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, pero no hacen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Antes bien, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres,b pues ensanchan sus filacteriasc y extienden los flecos de sus mantos;d aman los primeros asientos en las cenas, las primeras sillas en las sinagogas,e las salutaciones en las plazas y que los hombres los llamen: “Rabí, Rabí”.f

»Pero vosotros no pretendáis que os llamen “Rabí”, porque uno es vuestro Maestro, el Cristo,g y todos vosotros sois hermanos.h Y no llaméis padrei vuestro a nadie en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. 10 Ni seáis llamados maestros, porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. 11 El que es el mayor de vosotros sea vuestro siervo,j12 porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.k


13 »Pero ¡ay de vosotros,l escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.
14 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación.m
15 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis mar y tierra para hacer un proséliton y, cuando lo conseguís, lo hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.
16 »¡Ay de vosotros, guías ciegos!,ñ que decís: “Si alguien jura por el Templo, no es nada; pero si alguien jura por el oro del Templo, es deudor”. 17 ¡Insensatos y ciegos!, porque ¿cuál es mayor, el oro o el Templo que santifica al oro?o 18 También decís: “Si alguien jura por el altar, no es nada; pero si alguien jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor”.19 ¡Necios y ciegos!, porque ¿cuál es mayor, la ofrenda o el altar que santifica la ofrenda? 20 El que jura por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él; 21 y el que jura por el Templo, jura por él y por el que lo habita; 22 y el que jura por el cielo, jura por el trono de Diosp y por aquel que está sentado en él.q
23 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque diezmáis la menta, el anís y el comino, y dejáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe.r Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.s 24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y tragáis el camello!t
25 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato,u pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. 26 ¡Fariseo ciego!, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera quede limpio.
27 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados,v que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. 28 Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.
29 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos,w 30 y decís: “Si hubiéramos vivido en los días de nuestros padres, no habríamos sido sus cómplices en la sangre de los profetas”. 31 Con esto dais testimonio contra vosotros mismos de que sois hijosx de aquellos que mataron a los profetas. 32 ¡Vosotros, pues, colmad la medida de vuestros padres! 33 ¡Serpientes, generación de víboras!, ¿cómo escaparéis de la condenación del infierno?y 34 Por tanto, yo os envío profetas, sabios y escribas; de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas y perseguiréis de ciudad en ciudad. 35 Así recaerá sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel,z el justo, hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el Templo y el altar.36 De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación.
Lamento de Jesús sobre Jerusalén
37 »¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetasa y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas,b pero no quisiste! 38 Vuestra casac os es dejada desierta, 39 pues os digo que desde ahora no volveréis a verme hasta que digáis: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”».d
24 Jesús predice la destrucción del Temploa
Jesús salió del Templo y, cuando ya se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del Templo. Respondiendo él, les dijo:
--¿Veis todo esto? De cierto os digo que no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada.b
Señales antes del fin
Estando él sentadoc en el Monte de los Olivos,d los discípulos se le acercaron aparte, diciendo:
--Dinos, ¿cuándo serán estas cosas y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo?
Respondiendo Jesús, les dijo:
--Mirad que nadie os engañe, porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo”, y a muchos engañarán.e Oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca, pero aún no es el fin. Se levantará nación contra nación y reino contra reino; y habrá pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares.f

 Pero todo esto es solo principio de dolores.g
»Entonces os entregarán a tribulación, os matarán y seréis odiados por todos por causa de mi nombre.h 10 Muchos tropezarán entonces,i y se entregarán unos a otros, y unos a otros se odiarán. 11 Muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos; 12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. 13 Pero el que persevere hasta el fin, este será salvo.j 14 Y será predicado este evangelio del Reinok en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.l
15 »Por tanto, cuando veáis en el Lugar santo la abominación desoladoram de la que habló el profeta Daniel --el que lee, entienda--,n 16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.
17 El que esté en la azotea,ñ no descienda para tomar algo de su casa; 18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.o 19 Pero ¡ay de las que estén encinta y de las que críen en aquellos días! 20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado,p 21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora,q ni la habrá. 22 Y si aquellos días no fueran acortados, nadie sería salvo; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.
23 »Entonces, si alguno os dice: “Mirad, aquí está el Cristo”, o “Mirad, allí está”, no lo creáis, 24 porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos. 25 Ya os lo he dicho antes. 26 Así que, si os dicen: “Mirad, está en el desierto”, no salgáis; o “Mirad, está en los aposentos”, no lo creáis, 27 porque igual que el relámpago sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre.r 28 Dondequiera que esté el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.s
La venida del Hijo del hombre
29 »Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo y las potencias de los cielos serán conmovidas.t 30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo, y todas las tribus de la tierra harán lamentación cuando vean al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo,u con poder y gran gloria. 31 Enviará sus ángeles con gran voz de trompeta y juntarán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.v
32 »De la higueraw aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 33 Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.x 34 De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
36 »Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre.y 37 Pero como en los días de Noé,z así será la venida del Hijo del hombre, 38 pues como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, 39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del hombre. 40 Entonces estarán dos en el campo: uno será tomado y el otro será dejado. 41 Dos mujeres estarán moliendo en un molino: una será tomada y la otra será dejada.
42 »Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. 43 Pero sabed esto, que si el padre de familia supiera a qué hora el ladrón habría de venir, velaría y no lo dejaría entrar en su casa.a 44 Por tanto, también vosotros estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora que no pensáis.b
La fidelidad en el servicio
45 »¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? 46 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, lo halle haciendo así. 47 De cierto os digo que sobre todos sus bienes lo pondrá. 48 Pero si aquel siervo malo dice en su corazón: “Mi señor tarda en venir”, 49 y comienza a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, 50 vendrá el señor de aquel siervo en día que este no espera, y a la hora que no sabe, 51 y lo castigarác duramente y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.d


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