En algunas iglesias es prohibido maquillarse, y usar pantalones...
La respuesta la encontramos en La biblia.
En la carta del apóstol Pedro dice:
Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza. (1 Ped. 3:1–6)
Y continúa diciendo el apóstol Pedro,
Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
Una buena conciencia
En fin, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables.
No devolváis mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados a heredar bendición,
porque: «El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal y sus labios no hablen engaño; apártese del mal y haga el bien;
busque la paz y sigala, porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones;
pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal».
¿Quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?
Pero también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois.
Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os inquietéis.
Al contrario, santificad a Dios el Señor en vuestros corazones,
y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.
Tened buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores,
sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.
Mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal.
Asimismo, Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios,
siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; y en espíritu fue y predicó a los espíritus encarcelados,
los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé,
mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.
El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias del cuerpo, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) mediante la resurrección de Jesucristo,
quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y poderes.
Pregúntale a tu pastor si está palabra esta hablando, de que si Dios prohíbe los peinados y que la mujer deje de arreglarse.
Si/No,
En mi criterio personal, de ninguna manera, está hablando de censurar los peinados, o el que la mujer no se ponga bonita.
Esta hablando de los "Deberes conyugales," entre marido y mujer.
Lo que la Biblia dice es que la forma en la que su mujer gane a su marido, sea con su conducta casta, respetuosa y los detalles que ahí se agregan.
Es muy particular de algunas denominaciones o lugares congregaciónales, pero no es bíblico limitar a una mujer para que se maquille.
Yo más bien les digo a las hermanas "póngase bonita para su esposo, póngase bonita para Dios, ande agraciadita, ame el templo del Espíritu Santo, sin que llegue a ser una enfermedad de vanidad."
La Biblia lo permite, lo único que la Biblia dice es que vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos; peinarse no es malo, el que sea ostentoso sí.
El significado de ostentar, ostentación n. f.
1 Exhibición que se hace de una cosa con vanidad o presunción.
2 Manifestación excesiva de lujo o riqueza: para el acto deberá vestirse con corrección pero sin ostentación. hacer ostentación
Exhibir o dar a conocer con vanidad o presunción una cosa: la iglesia empezó a sospechar de su liderazgo porque hacía ostentación de un elevado nivel de vida.
Lo que la Biblia condena es cuando usted se deja guiar por la apariencia externa, eso es estar enfermo de vanidad.
En ninguna parte dice la Biblia que no se peine, que no use vestidos o que no use adornos, lo que dice es que no sea al extremo.
Yo creo que los que dicen que está prohibido están equivocados.
Por qué: La Palabra de Dios es precisa,
El, nos a dado el mejor instructivo y nos enseña con claridad y transparencia de como debe ser nuestra conducta,
y estos versículos biblicos son para instruirnos, y tener una relacion aun mas cercana con Dios.
Esto es lo que debemos practicar, presentarnos en todo tiempo con una conciencia limpia, y poder ser un buen testimonio ante Dios y los demas (casa, trabajo, familia, hermanos y amigos, y màs...).
En estos postreros tiempos, no deberiamos desviar nuestra mirada de nuestro señor Jesucristo,
y es por eso la invitacion a los hermanos cristianos, temerosos de Dios, a que analicemos nuestra conducta, nuestro perfil, en todo tiempo.
La Biblia habla cuando Jesús comparó a los Fariseos a sepulcros bonitos por fuera, que por dentro estaban llenados de corrupción.
“¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas!
porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.” (Mat. 23:27).
Desde el principio hasta el
fin, la Biblia nos enseña que el varón mira al exterior, mientras Dios mira al corazón.
Pero la Escritura no presenta el corazón como lo único digno de la consideración, sino más bien es el punto de comienzo.
La verdadera belleza femenina no empieza y termina con el corazón; más bien, comienza con el corazón y termina con un verdadero atavío exterior.
Pues, aunque no debemos aceptar el concepto pagano
que solamente lo “espiritual” tiene valor, también debemos guardarnos de la contraria trampa pagana.
Esto es la idea que solo lo material y lo exterior tiene valor alguno, y que la belleza espiritual e interior no tiene
importancia.
A veces, se cree que la mujer nada más tiene que usar la crema hidratante indicada, el maquillaje propio, que vestirse bien, que mantenerse apuesta, y así entonces será hermosa.
La Biblia enseña que eso no es necesariamente cierto – una mujer hermosa que no tenga discreción presenta la misma clase de incongruencia que un camello con barra de labios (Prov. 11:22).
La Biblia también les prohibe
completamente a las mujeres cristianas tomar ese enfoque externo a la belleza.
Por ejemplo, Pablo enseña que las mujeres cristianas “se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos” (1 Tim. 2:9).
Lo importante es notar que él no está prohibiendo el atavío; más bien está exigiendo que las mujeres se atavíen de cierta manera.
Está prohibiendo cierta
clase de pompa ostentosa.
En el siglo primero, las mujeres trenzaban su cabello con alhajas, o lo rociaban con polvo de oro.
Esta clase de ostentación le repugnaba a Pablo; es hoy día una cosa repugnante, y le fue igualmente repugnante al profeta Isaías.
Aparentemente él veía a las hijas de Sión, sin vergüenza, paseando coqueteando.
“Asimismo dice Jehová: ‘Por cuanto las hijas de Sión se ensoberbecen, y andan con cuello
erguido y los ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies” (Isa. 3:16).
Porque eran orgullosas y altaneras en su belleza exterior, el Señor juró que les quitaba el cabello (v. 17), su dignidad (v. 17), su gala (v. 18), los adornos de los pies (v. 18), las rendecillas y las lunetas (v. 18), los pendientes, los brazaletes, y los collares (v. 19), las cofias (v. 20), los atavíos de las piernas y las cintas (v. 20), los frascos de perfume y los amuletos (v. 20), los anillos (v. 21), los adornos de la nariz (v. 21), los vestidos elegantes (v. 22), los mantos y las capas (v. 22), las bolsas (v. 22), los espejos (v. 23), las telas finas (v. 23), las gasas y los tocados (v. 23).
En otras palabras, cuando las mujeres son bellas e impías, su belleza es una provocación al Señor.
“Y en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y cuerda en lugar de cinturón, y cabeza rapada en lugar de la compostura del cabello; y en lugar de ropa de gala ceñimiento de cilicio, y quemadura en vez de hermosura.” (Isa. 3:24).
Dios no puede ser burlado; Él odia la hermosura cuando es fea interiormente.
Además, causará que lo exterior
corresponda con la contaminación interior.
A la inversa, cuando una mujer es bella en su espíritu, su belleza no se puede contener.
Hasta encanta a su marido – aún aquellos que no tienen temor de Dios.
Ahora pues, este mansedumbre interior es algo que Pedro le exhorta a las esposas.
Pero teniendo en cuenta toda la enseñanza de la Escritura, entendimos que la mujer se fija en esto bajo la vigilancia amorosa de su marido.
Mientras él
la ama, ella da fruto.
Mientras ella da fruto, él se deleita.
En ese deleite él la ama más, y ella da más fruto.
La esposa debe cooperar completamente, recibiendo ese amor, pero él tiene la responsabilidad de dárselo.
Follow on Facebook TBM-Missions: https://www.facebook.com/roberto.bonillacea
Sitio Web Dedicado a Video: TBM-Missions TV
Comentarios
Publicar un comentario