Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz. (Santiago 5:16) Este pasaje nos enseña que la oración puede sanar y transformar las situaciones que nos rodean. Al orar por nuestros hermanos, mostramos amor y fortalecemos nuestra fe. Es importante recordar que la oración no es solo una práctica para los momentos difíciles, sino que debe ser constante en nuestra vida. Ora cuando las cosas sean difíciles, pero ora también cuando las cosas vayan bien. Debemos buscar la voluntad de Dios en nuestras oraciones siempre, abiertos a escuchar y atender las necesidades de nuestros hermanos en Cristo para ser instrumentos de su amor. Podemos inspirarnos en Santiago 5:16 y practicar la oración en nuestra vida diaria, buscando la sanación y la transformación no solo para nosotros, sino también para todos los que nos rodean. Comunión que surge de la oración Está atento a las necesidades de tus hermanos en Cri
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