¿Recuerdas la primera vez en la que viste tu reflejo en un espejo? Con toda probabilidad fue un momento de descubrimiento.
La distancia en la que estamos del espejo es la misma que se refleja. Si nos alejamos, nuestra imagen se aleja en la misma medida. Cuando nos acercamos al espejo, el reflejo de nuestra imagen nos acompaña. Esta ilustración puede resumirse en un versículo:
Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. (Santiago 4:8a)
Nuestra relación con Dios se parece a esa dinámica del espejo: mientras más buscamos a Dios, más se revela él a nosotros. Ahora, cuando nos alejamos de él, tenemos la falsa impresión de que Dios se distancia de nosotros. Por eso, muchas personas dicen que Dios las ha abandonado, pero la realidad es que ellos rechazan su presencia.
Dios ama a los que le aman y los que buscan a Dios, lo encuentran. Este es el movimiento que debemos realizar en nuestras vidas: ¡ser imitadores de Dios y reflejo de él en la tierra!
Frente al espejo
Recuerda que nuestras actitudes reflejan la forma en la que nos relacionamos con Cristo.
Si te sientes alejado de Dios, toma la iniciativa y acércate a él.
Siempre puedes sentir la cercanía de Dios a través de su Palabra, la Biblia.
Para orar:
Señor Jesús, dame dirección y sabiduría. Quiero ser más como tú y servirte más. Amén.
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