Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

La soberbia

«No creo que Dios sea bueno», me dijo una amigo que había estado orando durante mucho tiempo por cuestiones difíciles sin que nada mejorara. 

Su enojo y amargura ante el silencio divino crecían. 

Como lo conozco bien, percibía que, en lo profundo de su ser, creía que Dios era bueno, pero su dolor incesante y la aparente falta de interés del Señor lo hacían dudar.

Su soberbia, eso lo hizo alejarse del mandato de Dios, y decidió mal, seguir por su propio camino.

Para él, era más fácil enojarse que soportar la tristeza.

Texto; Dudar de la bondad de Dios viene de la época de Adán y Eva (Génesis 3).

La serpiente puso esa idea en la mente de Eva cuando le sugirió sobre el fruto prohibido: «sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal» (v. 5). 
La soberbia de Adán y Eva los llevó a decidir que ellos, y no Dios, determinarían qué era lo bueno.

Años después de la muerte de su hija, James B. Smith 

[Orador y escritor en el área de formación Cristiana] descubrió que podía afirmar que el Señor es bueno, y lo escribió en su libro "Un Dios Bueno y Hermoso": «La bondad de Dios no es algo que yo decido. Soy un ser humano con entendimiento limitado»

El asombroso comentario de Smith no es ingenuo, sino que surge de años de procesar su tristeza y buscar el corazón del Señor.

Cuando estemos desanimados, 
ayudémonos mutuamente a ver que Dios es bueno.

Oremos: 
"Señor, ayúdame a ver tu bondad en las dificultades, te lo suplico en el nombre sagrado de Jesús, tu Hijo.. Amen"

Bueno es el Señor para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras.Salmo 145:9
160516

Comentarios

NOVEDADES

Regocijaos en el Señor

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! (Filipenses 4:4) Jesús es el motivo de mi sonrisa, porque en su presencia encuentro la verdadera alegría. No es una alegría pasajera que depende de las circunstancias, sino una paz duradera que trasciende las dificultades. En medio de las dificultades de la vida, puedo confiar en que él está a mi lado, tomándome de la mano y guiándome por el camino seguro. La sonrisa que Jesús pone en mi rostro es un reflejo de su amor inconmensurable. Cuando miro la cruz, recuerdo el sacrificio que él hizo por mí y mi corazón se llena de gratitud. Él me amó primero, incluso cuando todavía estaba perdido. Este amor incondicional me sostiene y me da fuerzas para afrontar cada nuevo día con esperanza. Las promesas de Jesús son fuentes de alegría. Él nos prometió vida abundante y en su palabra encuentro consuelo y dirección. Cuando estoy cansado, encuentro descanso en sus brazos. Cuando estoy triste, él es mi alegría. Cuando soy débil, él es mi f...

¿Qué debo hacer cuando no logro entender?

Lo secreto le pertenece al Señor nuestro Dios, pero lo revelado nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que obedezcamos todas las palabras de esta ley. (Deuteronomio 29:29) Moisés llegaba al final de su vida. Él estaba consciente de que moriría poco después sin lograr entrar a la "Tierra Prometida". En sus últimas palabras para el pueblo de Israel, él afirmó que existen cosas encubiertas para nosotros. Son cosas que no entenderemos jamás en esta vida, pues huyen a nuestra comprensión humana. Hay tres actitudes que nos pueden ayudar a lidiar con lo que no logramos entender: Confianza - Aun cuando no entendamos lo que sucede, podemos confiar en el Señor, pues sabemos que él conoce lo que es mejor para nosotros. Obediencia - No necesitamos entender para obedecer. La confianza nos lleva a obedecer aunque no entendamos todo. Humildad - Obedecer sin comprender, también exige humildad. La humildad nos ayudará a aceptar aquello que no entendemos. Confía y obede...

Conectado con Dios

En el mundo acelerado en el que vivimos, es fácil quedar atrapado en las redes sociales, los juegos, la música y todas las distracciones que nos ofrece la vida moderna.  Pero como cristianos, es esencial que recordemos este versículo: Clama a mí y te responderé; te daré a conocer cosas grandes e inaccesibles que tú no sabes. (Jeremías 33:3) La tecnología nos permite estar conectados con el mundo, pero a veces nos olvidamos de conectarnos con Dios. Él siempre está dispuesto a escuchar nuestras oraciones, responder nuestras preguntas y revelarnos maravillas que van más allá del entendimiento humano. La oración es nuestra conexión directa con Dios. Conectarnos con Dios no significa abandonar nuestra vida cotidiana, sino que lo incluimos en todos los aspectos de la misma. Al comenzar el día con oración, dar gracias por sus bendiciones, buscar su guía en tiempos de duda y compartir su mensaje de amor y esperanza con los demás, estamos verdaderamente conectados con Dios. A medida que bus...