Ir al contenido principal

PROVERBIOS

iNTRODUCCIÓN  El libro de los Proverbios (=Pr) reúne varias colecciones de refranes, poemas y otras sentencias sapienciales provenientes del antiguo Israel. 

El libro, en su conjunto, ha sido atribuido a Salomón, el hijo y sucesor de David en el trono de Jerusalén (cf. Pr 1.1), rey célebre por su sabiduría, y autor, según 1 R 4.32, de tres mil proverbios y mil cinco poemas.

Sin embargo, el lector advierte de inmediato que la composición del libro es más compleja de lo que podría parecer a primera vista. El cap. 10, en efecto, trae un nuevo encabezamiento, y lo mismo sucede en Pr 22.17; 24.23; 25.1; 30.1; 31.1. 

Además, entre los autores y recopiladores de proverbios y dichos sapienciales no se menciona solamente al rey Salomón, sino también a otros sabios como Agur, Lemuel y los escribas que cumplían sus funciones en la corte de Ezequías, rey de Judá.


De ahí que la estructura del libro pueda presentarse sintéticamente en el esquema siguiente:


I. Introducción
(1.1-7)
II. Primera colección de poemas sapienciales
(1.8–9.18)
III. Segunda colección: “Dichos de Salomón”
(10.1–22.16)
IV. Tercera colección: “Dichos de los sabios”
(22.17–24.22)
V. Cuarta colección: “Otros dichos de los sabios”
(24.23-34)
VI. Quinta colección: “Dichos de Salomón” recopilados por la gente de Ezequías, rey de Judá (25–29)
VII. Sexta colección: “Dichos de Agur”
(30)
VIII. Séptima colección: “Dichos del rey Lemuel”
(31.1-9)
IX. Apéndice: Alabanza de la mujer ejemplar
(31.10-31)


Entre estas colecciones hay algunas diferencias. La primera, por ej., es bastante uniforme en lo que respecta a forma y contenido, de manera que resulta fácilmente legible. En las otras colecciones, por el contrario, los refranes se van sucediendo sin un orden lógico perceptible, y así aparecen, uno tras otro, dichos y proverbios relacionados con los asuntos más diversos.

El libro de los Proverbios representa, en lo esencial, un tipo de sabiduría común a todos los pueblos. Desde los comienzos de la historia, en efecto, los hombres han tratado de encontrar en la innumerable variedad de los acontecimientos y asuntos humanos un cierto orden y una cierta regularidad, con el fin de saber qué actitud tomar y cómo comportarse frente a las contingencias de la vida. 

La sabiduría consiste, entonces, en observar cuidadosamente lo que acontece en el mundo, en sumar otras experiencias a la propia y en hallar, tras el aparente desorden de los hechos humanos, esas normas y regularidades siempre repetidas, que es provechoso e incluso indispensable conocer para tener éxito en la vida. 

Toda experiencia reconocida como válida queda luego expresada en una sentencia breve, que impresiona por su agudeza y acierto, y que puede, por eso mismo, retenerse fácilmente en la memoria. De este modo, cada máxima o sentencia sapiencial se convierte en una especie de señal que permite evitar un peligro o encontrar el camino recto en circunstancias particularmente difíciles o ambiguas.

De ahí que la sabiduría expresada en el libro de los Proverbios tenga, en amplia medida, lo que se ha dado en llamar un carácter “internacional”. Los refranes, efectivamente, pasan con mucha facilidad de un pueblo a otro, y dichos o sentencias sapienciales semejantes se encuentran con abundancia en la literatura de la antigua Mesopotamia, de Egipto y de otros pueblos del antiguo Oriente. 

Por otra parte, el recopilador de Proverbios no ha tenido ningún reparo en incorporar dos colecciones atribuidas una a Agur y otra a Lemuel de Masá, es decir, a dos sabios que no eran originariamente israelitas (cf. Pr 30.1, y véase 31.1 n.). Así se explica también la semejanza que existe entre Pr 22.17–23.14 y un célebre testimonio de la antigua sabiduría egipcia.

En hebreo, el dicho sapiencial se designa con la palabra mashal. Este vocablo está emparentado con una raíz que, entre otros significados, también incluye la idea de “dominio”. Es decir, que no cualquier sentencia es un mashal, sino solamente la sentencia eficaz, la que tiene fuerza persuasiva y sirve de guía y estímulo para la acción. 

Tales dichos sapienciales pueden presentar diversas formas: el refrán oproverbio propiamente dicho, la sentencia exhortatoria, que aconseja una actuación recta o un comportamiento prudente, y el dicho sentencioso que valora o contrapone diversas actitudes y formas de conducta (como, por ej., la dedicación al trabajo y la pereza, la palabra oportuna y la indiscreción en el hablar). Además, la palabramashal designa a veces expresiones más alejadas del refrán propiamente dicho, tales como la parábola, la fábula e incluso el acertijo y la adivinanza (cf. 1 R 10.1-3).

El ámbito propio de la sabiduría proverbial es aquella dimensión de la vida humana que no está regulada por el culto ni por los mandamientos expresos del Señor. Por eso, la mayoría de los proverbios no se refiere a temas específicamente religiosos, sino que se extiende a todas las esferas de la vida personal, familiar y social: la educación (Pr 13.24; 22.6), el hogar y la familia (12.4; 19.14; 21.9; 31.10-31), el adulterio (6.24; 23.27), las relaciones con los padres (10.1; 28.24; 30.17), el modo de comportarse ante el rey (14.35; 22.29; 25.6; cf. 16.12), la honestidad en los negocios (11.1; 20.10,23) y la buena conducta en sociedad (23.1-3). 

En algunos casos se tratan cuestiones de moral general (cf. 12.17; 15.21) y en otras se proponen reglas de urbanidad y buenas maneras (cf. 25.17; 27.1). Pero siempre se trata de una sabiduría eminentemente práctica, orientada hacia la acción y basada fundamentalmente en la observación, la experiencia y el sentido común.

Sin embargo, la religión israelita imprimió su propio sello en esa sabiduría adquirida a través de la experiencia, y es de horizonte más universalista. La mejor prueba de ello se encuentra en la frase de Pr 1.7: La sabiduría comienza por honrar al Señor (lit. por el temor del Señor ). 

Es decir, que la condición indispensable para alcanzar la sabiduría es el respeto, la sumisión y la obediencia al Señor, Dios de Israel, que se revela en la historia y es fiel a su pacto y a sus promesas; o, en otras palabras, que la verdadera sabiduría es un conocimiento y un estilo de vida fundados en el temor del Señor y en el amor a la justicia (cf. Pr 9.10; 31.8-9; cf. 17.15,23; 18.5).

Conviene notar, finalmente, que el pensamiento de los sabios estaba dominado por la idea de la retribución o recompensa correspondiente a las acciones, según fueran buenas o malas. 

Esta idea aparece constantemente en Proverbios (cf. 3.31-35), y casi siempre se la presenta como un hecho inevitable (12.7,14; 17.5; 24.12; 28.20) y como una sanción que se hace realidad en este mundo: Si el justo recibe su paga aquí en la tierra, ¡con cuánta más razón el malvado y el pecador! (11.31).

Las promesas de éxito y felicidad pueden ser un estímulo valioso para inculcar el amor a la justicia y llevar a la práctica del bien; pero la experiencia muestra que la virtud y la prosperidad material no están siempre unidas (cf. Sal 73.1-12; Jer 12.1-2). 

Por eso, esta sabiduría tradicional entró en una profunda crisis, de la que dan testimonio sobre todo los libros de Job y del Eclesiastés. De ahí la conveniencia de leer conjuntamente estos tres libros y de comparar las enseñanzas en ellos contenidas.

Follow on Facebook TBM-Missions:  https://www.facebook.com/roberto.bonillacea

Sitio Web Dedicado a Video: TBM-Missions TV

Comentarios

NOVEDADES

¿Que significa Esfuerzate y se valiente, no temas ni desmayes?

Respuesta: Muchas veces a lo largo de nuestras vidas, cuando estamos mas cerca de la bendición que Dios tiene para nosotros, somos victimas del desanimo y olvidamos que Dios prometió no desampararnos nunca.  A propósito, las únicas personas que se desaniman son aquellas que luchan por algo grande.  El desanimo rara vez toca al corazón de la gente sin visión y sin metas, siendo el arma del enemigo para aquellos que saben lo que quieren. “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes.  Porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” Josué 1:7 Dios ha prometido estar contigo todos los dias de tu vida. En el libro de Josue, cuando el pueblo de Israel se preparaba para la conquista de Canaan, y entrar en la tierra prometida,  Dios le promete a Josuè que nunca lo desamparará y requiere de él de dos virtudes indispensables, el esfuerzo y la valentía.  Dios no ha cambiado hoy y requiere que sus hijos nos mantengamos en pie de lucha frente a las ad

¿Que dice La Bíblia de Los Malos Hábitos?

¿Cual es un mal habito en tu vida que te gustaría abandonar? -  Malos hábitos en el espíritu : envidia, celos, malicia, murmurar, mentir, criticar, etc. -  Malos hábitos en nuestros actos:  comer, beber, gastar, trabajar en exceso, etc. -  Otros? Que dice la Biblia sobre este tema. Frase de transición: “Veamos como la Biblia nos orienta para poder vencer nuestros malos hábitos” ¿Porque debemos cambiar algunos de nuestros hábitos? En Romanos 6.4 dice: Pues por el bautismo fuimos sepultados con Cristo, y morimos para ser resucitados y vivir una vida nueva, así como Cristo fue resucitado por el glorioso poder del Padre. La Biblia dice que somos llamados a una nueva vida en Cristo y esto incluye dejar los hábitos que no le agradan a Dios. Salmos 139: 1-23 dice: Señor, tú me has examinado y me conoces; tú conoces todas mis acciones; aun de lejos, te das cuenta de lo que pienso. Sabes todas mis andanzas, ¡sabes todo lo que hago! Aún no tengo la palabra en la lengua, y tú, Señor, ya la

¿Quien fue el hombre que mientras mentia Dios estaba con él y cuando dijo la verdad Dios se aparto de él?

Libro de Jueces : La historia de Sansón y Dalila. (Jueces 16:13 mentira, v. 17 dijo la verdad y v. 20 Dios se aparto de él.)- Después Sansón se enamoró de una mujer llamada Dalila, que vivía en el valle de Sore. Los jefes de los filisteos fueron a ver a Dalila, y le dijeron: –Engaña a Sansón y averigua de dónde le vienen sus fuerzas extraordinarias, y cómo podríamos vencerle; así podremos atarle y tenerle sujeto. A cambio de tus servicios, cada uno de nosotros te dará mil cien monedas de plata. -Entonces ella dijo a Sansón: –Por favor, dime de dónde te vienen esas fuerzas extraordinarias. ¿Hay algún modo de atarte sin que te puedas soltar?-Sansón le respondió: –Si me atan con siete cuerdas de arco que todavía no estén secas, perderé mi fuerza y seré un hombre común y corriente. Los jefes de los filisteos llevaron a Dalila siete cuerdas de arco nuevas, y con ellas Dalila ató a Sansón. Y como ya antes había escondido a unos hombres en su cuarto, gritó: –¡Sansón, te atacan los f