Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Alégrense siempre y oren sin cesar

Estén siempre alegres, oren sin cesar. (1 Tesalonicenses 5:16-17)

Dios es la fuente de toda la alegría. La alegría de Dios es nuestra fuerza, por eso debemos alegrarnos en Dios y no en las circunstancias. No importa cuál sea la situación Dios continúa siendo el Señor de nuestra vida. 

La alegría que Dios da es duradera, brota de su amor y no tiene fin. El amor de Dios nos alegra y nos motiva a compartir la alegría de la salvación en Cristo Jesús.

Como todo en la vida, hay tiempo para alegrarnos y hay tiempo para orar.  Orar sin cesar es buscar a Dios y relacionarse con él. 

Tal como nos relacionamos con nuestros familiares, así debemos buscar relacionarnos diariamente con Dios. El fruto de esa comunión es el amor y la alegría de tener un Dios tan presente.

Ora y alégrate.

Habla con Dios, ora.  Dios quiere oírte y alegrar tu día. Alégrate en Dios. Él es suficiente en tu vida. 
Comparte esa alegría con tu prójimo. Dios se alegrará todavía más.

Para orar:

Dios, tú eres el motivo de mi alegría.  Aun en los momentos difíciles sé que estás conmigo y por eso me alegro.  Tú eres soberano y sé que me amas, por eso me siento seguro en tus brazos. 

Muchísimas gracias, Papá. Amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

Con Cristo, todo el año es un año nuevo

Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. (Filipenses 3:13-14) El final del año es por lo general un momento de conmemoración, aunque no para todos. Para algunas personas pensar en el próximo año puede causar desánimo: "da igual, todos los años son iguales". No todos actúan de la misma manera ante la expectativa de un año nuevo. La mejor manera de romper con el desánimo es ser sincero con Dios. No hay nada mejor que abrir el corazón y exponer tus expectativas antes del "cambio de año". Dios es misericordioso, él nos oye, y es eso lo que desea que hagamos. Solo el Espíritu Santo es capaz de calmarnos y de confortarnos. ¡Permítele que lo haga! Sé sincero contigo y reconoce todo lo que Dios ha hecho en tu vida. Desarrollar un corazón agradeci...