Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

¡Deja que Dios escriba tu historia!


En la vida, tenemos planes, metas y deseos. Pero incluso cuando planeamos bien nuestra vida, tenemos la sensación de que nos falta algo para lograr nuestros objetivos.

Con el tiempo, nos damos cuenta de que hay factores a nuestro alrededor que interfieren con nosotros, es decir, no tenemos un control total sobre nuestros planes: podemos planificar, pero la planificación no es una señal de éxito.

¡A diferencia de nuestra propia capacidad, los planes de Dios siempre funcionan! Si Dios lo ha determinado, se cumplirá. Entonces, ¿por qué no le entregamos nuestros planes a él? Confía, involucra a Dios en tus planes. Él quiere participar de tus sueños y llevarte a la victoria.

Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. (Jeremías 29:11)

¡Deja que Dios escriba tu historia! Permítele que dirija tu vida por un camino de salvación y bendición. Sus planes son más grandes que los nuestros, así que no hay nada que temer. ¡El plan de Dios para tu vida funcionará!

Pon tus planes en las manos de Dios

Comparte tus sueños y deseos con Dios en oración. Invítalo a ser parte de tus planes.

Alinea tus planes con la Palabra de Dios. Da prioridad a la voluntad del Padre.

Deja tus metas en las manos del Señor y sigue trabajando. Dios obrará cuando menos lo esperes.

Para orar:

Señor, quiero entregarte a ti mis planes, guíame de acuerdo con tu Palabra. Sé que tus planes son mayores que los míos, por eso, entrego en tus manos mis planes y anhelos. Quiero que tu voluntad sea mi prioridad, pues sé que tú tienes lo mejor para mí. En el nombre de Jesús, amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

Con Cristo, todo el año es un año nuevo

Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. (Filipenses 3:13-14) El final del año es por lo general un momento de conmemoración, aunque no para todos. Para algunas personas pensar en el próximo año puede causar desánimo: "da igual, todos los años son iguales". No todos actúan de la misma manera ante la expectativa de un año nuevo. La mejor manera de romper con el desánimo es ser sincero con Dios. No hay nada mejor que abrir el corazón y exponer tus expectativas antes del "cambio de año". Dios es misericordioso, él nos oye, y es eso lo que desea que hagamos. Solo el Espíritu Santo es capaz de calmarnos y de confortarnos. ¡Permítele que lo haga! Sé sincero contigo y reconoce todo lo que Dios ha hecho en tu vida. Desarrollar un corazón agradeci...