Habrá tanta maldad que el amor de muchos se enfriará. (Mateo 24:12)
Este versículo es parte del discurso escatológico de Jesús en el que habla de las señales del fin de los tiempos. Jesús profetizó lo que ya hemos visto en todo el mundo y también a nuestro alrededor: el enfriamiento del amor. De hecho, las guerras, el egoísmo, la violencia y la agresividad de las personas son signos del estado caótico de la humanidad en los últimos días.
Dios es amor, y cuanto más nos alejamos de él, más perdemos su esencia. Esta es la razón principal de la frialdad del amor y de la multiplicación de las malas prácticas en el mundo. Aquí, el amor se refiere no solo al amor humano, sino también al amor hacia Dios y a la relación espiritual con Jesucristo.
El crecimiento exponencial de la iniquidad, como lo menciona Jesús, se puede confirmar en las noticias, en las redes sociales, en las complicadas relaciones entre las personas. Vivimos en un mundo en decadencia que se aleja cada vez más de los principios divinos.
Y la consecuencia directa de esto, como hemos visto, es el aumento del mal, además de una sociedad enferma, aterrorizada y sin esperanza. Pero la solución a todo este mal está disponible para quienes creen y buscan el amor de Dios. Solo a través de este amor alcanzamos la gracia de Jesucristo y el consuelo del Espíritu Santo.
¡Que arda el amor en tu corazón!
Practica el amor a diario. Solo el Amor, que es la esencia del cristianismo, es capaz de afrontar los desafíos ante el aumento del pecado y de la injusticia en el mundo.
Mantente firme en la presencia de Dios. Solo en él mantendremos nuestra capacidad de amar.
Ama a Dios sobre todo y ama a tu prójimo como a ti mismo. Esta es la solución para detener el crecimiento del mal en este mundo.
Fortalece tu comunión con Dios a través de una vida de oración y estudio de la Palabra. La búsqueda constante no solo nos acerca al Señor, sino que también nos permite vivir en amor, incluso en medio de una maldad cada vez mayor.
Testifica del verdadero amor: cuando vivimos vidas transformadas por el amor de Cristo, podemos ser testigos impactantes. Nuestro testimonio puede inspirar a otros a resistir el enfriamiento del amor, buscando más del Señor, para reflejar Sus virtudes en la práctica.
Para orar:
¡Señor Dios, mantén encendida y ardiendo la llama de tu amor en mi corazón! Ten piedad de todos tus hijos en el mundo, para que permanezcan firmes en ti, unidos por los lazos de tu amor lleno de bondad. Ante la frialdad de este mundo y rodeados de tanta maldad y pecados, buscamos tu gracia, Padre. Permítenos guardar tus mandamientos y obedecerlos, para que transmitamos tu esencia a todos los que encontremos. Que nuestro testimonio sea transformador, reflejando el amor que recibimos de ti, hacia todo aquel que aún no te conoce, Señor. En el nombre de Jesús, oramos. Amén.
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