Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Conoce lo que es bueno y haz el bien

 Así que comete pecado todo el que sabe hacer el bien y no lo hace. (Santiago 4:17)

Este versículo de Santiago 4:17 nos recuerda una verdad fundamental en la fe: la importancia de actuar de acuerdo con lo que sabemos que es correcto ante los ojos de Dios. 

En nuestras vidas, nos enfrentamos constantemente a elecciones entre el bien y el mal, entre la justicia y la injusticia. 

Santiago nos advierte que no basta con saber lo que es correcto; debemos actuar de acuerdo con ese conocimiento.

Hacer el bien es una expresión de amor y obediencia a Dios. 

Al ignorar el llamado a hacer el bien, pecamos. 

Este versículo nos recuerda que el pecado no se limita solo a las acciones incorrectas, sino que también incluye no hacer lo correcto. 

Por tanto, nuestra fe debe manifestarse a través de nuestras acciones benévolas, las palabras amables y los gestos compasivos.

Al vivir de acuerdo con ese principio, estamos alineando nuestra vida con la voluntad de Dios. 

Siempre debemos recordar que Dios nos da la capacidad de hacer el bien y que a través de nuestras acciones podemos ser testimonio vivo de su gracia y amor. 

Dejemos que Santiago 4:17 sea un recordatorio constante de que nuestra fe se autentifica por lo que hacemos, no solo por lo que creemos.

Haz el bien.

Practica la bondad diariamente, busca oportunidades para ayudar y hacer el bien a otras personas, siendo reflejo del amor de Dios en acción.

Atiende a tu conciencia y a tu conocimiento de las Escrituras, actuando conforme a los principios cristianos y evitando la omisión del bien.

Ora por guía y fortaleza para actuar con rectitud, permitiendo que la fe en Cristo se manifieste no solo en tus palabras, sino también por medio de acciones concretas.


Para orar:
Señor, ayúdame a actuar con amor y justicia, no solo a saber lo que es correcto. 

Que mis acciones reflejen mi fe en ti. Amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

Con Cristo, todo el año es un año nuevo

Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. (Filipenses 3:13-14) El final del año es por lo general un momento de conmemoración, aunque no para todos. Para algunas personas pensar en el próximo año puede causar desánimo: "da igual, todos los años son iguales". No todos actúan de la misma manera ante la expectativa de un año nuevo. La mejor manera de romper con el desánimo es ser sincero con Dios. No hay nada mejor que abrir el corazón y exponer tus expectativas antes del "cambio de año". Dios es misericordioso, él nos oye, y es eso lo que desea que hagamos. Solo el Espíritu Santo es capaz de calmarnos y de confortarnos. ¡Permítele que lo haga! Sé sincero contigo y reconoce todo lo que Dios ha hecho en tu vida. Desarrollar un corazón agradeci...