Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

¿Sensación o realidad?

Pastor Tony
A menudo, escuchamos decir: «La realidad es lo que sentimos».
Para los estadounidenses, esa idea tal vez nació el 26 de septiembre de 1960, fecha del primer debate televisado entre dos candidatos a presidente.
Frente a las cámaras, John Kennedy parecía controlado; Richard Nixon, nervioso. La sensación era que Kennedy sería un líder más fuerte.
Ese debate no solo definió aquella elección, sino que también cambió la manera de hacer política en los Estados Unidos.
La regla de la época se tornó en hacer política según las sensaciones.
A veces, la sensación es la realidad, pero no siempre; en especial, cuando se trata de Dios.
Mientras Jesús y sus discípulos cruzaban el Mar de Galilea en un pequeño barco pesquero, una tormenta repentina amenazaba hundirlo.
Jesús dormía, y sus seguidores, a punto de entrar en pánico, lo despertaron diciendo: «Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?» (Marcos 4:38).
La pregunta de aquellos hombres suena parecida a las nuestras.
A veces, me da la impresión de que la aparente inactividad de Dios es porque no le interesa lo que sucede.
Pero su cuidado de mí va mucho más allá de lo que yo puedo ver o medir. Nuestro Dios está profundamente atento a lo que nos preocupa.
Por eso, nos exhorta a dejar en sus manos todas nuestras cargas, «porque él tiene cuidado de [nosotros]» (1 Pedro 5:7).
Esta es la verdadera realidad.

Aunque no sintamos la presencia de Dios, su tierno cuidado nos rodea por completo.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...